Sociedad
El encierro también mata: la voracidad del femicida no cumple la cuarentena
Experto asegura: "Para el femicida, la mujer es objeto desechable cuyo destino puede ser una bolsa de residuos".
El hostigamiento comienza con un berrinche ante la respuesta negativa de la presa a no querer tener sexo, a no preparar la comida, a no tener la casa como su depredador pretende. Porque se vistió de tal o cual forma. Porque habló con alguien que a él no le agrada. Porque él "la mantiene", pero no la deja ir a trabajar. Él es así. Y en cuanto la presa se descuide, en cuanto menos lo espera, él ataca. Y la calla PARA SIEMPRE.
Según un estudio, "los femicidios crecieron exponencialmente durante la cuarentena en un promedio de un caso cada 27 horas", por eso InfoVeloz conversó con el psicoanalista Ricardo Antonowicz (MN 11556), quien una vez más nos brinda sus opiniones.
"El perfil del femicida se emparenta con los atributos del macho y cierta estructura paranoica. El femicida es el hombre impotente que sólo puede exhibir virilidad mediante uso de la fuerza", explicó el jefe de servicio de Psicología del Sanatorio Municipal Dr. Julio Méndez y coordinador de actividades asistenciales del hospital Borda.
"El femicida sale a la caza pero no actúa impulsivamente sino que su acto criminal está previsto. La irracionalidad está en su naturaleza. Usa en muchos casos sus manos como arma o instrumento de tortura. Ejerce violencia centrada en la mujer con la idea de transformarla en un objeto desechable cuyo destino podría ser una bolsa de residuos", concluyó.
La diferencia entre el femicida y las bestias, es que éstas últimas cazan para alimentarse.
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