El ejericio de recordar
* Por Daniel Lipovetzky. El día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, es una oportunidad para afianzar en la sociedad y en el Estado la noción misma de derechos humanos.
Es una ocasión para enfatizar que estos derechos se diferencian de otros porque son universales y les pertenecen a todas las personas, con independencia de nacionalidad, origen cultural, ideología o religión. Este enunciado contiene principios básicos que son condición necesaria para la vida en democracia.
En relación a la última dictadura militar, la magnitud del horror, las detenciones arbitrarias, las torturas, la desaparición forzada de personas y el robo de niños y niñas hijos de los detenidos desaparecidos, como prácticas genocidas masivas y sistemáticas no pueden olvidarse y es deber del Estado promover la memoria sobre lo ocurrido en ese período de la historia.
La elaboración de ese pasado se realiza necesariamente mediante el recuerdo, a través de preguntas que nos interpelen como sociedad y como individuos. ¿Qué fue el terrorismo de Estado; cómo fue humanamente posible la desaparición masiva de personas y la apropiación de niños y niñas; cuál fue el destino de las víctimas; cuál fue el proyecto político y económico de la dictadura; qué responsabilidad tenemos como sociedad sobre el pasado reciente? En definitiva, por qué recordar.
En relación a las víctimas del holocausto Elie Wiesel señaló en 1989, ¿Quieren saber cuál fue su destino? No, la pregunta, no tiene lugar. Ustedes tienen la obligación de saber. Dar la espalda a este capítulo de la historia significa el deseo de olvidar. Y todo aquel que olvida se convierte en cómplice del enemigo. Olvidar a las víctimas es semejante a matarlas nuevamente.
Con una escala diferente, el holocausto proporciona una lente con la cual mirar acontecimientos como el Terrorismo de Estado en la Argentina, que ponen en juego valores fundamentales como la vida humana, la dignidad, la integridad física, la libertad de pensamiento, el respeto de la noción misma de derechos humanos.
La memoria, el ejercicio de recordar es una forma de asegurar la vigencia de los derechos humanos. Una sociedad que recuerda está alerta al ejercicio del poder autoritario y a la violencia que genera la vulneración de estos derechos.
Durante el año 2010, casi diez mil alumnos de escuelas de la ciudad y todo el país visitaron el Parque de la Memoria - Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado ubicado en Costanera Norte, en el marco de la propuesta educativa que brinda el Parque y gracias a las actividades que desarrollan los docentes para la enseñanza de los contenidos curriculares vinculados. Es fundamental resaltar el trabajo educativo, porque es la escuela quien se ha ocupado históricamente de la transmisión de la memoria. Los niños y jóvenes están siendo educados en un contexto marcado por un pasado reciente que ha dejado huellas en la sociedad que sólo pueden ser superadas desde la reparación y no desde el olvido. Pero, no sólo la escuela educa, ni sólo los niños y jóvenes son educables, es responsabilidad de todos conocer nuestra historia y nuestros derechos.
Este día nos da la oportunidad como sociedad de recordar todas las formas de resistencia que tuvieron lugar durante la última dictadura, que desafiaron la represión, la censura, el silencio, mediante pequeños actos de la vida cotidiana; ocultando libros prohibidos, cambiando sus tapas, manteniendo la discusión y el debate de ideas en pequeños espacios o enfrentándose al poder a través de las organizaciones de trabajadores, de derechos humanos o de colectivos de artistas por citar algunos ejemplos. El 24 de marzo, es el día de todos, un día para pensarnos como sociedad recuperando el pasado para construir un futuro donde los derechos fundamentales, sean definitivamente los cimientos incuestionables de una sociedad democrática e inclusiva.
En relación a la última dictadura militar, la magnitud del horror, las detenciones arbitrarias, las torturas, la desaparición forzada de personas y el robo de niños y niñas hijos de los detenidos desaparecidos, como prácticas genocidas masivas y sistemáticas no pueden olvidarse y es deber del Estado promover la memoria sobre lo ocurrido en ese período de la historia.
La elaboración de ese pasado se realiza necesariamente mediante el recuerdo, a través de preguntas que nos interpelen como sociedad y como individuos. ¿Qué fue el terrorismo de Estado; cómo fue humanamente posible la desaparición masiva de personas y la apropiación de niños y niñas; cuál fue el destino de las víctimas; cuál fue el proyecto político y económico de la dictadura; qué responsabilidad tenemos como sociedad sobre el pasado reciente? En definitiva, por qué recordar.
En relación a las víctimas del holocausto Elie Wiesel señaló en 1989, ¿Quieren saber cuál fue su destino? No, la pregunta, no tiene lugar. Ustedes tienen la obligación de saber. Dar la espalda a este capítulo de la historia significa el deseo de olvidar. Y todo aquel que olvida se convierte en cómplice del enemigo. Olvidar a las víctimas es semejante a matarlas nuevamente.
Con una escala diferente, el holocausto proporciona una lente con la cual mirar acontecimientos como el Terrorismo de Estado en la Argentina, que ponen en juego valores fundamentales como la vida humana, la dignidad, la integridad física, la libertad de pensamiento, el respeto de la noción misma de derechos humanos.
La memoria, el ejercicio de recordar es una forma de asegurar la vigencia de los derechos humanos. Una sociedad que recuerda está alerta al ejercicio del poder autoritario y a la violencia que genera la vulneración de estos derechos.
Durante el año 2010, casi diez mil alumnos de escuelas de la ciudad y todo el país visitaron el Parque de la Memoria - Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado ubicado en Costanera Norte, en el marco de la propuesta educativa que brinda el Parque y gracias a las actividades que desarrollan los docentes para la enseñanza de los contenidos curriculares vinculados. Es fundamental resaltar el trabajo educativo, porque es la escuela quien se ha ocupado históricamente de la transmisión de la memoria. Los niños y jóvenes están siendo educados en un contexto marcado por un pasado reciente que ha dejado huellas en la sociedad que sólo pueden ser superadas desde la reparación y no desde el olvido. Pero, no sólo la escuela educa, ni sólo los niños y jóvenes son educables, es responsabilidad de todos conocer nuestra historia y nuestros derechos.
Este día nos da la oportunidad como sociedad de recordar todas las formas de resistencia que tuvieron lugar durante la última dictadura, que desafiaron la represión, la censura, el silencio, mediante pequeños actos de la vida cotidiana; ocultando libros prohibidos, cambiando sus tapas, manteniendo la discusión y el debate de ideas en pequeños espacios o enfrentándose al poder a través de las organizaciones de trabajadores, de derechos humanos o de colectivos de artistas por citar algunos ejemplos. El 24 de marzo, es el día de todos, un día para pensarnos como sociedad recuperando el pasado para construir un futuro donde los derechos fundamentales, sean definitivamente los cimientos incuestionables de una sociedad democrática e inclusiva.