El destape hot de las dirigentes libertarias y las exuberantes formas de hacer política
Las mujeres de La Libertad Avanza rompen las solemnes reglas de la política tradicional y se muestran en bikini en redes sociales. ¿Estrategia o espontaneidad? Qué hay detrás de esta ola de destapes.
Por Alejandra Fernández Guida
Extraída de Clarín
Lilia Lemoine posa con su bikini de voladitos blancos atravesada por rayos de iluminación natural de alguna hora dorada en Mina Clavero. Es la primera foto de un álbum que busca promocionar los paisajes de Córdoba. Pero a juzgar por los casi 1.500 comentarios, las curvas de Lemoine pueden más que las virtudes naturales de las tierras serranas.
“Viva la libertad carajo”
“Tráiganme una urna”
“Es exactamente lo que voté”
En esta segunda temporada de verano de Milei en la Rosada, las chicas libertarias salieron al destape. Posan en sus redes en malla al borde de una pileta, entrando a un jacuzzi o tomando sol potenciadas por el límite difuso de los filtros, las cirugías y la bendita genética. Nada que no abunde en las redes sociales en estas fechas calientes. La novedad no está en los cuerpos en bikini, está en las formas de hacer política.
Lourdes Palavecino es una influencer y modelo que fue candidata en la lista de diputados nacionales de La Libertad Avanza por la provincia de Buenos Aires. No llegó a ganar la banca, pero está siempre orbitando cerca de los círculos de poder libertario. Lu, como se presenta en redes, fue hot mucho antes de entrar en el radar de la política. En sus producciones se imponen los labios carnosos rojos, los escotes y las imágenes fabricadas con inteligencia artificial.
“Femenina si, feminista no”. Allí donde despliega su sensualidad, Lourdes expone la primera clave para entender el destape libertario: nada tiene que ver con el empoderamiento de las mujeres. La mayoría de estas dirigentes se define como antifeministas y no hay discursos de autoaceptación detrás de las imágenes de estos cuerpos hegemónicos.Hace algunos meses, la diputada por Córdoba María Celeste Ponce hizo un provocativo ingreso a la fiesta libertaria de La Derecha Fest con stilettos blancos, camperita a la cintura y unos jeans ajustadísimos que lucían dos frases pintadas en sus bolsillos traseros: “¿Qué mirás, bobo?” y “Abajo el feminismo”. Es la misma legisladora que antes de cada sesión en el Congreso suele posar en las redes sus sensuales outfit. ¿Los comentarios de la tribuna? Los locales celebran con piropos, los visitantes gritan frivolidad. Si el objetivo político es provocar, a su juego las llamaron.
Quizás una respuesta política al destape de las muchachas libertarias esté en su propio origen como dirigentes. Las trad-leaders de la política argentina eran mujeres formadas en el barro y a los codazos a lo largo de años de militancia dominada por varones. Mujeres solemnes, mujeres austeras, mujeres masculinizadas. En cambio, la tierra en los zapatos de las chicas de Milei son las redes sociales. Ellas eran influencers antes de ser políticas y ahí profundizan su militancia. Y ya se sabe, no hay decálogo de protocolo y ceremonial para sumar seguidores y convertirse en tendencia.
Leila Gianni, otra que se destapó este verano, navega bien las aguas de la vieja y la nueva política. La exfuncionaria de Capital Humano, que dejó ese ministerio para trabajar en el armado de la LLA en el conurbano, se hizo conocida por pelearse a gritos e insultos con Juan Grabois en los pasillos de Comodoro Py. Pero su historia en la política empezó mucho antes: fue funcionaria del kirchnerismo, de Cambiemos y militó la candidatura de Sergio Massa. Provocativa, hoy no duda en ponerse la gorra de Las Fuerzas del Cielo cada vez que puede.
En ella confluyen la estética sexy libertaria y la de las pibas para la liberación. Por estos días se muestra recorriendo basurales en Villa Celina o chapoteado en el barro de algún barrio de La Matanza, pero también con selfies hot que despiertan a la platea. De hecho, este verano subió su foto en bikini mirando al horizonte y dejando ver sus atributos en frente y dorso. Si sus posteos en Instagram suelen sumar unos 1.500 likes, esta foto cosechó más de seis mil.
“En la oficina hoy, trabajando en lo que se viene. Mientras la Casta está de vacaciones, pasillos solitarios. VLLC”. El tuit es de Juliana Santillán, la diputada que tiene la tarea de instalar las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en el fútbol argentino. El mensaje viene acompañado por una foto de ella – que se banca una selfie como pocas- mirando reflexiva a cámara mientras sostiene una lapicera. Pero claro, hacía pocos días, nomás, se había mostrado en un jacuzzi en Mar del Plata y en el cerro Campanario, en Bariloche, y en los comentarios no se la dejaron pasar. No importa demasiado, si la ecuación es sumar seguidores, provocar reacciones, generar controversia… La base está.
Al destape de una época
Envuelta en un tapado de visón que sólo dejaba lucir la desnudez de sus hombros y parte de su pecho, pero que sugería mucho más, la entonces secretaria de Medio Ambiente María Julia Alsogaray definía hace 35 años, con una foto sensual y controvertida en la revista Noticias, el rumbo político definitivo que iba a tomar el gobierno de Carlos Menem. Aunque no se pueda medir en “me gusta” ni comentarios, aquella tapa de 1990 generó tanta polémica que con los años se convirtió en la imagen estampa de la frivolidad y la farandulización menemista.
En los libros de historia de los destapes hay uno reciente que provocó un revuelo propio de otro siglo. Allá por el verano de 2013, la entonces diputada de Libres del Sur Victoria Donda se mostró haciendo campaña en bikini en las playas de Mar del Plata junto a Prat Gay. Enfrentada al kirchnerismo, le pegaron de todos lados. "Si llamó la atención es porque tenemos a una parte de la sociedad que está muy acostumbrada a la hipocresía en la política", contestó a las críticas. Una respuesta que podrían repetir 12 años después las dirigentes libertarias.
Sin teorizar demasiado, quizás estos destapes de la era Milei sólo respondan al manual de una buena influencer: mostrarse transparentes y espontáneas. Pero si esa respuesta no alcanza un estatus político elevado, hay otra posible intencionalidad: la seducción y la conquista como una táctica de poder. Algo así como una auto-cosificación consciente.
Si la política tradicional reprimió a las mujeres detrás del trajecito serio y la sensualidad reservada a lo privado, tal vez estas dirigentes vinieron a fracturar esa lógica. Porque ya lo dijo Pablo Stefanoni, la rebeldía se volvió de derecha.
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