El día que la familia de Pablo Escobar Gaviria llegó a la Argentina
La mujer y los hijos del líder del cartel de Medellín llegaron a Buenos Aires de incógnito, pero fueron descubiertos.
Para darle un poco más de verosimilitud a la historia, Ontivero le contó al juez federal Gabriel Cavallo que él había trabajado 11 años en la División Drogas Peligrosas y que por eso conservaba tan fresca en su memoria la imagen de la viuda del máximo narco de toda la historia. Por naif que parezca, la principal causa judicial contra los herederos de Escobar -que seis años después terminó archivada sin un condenado- comenzó así y llenó 7000 páginas, en 36 cuerpos.
Pablo Escobar Gaviria y familia. Todos se cambiaron la identidad tras la muerte del capo narco. El hijo, Juan Pablo, ahora se llama Sebastián Marroquín. Su viuda, María Victoria Henao Vallejo, ahora es María Isabel Santos. Su hija, antes Manuela, ahora Juana.
La existencia de un supuesto hijo ilegítimo del capo colombiano viviendo en Buenos Aires con su madre, una autoproclamada agente de la DEA; las amenazas y extorsiones que sufrió la viuda de "Don Pablo" a manos de un contador que era su amante y el abogado de éste, Víctor Stinfale, quien logró zafar de los cargos firmando una probation; los documentos oficiales que acreditan que el gobierno argentino siempre supo que la familia de Pablo Escobar se escondía aquí con nuevas identidades provistas por el gobierno colombiano. Todo está en la causa 13.186/99.
Para empezar a contar esta historia, antes que nada hay que aclarar algo. De todo el grupo familiar del jefe del cartel de Medellín, sólo dos personas fueron detenidas y procesadas en la Argentina: su esposa, Victoria Eugenia Henao Vallejo (que permaneció presa 17 meses), y su hijo Juan Pablo Escobar.
A ellos se los acusó de usar identidades falsas (María Isabel Santos Caballero, actualmente de 57 años, y Sebastián Marroquín, de 41) y de lavar en la Argentina dinero del narcotráfico a través de la empresa Galestar (fundada en Uruguay) más la compra de un terreno en la zona de Puerto Madero (hoy investigado en una nueva causa) y otros en el country Las Praderas, de Pilar. De todo quedaron sobreseídos, porque la fiscalía no quiso acusarlos. Pero en el camino quedó documentado el derrotero de su éxodo a la Argentina a fines de 1995.
El primer detalle curioso es una causa fantasma, de la que nunca se obtuvieron detalles. Según consta en el expediente iniciado en 1999, tres años antes (mayo de 1996) el juzgado federal de Mercedes abrió otra causa, la 46.584, por infracción a la ley de drogas, en el marco de la cual pidió los antecedentes internacionales de María Isabel Santos Caballero. Pero nunca pasó nada con esta investigación ni se aclaró en qué circunstancias se había iniciado. Lo cierto es que ya alguien había dado el alerta.
Además, otros tres documentos desmienten la versión del oficial Ontivero sobre el el descubrimiento casual de Santos Caballero en el semáforo de Núñez. Aunque todos los organismos oficiales (Migraciones, Cancillería, SIDE) informaron oficialmente al juez Cavallo que no existía acuerdo alguno entre países para recibir a la familia de Pablo Escobar, en la foja 1001 se hace referencia a una entrevista concretada el 23 de noviembre de 1995 entre el embajador de Argentina en Colombia, Hernán Massini Ezcurra, y el canciller colombiano Rodrigo Pardo, quien lo convocó a su despacho en Bogotá.
"En la conversación, señala Massini Ezcurra en su cable, el ministro colombiano le transmitió 'por indicación del presidente Samper' que la familia del fallecido narcotraficante Pablo Escobar había salido de Colombia 'con nuevas identidades, según documentación que les fuera otorgada por las autoridades colombianas'. Que dichas personas 'no tienen procesos pendientes en Colombia' y que podrían encontrarse en Argentina", dice el oficio que el director de Asuntos Jurídicos de la Cancillería le envió al juez Cavallo el 22 de noviembre de 1999.
