El día que la Negra Vernaci quiso ser botinera: persiguió a uno de los mellizos Barros Schelotto
La locutora confesó que compartió una fiesta con los mellizos y a la salida lo siguió con el auto, pero impensado ocurrió.
El mundo de las botineras es cada vez más grande, pero Elizabeth Vernaci confesó que estuvo muy cerca de ser parte de este mundo. La locutora confesó una anécdota con los mellizos Barros Schelotto en una fiesta y con Humberto Tortonese de acompañante.
En su programa radial, la Negra empezó a contar la historia: "Ya hace años que nos gustaban los dos, Gustavo y Guillermo. Humberto y yo tuvimos la suerte de verlos y los dos siempre estaban juntos. La última vez que los vemos en un ascensor hubo algo más picante, entonces cuando me subo al auto le digo: 'Vamos Beto, sigámoslos´".
Y continuó: "Lo empezamos a seguir, vamos por Libertador, él en su camioneta con vidrios polarizados, no le tocamos bocina, nada; nosotros muy discretos. Eramos enloquecidos pero discretos. Y, de golpenos ponemos a su lado y vemos una cabecita que se levanta del asiento del acompañante. Rubia, modelo, joven, hermosa que también estaba en la fiesta. No había manera de competir. Nosotros agachamos la cabeza, doblamos en ´U´ y volvimos a la fiesta".
Por último, la Negra contó con cierta decepción y un poco de humor: "Nadie sabrá nunca de ese affaire. No somos chimenteros estábamos calientes nada más. Nos sabíamos cuál de los dos era porque uno se fue para un lado y el otro para el otro".
En su programa radial, la Negra empezó a contar la historia: "Ya hace años que nos gustaban los dos, Gustavo y Guillermo. Humberto y yo tuvimos la suerte de verlos y los dos siempre estaban juntos. La última vez que los vemos en un ascensor hubo algo más picante, entonces cuando me subo al auto le digo: 'Vamos Beto, sigámoslos´".
Y continuó: "Lo empezamos a seguir, vamos por Libertador, él en su camioneta con vidrios polarizados, no le tocamos bocina, nada; nosotros muy discretos. Eramos enloquecidos pero discretos. Y, de golpenos ponemos a su lado y vemos una cabecita que se levanta del asiento del acompañante. Rubia, modelo, joven, hermosa que también estaba en la fiesta. No había manera de competir. Nosotros agachamos la cabeza, doblamos en ´U´ y volvimos a la fiesta".
Por último, la Negra contó con cierta decepción y un poco de humor: "Nadie sabrá nunca de ese affaire. No somos chimenteros estábamos calientes nada más. Nos sabíamos cuál de los dos era porque uno se fue para un lado y el otro para el otro".