El derrumbe de Villa Gesell, una tragedia evitable
El edificio colapsado tenía algunos problemas estructurales, que empezaban en los cimientos y eran de vieja data. A estos inconvenientes se le sumaron dos obras clandestinas simultáneas con maquinaria pesada, obreros trabajando y el peso sobre el lugar. Fue el cóctel perfecto para que la estructura colapsara.
Las fallas de vieja data, quedaron en evidencia a partir de las declaraciones incorporadas a la causa y de documentación que analiza la fiscalía, que no es otra que la que investigó a los rugbiers que asesinaron a Fernando Báez Sosa.
Se tiene la certeza que se desarrollaban dos obras de refacciones en simultáneo, con arquitectos independientes, cada una con obreros independientes y con capataces o contratistas independientes. Una de las obras se desarrollaba en la parte del ascensor y la otra eran los trabajos, supuestamente menores, y que fue donde se produjo el derrumbe.
En la declaración indagatoria de los primeros cuatro detenidos, uno de los sospechosos admitió ser contratista junto con su padre. Admitió que él pagaba a los obreros y que a él no se notificó de la paralización de la obra dispuesta por la Municipalidad de Villa Gesell. Y este punto es muy importante ya que dijo que “no se notificó” de la paralización de la obra: se refería a que él no firmó la cédula de notificación emitida por los inspectores municipales.
En las últimas horas, se presentaron ante la Justicia los dos arquitectos a cargo de los trabajos de refacción en el hotel derrumbado. Una situación llamó la atención a los investigadores, una de las profesionales tiene una constructora en Mar del Plata y “constituyó sede en una cochera”. Según se pudo reconstruir, hasta el momento, uno de los profesionales investigados es quien contactó a los capataces. “Todo sin contratos de locación, monotributistas y facturan con comprobantes tipo C contra pago por transferencia”, todo muy precario y trucho como se estila decir en estos tiempos.
Se esperan los resultados de las pericias, que se realizarán en la escena del derrumbe para tener mayores precisiones sobre las causas que motivaron que la estructura se viniera abajo. Se apunta a conocer, el accionar de la municipalidad en el control y fiscalización de obras y si hubo cumplimiento de parte de los profesionales que estaban al comando de estos proyectos de reformas y arreglos.
Los vecinos aportaron imágenes, en las que se advierte con precisión algunas de las obras que se realizaban para el cambio de ventanales: fotografías que tomaron porque sostenían que esos trabajos deberían haberse paralizado y que, como habría reconocido en tribunales uno de los capataces ahora detenido, se continuó con la obra. “Seguí hasta que no lo paren desde arriba”, habría sido la orden que recibió.
En las últimas horas, la Policía Bonaerense arrestó a Jorge Bonavita, el arquitecto señalado por uno de los trabajadores como el responsable de la obra que provocó el derrumbe.
La semana pasada les conté la avanzada de diputados libertarios que acusaban a la municipalidad de La Matanza, de coartar la libertad de trabajo de la empresa Mercadolibre, que empezó una obra sin permiso en el predio del Mercado Central. Como Usted podrá comprender, el Estado debe controlar y paralizar las obras en el caso de ser necesario. Aquí alguien amparaba a las personas que decidieron seguir adelante, pese a que la obra legalmente estaba paralizada. Lo lamentable es la pérdida de vidas inocentes, las muertes evitables. El propietario ensayará mil excusas, pero les puedo contar que es el mismo que regentea, con mano muy dura, la terminal de ómnibus de Liniers. Hombre de perfil bajo y pocas palabras, amante del matambre casero y el buen Malbec…
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