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El dolor de Denise Dumas al hablar de la muerte de su hermana

La conductora dejó a todos impactados al contar la terrible pérdida que sufrió cuando era una niña.


No hay dudas de que Denise Dumas es una de las figuras más destacadas del mundo del espectáculo, y es que se trata de una de las más queridas por la gente. Si bien la modelo ha sabido cosechar el amor del público gracias a su jocosa personalidad, en una reciente entrevista se animó a dejar ver su lado más vulnerable y habló de su historia como nunca.

Sincera como pocas veces, Denise Dumas recordó el fallecimiento de su hermana, hecho que cambió para siempre la historia de su vida. Janine tenía 16 años, cinco más que ella, y tras recibir por primera vez el permiso de sus padres para salir de noche, sufrió un accidente en Avenida del Libertador. "'Tranquila, Janine sufrió un accidente’", le dijeron a la modelo en medio de la noche.

“Para ese entonces, y desde las 2, en la casa había corridas y un fuerte bullicio de gente que se había reunido a lo largo de la madrugada. Fue un destino inevitable. Te resultará muy ridículo lo que voy a contar. Pero hasta ese momento, en mis rezos diarios, yo pedía solo dos cosas: Que nuca se me metiese una cucaracha en mi cuerpo y que jamás se muriese alguien de mi familia”, recordó Denise Dumas.

“Aunque, al ser tan niña, la muerte no era ni siquiera una posibilidad. Con el tiempo fui dándome cuenta de que ese episodio no estaba tan acomodado como yo creía. Y hoy, ya de grande, lamento la muerte de Janine aún mucho más que aquel entonces. Y revivo ese dolor de otra manera: Como una gran injusticia. No hay día que no hable de Janine”, manifestó la modelo.

“Era muy buena alumna pero lo terminé a las piñas. No sé cuándo dejé de llorar antes de entrar… Y a jardín ni siquiera pudieron mandarme. Y en medio de cada llanto, yo, que estaba en primer grado, pedía ir a la clase de Janine, que estaba en sexto. Cada vez que en su aula se escuchaba golpear la puerta y en la ventanita calada no se veía a nadie, ella pensaba: ‘¡Uy, otra vez!’. A mí me fascinaba pasar las mañanas sentada en su banco y rodeada de sus amigas”, rememoró.

“Mamá me había prometido la muñeca Rosaura solo si llegaba al mes de agosto sin llorar. Y mi hermana fue la cómplice de mis mentiras para que pudiera conseguirla. Ella era muy santa y yo la volvía loca. Dormimos juntas hasta un año antes de su muerte… Y todo lo que siguió fue terrible. Al principio no sabes para donde correr», continuó Denise Dumas.

«Es raro ver ese cuarto vacío en la casa…. ¿Cuándo se entra a sacar todo? La vida va haciéndose muy difícil de llevar. Muy difícil. Dejé de creer en muchas cosas. Entendí que todo dependía más de nosotros mismos. Tal vez por el contrario de lo que suele sucederle a la gente que atraviesa un dolor tan grande, buscando aferrarse a la fe… ¿No? A mí no me cuadraba en el razonamiento y me preguntaba: ‘¿Por qué Dios nos hizo esto?’ Claro… Ahora, con creencias más adultas pero no tan grandes (porque me encantaría que fuesen enormes) puedo entender que ese ‘algo superior’ que existe por ahí, no está en esas cosas”, cerró.

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