Cinco días después de esta comunicación oficial al juez, el propio Massini Ezcurra declaró como testigo en la causa y contó que luego de ser informado del viaje de la familia de Escobar a la Argentina "emitió un telegrama al canciller -Guido Di Tella- conteniendo la información".
Entonces "fue llamado por el secretario privado del canciller, Alejandro Daneri, para saber si tenía alguna información adicional (....). De la misma manera fue a verlo el delegado de la SIDE en Colombia para conocer si tenía información adicional sobre esta familia, a quien le dio la misma respuesta negativa".
Tal vez esa información primaria tuvo algo que ver con la misteriosa causa fantasma abierta en 1996 en la Justicia de Mercedes, que quedó en la nada. La propia viuda de Pablo Escobar siempre fue muy discreta respecto de un supuesto "pacto" para ser admitida en Argentina salvo cuando, en el marco de una causa civil, se presentó ante el despacho de la jueza Noemí Binda con su abogado para pedir que le retiraran una caución real en una causa en la que ella reclamaba la devolución de un bien a sus antiguos socios.
Lo que Santos Caballero -y sobre todo su abogado- le dijeron entonces a Binda lo contó la propia jueza en un escrito enviado al juez Cavallo el 3 de marzo de 2000. Según ella, el abogado de la colombiana "adujo que la actora era una suerte de asilada de nuestro país, en el que se sentía muy cómoda y quería seguir viviendo junto con sus hijos menores, haciendo constante mención a una niña muy joven", recordó Binda.
En esa entrevista, realizada el 16 de noviembre de 1999 -un día antes de que Santos Caballero fuera detenida por Gabriel Cavallo-, el abogado de la viuda "añadió que su cliente revestía la calidad de testigo protegida y al ingresar al país, sola, inexperta y mal aconsejada, se había rodeado de un grupo de personas que la habían perjudicado económicamente".
Y , según afirmó la jueza Binda, este abogado fue aun más allá: "Declaró que había entrado al país de forma totalmente legal, en el marco de convenios internacionales sobre el narcotráfico, hablando de un acuerdo entre Colombia y Argentina y refiriéndose a una intervención de la DEA".
Para cuando cayeron presos, con gran escándalo, a fines de 1999, María Isabel Santos Caballero ya había realizado varias inversiones inmobiliarias y montado en su casa un negocio de confección de toallas y sábanas. Además, tomaba cursos de coaching y se analizaba periódicamente "para no confiar tanto en la gente". Sebastián Marroquín ya se había recibido de diseñador industrial y su hermana menor había olvidado el pasado familiar y asistía a la secundaria en un reconocido colegio porteño.
Por todo esto, tras ser sobreseídos en 2005, decidieron quedarse en nuestro país e incluso la viuda de Escobar logró nacionalizarse argentina con nueva identidad. Durante años, ella y sus hijos vivieron cultivando el bajo perfil y proclamándose pacifistas. Pero ahora su pasado y sus contactos parecen haberla cercado nuevamente.
La indagatoria por lavado
La viuda y el hijo de Pablo Escobar Gaviria quedaron involucrados en una causa por lavado de dinero del narcotráfico y por este cargo fueron llamados a declaración indagatoria para los próximos días por el juez federal de Morón Néstor Barral.
A ambos se los acusa de haber cobrado una comisión de cerca de 100.000 dólares por hacer de nexo entre el abogado y empresario Mateo Corvo Dolcet y el colombiano Jose Piedrahita Ceballos, detenidos actualmente.
La fiscalía sostiene que sabían que se trataba de dinero narco y que el objetivo era lavarlo a través del megaproyecto inmobiliario que Corvo Dolcet estaba montando en Pilar. En este expediente también indagarán al ex futbolista de Boca Mauricio "Chicho" Serna.
El 3 de diciembre de 1993, sobre un techo de tejas españolas de una casa del centro de Medellín, policías colombianos -con asesoramiento estadounidense- mataron al delincuente más temido de todos los tiempos en este país: Pablo Escobar Gaviria.
Ese día también marcó el desmantelamiento de la mafia narco más poderosa que haya existido en Colombia: el cartel de Medellín. El capo llegó a ser diputado y ordenó una decena de magnicidios.
Fuente: Clarín.