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El encargo del Papa que rescata a Cristina

Por Carlos Pagni. El encuentro con Francisco modificó el sentido del viaje de Cristina Kirchner a esta ciudad.

Nota extraída del diario La Nación

El Papa pretendía que su red de Escuelas para el Encuentro, Scholas Ocurrentes, sea proyectada a escala internacional por la Argentina. Por eso, durante el almuerzo en Santa Marta, le pidió a la Presidenta que presente ese programa en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas pasado mañana. El ritual de esa exposición será acordado hoy, cuando ella visite al secretario general, Ban Ki-moon.

Scholas Ocurrentes, una asociación global de colegios para promover una "pedagogía de la paz", nació en Buenos Aires con el nombre Escuelas Vecinas. La fundaron el entonces arzobispo Jorge Bergoglio y el educador José María del Corral, que hoy preside Scholas en el Vaticano.

Del Corral fue el más sorprendido por la jugada de Bergoglio. Estaba por tomar un avión en Roma para regresar a Buenos Aires cuando tuvo que cambiar de destino. Ayer por la mañana deambulaba por Manhattan comprándose ropa para una estadía inesperada en la comitiva presidencial, que lo elevó a la categoría de estrella.

Es habitual que Francisco recurra a argentinos para llevar adelante algunos de sus principales proyectos. A comienzos de mes, por ejemplo, les encargó a Ricardo Romano -un dirigente que durante años estuvo al frente de las relaciones internacionales del PJ- y a José Luján y Mariano Conde, dos expertos en relaciones con China, entregar una carta al presidente Xi Jinping para instarlo a visitar la Santa Sede.

La invitación a "meditar y abogar juntos sobre una paz mundial duradera" fue recibida en Pekín por Xu Yicong, uno de los responsables de las relaciones con América latina, que fue embajador en Buenos Aires.

La jugada llama la atención por lo heterodoxa: Francisco dio un paso histórico en el acercamiento del Vaticano hacia China acompañado por tres compatriotas laicos. Con una curiosidad adicional: fue el peronista Romano quien terminó de convencer al secretario de Estado, Pietro Parolin, de enviar la carta.

El Papa acaba de delegar la presentación de una de sus propuestas sociales más relevantes en Cristina Kirchner. No fue el único camino para llegar al corazón de su huésped. Durante el encuentro en Santa Marta, le entregó varias bendiciones apostólicas: una para ella, otra para su hija Florencia, otra para Máximo y su familia y, la que más la conmovió, una dedicada a Néstor Kirchner.

La Presidenta quiso asegurarse el respaldo de Bergoglio en la disputa con los holdouts. Por ejemplo: antes del almuerzo le hizo llegar un artículo publicado el jueves pasado en The Wall Street Journal en el que se elogia a los multimillonarios que, como Paul Singer en la Argentina, combaten a gobiernos autoritarios. Ella quedó asociada allí al ruso Vladimir Putin y al turco Recep Erdogan. El envío fue sagaz: el Papa lleva un registro minucioso de cómo The Wall Street Journal ataca sus ideas económicas.

La cordialidad pontificia conmovió a todo el cortejo presidencial. Bergoglio dio a su invitada algunas claves para despejar malentendidos: el nombre de un arzobispo y de un laico que expresan sus posturas con mayor fidelidad. También destacó a dos peregrinos. Uno es el ascendente peronista Eduardo Valdés, con quien preparó la entrevista, una hora antes. El otro es Andrés Larroque, apodado "el Cuervo" por ser hincha de San Lorenzo, como el Papa. Sentimental, Larroque volvió a llorar cuando Francisco saludó por teléfono a su abuela, Francesca, de 96 años.

El kirchnerismo recibe una ayuda inestimable con estas demostraciones de cariño. Sobre todo porque otorgan una excusa más o menos aceptable a un giro político que, de otro modo, sería una manifestación de mero oportunismo. Hace un año y medio, cuando fue elegido jefe de la Iglesia, la señora de Kirchner apenas consiguió alegrarse porque había un "papa latinoamericano". Dentro de poco habrá que aclararle que no es un papa kirchnerista. Nada que sorprenda a quienes suelen escucharla en la Asamblea General: en las relaciones con Irán dio una vuelta de carnero semejante.

La presentación de Scholas Ocurrentes mejorará la performance de Cristina Kirchner en la ONU. Porque llevar los inconvenientes de la reestructuración de deuda a esa organización, que era el único objetivo original, es apenas más eficaz que someterlos a una convención mundial del Rotary. La ONU emitió una declaración que no obligará a nadie. En el extremo del optimismo, podría promover una convención sólo vinculante para los países que la suscriban.

Si la referencia al default del embajador interino de los Estados Unidos, Kevin Sullivan, no la hubiera enardecido, la Presidenta se habría enterado de un procedimiento más seguro para impedir que los holdouts obtengan en el futuro éxitos similares a los que lograron con la Argentina. En un pasaje inadvertido de sus declaraciones, Sullivan consignó que, a instancias del gobierno de su país, la International Capital Markets Association (ICMA), que reúne a los principales bancos y operadores de bonos del planeta, recomendó un nuevo marco regulatorio para que, en adelante, las emisiones de deuda incluyan cláusulas de acción colectiva por las cuales las minorías carezcan de poder de veto en las reestructuraciones.

La ICMA emitió esa recomendación, que alcanza a 450 instituciones internacionales, el 29 de agosto pasado, como consecuencia de los inconvenientes que causó la cláusula pari passu convalidada por el juez Thomas Griesa. En vez de Sullivan, debió ser Cecilia Nahon, la embajadora en Washington, quien comunicara a la Presidenta la noticia. Ese pronunciamiento es, acaso, la derrota más importante que ha tenido el negocio de los holdouts. Pero la Presidenta no lo aprovechó, entusiasmada por pronunciar un alegato ante la ONU que, además de tardío, se ha vuelto abstracto.

Cuando se trata de cuestiones técnicas, a la señora de Kirchner se le escapan hasta las victorias. Su gestión navega por grandes lagunas informativas. Por ejemplo, denunció al fondo Blackrock por conspirar con American Airlines. Ya lo había señalado por ser accionista de la empresa Donnelley. ¿Nadie le explicó que Blackrock también es accionista de la YPF de Miguel Galuccio y Doris Capurro? ¿O también ellos son parte del complot?

TODO ESTUDIADO

Con la deuda sucede algo parecido. La ardiente retórica con que la Presidenta trata el problema oculta mal la exhibición de incompetencia de su ministro de Economía. A Axel Kicillof, que tenía todo estudiado, no se le ocurrió negociar la cláusula RUFO con los bonistas de los canjes. No previó, cuando excluyó al Bank of New York, que Nación Fideicomisos no cumplía los requisitos para reemplazarlo. Tampoco tuvo en cuenta que ningún banco internacional se prestaría a eludir una sentencia norteamericana. No consultó al gobierno de Francia antes de fijar a París como sede alternativa de pago. No logró que los grandes tenedores de bonos acepten el nuevo domicilio. No consiguió un gran desembolso de dólares de China, cuyo gobierno teme sufrir un embargo en los bancos neoyorquinos. Ajeno a los detalles de una especialidad que desconoce, Kicillof se aferró hace dos miércoles, en el Harvard Club, a una idea que había leído en una nota de Alfonso Prat-Gay, la semana anterior: que el Tesoro recompre los bonos de jurisdicción estadounidense. A pesar de tantos fracasos, Kicillof asegura a los empresarios que en enero resolverá el conflicto con los holdouts. No explica cómo ni por cuánto.