El doble discurso de Hugo Chávez
Un documento de un prestigioso instituto revela las relaciones entre el presidente venezolano y la guerrilla colombiana.
El respetado Instituto Internacional de Estudios Estratégicos acaba de publicar, en Londres, una obra de investigación y análisis que no deja dudas acerca de la duplicidad, la mendacidad y las vinculaciones íntimas de Hugo Chávez con la insurgencia marxista colombiana, tanto las FARC como el ELN.
No se trata de una sorpresa, sino de una confirmación. Es que Chávez se presentaba insistentemente como presunto negociador neutral interesado en la paz cuando no lo era. Peor aún, convocaba cínicamente a otros mandatarios de la región a cooperar con sus "esfuerzos", cuando, según distintas investigaciones, tenía toda suerte de conexiones íntimas con las FARC, a las que los hombres de su gobierno y sus fuerzas armadas proveían santuario, tránsito libre, documentación personal apócrifa y entrenamiento operativo, alternativas de financiamiento, posibilidades de beneficiarse con el narcotráfico, protección personal para sus dirigentes y posibilidades de comprar armas mediante contactos con proveedores extranjeros.
Tampoco quedan dudas acerca de los objetivos de su intenso quehacer político en la región, constantemente coordinado con la dictadura cubana, en abierta violación del principio de "no intervención" en los asuntos internos de otros Estados.
La lectura del trabajo comentado daña asimismo la imagen del actual presidente de Ecuador, Rafael Correa, cuya primera campaña, de acuerdo con la documentación secuestrada a las FARC, habría recibido financiamiento de esa organización.
La obra, titulada Los Archivos de las FARC: Venezuela, Ecuador y el Archivo Secreto de Raúl Reyes, está prolijamente editada. Con rigurosidad académica y sorprendentes fotografías, sus 240 páginas cautivan de inmediato al lector. En la contratapa, un CD adjunto provee todos los textos crudos de la documentación secuestrada sobre los que la institución académica basó su labor.
La obra se basa ciertamente en el estudio de la documentación secuestrada por las fuerzas armadas colombianas en la llamada "Operación Fénix", en marzo de 2008.
Reyes tenía en su poder documentación que describía tres décadas completas de operaciones de las FARC. La autenticidad e integridad de esta documentación ha sido certificada sin reservas por Interpol.
El trabajo analiza la evolución estratégica y la acción de las FARC y, con todo detalle, su intenso despliegue internacional, tanto en la región como en el resto del mundo. La vinculación con Chávez se remonta a 1992, cuando se produjo la asonada golpista de Chávez contra el presidente Carlos Andrés Pérez, antes de su acceso al poder. Ya en 1999 la relación de Venezuela con las FARC operaba sobre la base de un detallado "memorando de entendimiento" suscripto entre la administración de Chávez y las FARC. Desde entonces, la intimidad entre ambas partes ha sido casi constante.
Entre las denuncias más graves contenidas en la obra comentada hay dos verdaderamente alarmantes. El entrenamiento en técnicas de guerrilla urbana por parte de las FARC a las milicias venezolanas provenientes de los llamados Círculos Bolivarianos y, peor, la utilización de sicarios provistos por las FARC para realizar asesinatos de opositores a Chávez en el territorio de Venezuela.
Quizás por todo esto es que Chávez finge ahora una suerte de poco creíble cambio de rumbo en virtud del cual, pese a las airadas protestas de las FARC, acaba de extraditar a Colombia a uno de los dirigentes más buscados de la organización terrorista, Joaquín Pérez Becerra.
Quizás porque sabe que, con las comprobaciones sobre su relación con las FARC, se abren para él dos caminos sumamente complejos. Uno vinculado con su papel en posibilitar el narcotráfico y el lavado de dinero, ya transitado por el ex presidente de Panamá Manuel Noriega. Y el otro relacionado con su ahora clara complicidad con los crímenes de guerra cometidos por las FARC contra civiles inocentes, que son ciertamente delitos de lesa humanidad ocurridos durante el conflicto armado interno que azota a Colombia desde hace más de tres décadas. No sería extraño que, por esto último, el fiscal del Tribunal Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, lo tenga que investigar.
Los organismos regionales y los países de América latina no pueden dejar de tener en cuenta el trabajo comentado, que deja totalmente al desnudo la tremenda falsedad y la duplicidad en el andar de Hugo Chávez, denunciando dónde está parado, más allá de las cortinas de humo. Lo revelado confirma, creemos, que el líder venezolano constituye una grave amenaza para la paz y seguridad de toda la región.
Frente a lo descripto, nuestro país debería tomar en cuenta por lo menos dos realidades. La primera confirma una vez más aquello de que la duplicidad y las manipulaciones tienen vida corta y que, al final, la verdad suele aflorar. La mendacidad ha imperado por demasiado tiempo también entre nosotros, como lo evidencia la larga convivencia de nuestra sociedad con episodios realmente escandalosos, como el del Indec. Es hora de corregir esa conducta. La segunda es que la estrecha relación que nuestro país ha mantenido durante la era kirchnerista con Venezuela, lejos de mejorar nuestra imagen exterior, la deteriora seriamente.