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El demonio Francisco: el líder del marketing espiritual

El mundo lo califica como ejemplo de la defensa de los excluidos. ¿No recuerdan sus discursos? Su homofobia en el "top one".

El Papa Francisco se ha convertido en el demonio del marketing mundial-espiritual: tiene millones de seguidores en su cuenta de Twitter (@Pontifex), "cambió" la imagen del Vaticano con su supuesta "simpatía" y "calidez" y lucra desde la remera hasta las pastillas de carbón del Santo Padre. ¿La gente no recuerda sus discursos de hace un par de años? Su homofobia en el "top one".

El mundo ciego califica a Francisco como ejemplo de austeridad y defensa de los excluidos. ¿Qué ha hecho él para despertar este inusitado interés? Jugar abiertamente y coronarse como el líder del marketing mundial-espiritual. Un poquito clara la tiene aunque sea mintiéndole a la gente.

Austeridad. Lo ha demostrado con gestos aparentemente populistas de gran efectividad como aceptar la decisión de renunciar al dulce retiro vacacional en el palacio de Castel Gandolfo y abrir sus jardines al público. ¿Marketing o convicción? Punto discutible para muchos.


Lo que no permite el debate es la segunda característica que ha despertado las simpatías hacia Francisco: su acercamiento a los sectores tradicionalmente marginados por el catolicismo. Fue significativo su reconocimiento a los homosexuales -"¿Quién soy yo para juzgarles?", preguntó-, que demuestra la brecha que existe con otra parte de la Iglesia. ¿Otra parte de la Iglesia? 


Siendo el cardenal Jorge Bergoglio envió una carta a las monjas Carmelitas sobre su postura del matrimonio igualitario en la Argentina. Repasemos el texto que tiene menos de cinco años:

"Se trata del proyecto de ley sobre matrimonio de personas del mismo sexo. Aquí está en juego la identidad, y la supervivencia de la familia: papa, mamá e hijos. Está en juego la vida de tantos niños que serán discriminados de antemano privándolos de la maduración humana que Dios quiso se diera con un padre y una madre. Está en juego un rechazo frontal a la ley de Dios, grabada además en nuestros corazones.

Recuerdo una frase de Santa Teresita cuando habla de su enfermedad de infancia. Dice que la envidia del Demonio quiso cobrarse en su familia la entrada al Carmelo de su hermana mayor. Aquí también está la envida del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra".

El hombre ejemplo de austeridad y defensa de los excluidos hace pocos años tildaba a la homosexualidad de "enfermedad de infancia". Un claro ejemplo del marketing Francisco: cambiar el mensaje para levantar la muerte de la fuente de oro llamada Iglesia. 


No exijo que la Iglesia (Francisco) cambie su postura porque sería pedirle peras al olmo. Sí quiero que sean sinceros y no le mientan a la gente. No existe la posibilidad de que acepten a los homosexuales. No está en sus libretos. Sienten asco por ellos mismos (muchos hombres pertenecientes al cristianismo y al catolicismo son homosexuales).

El día el 15 de julio de 2010 cambió para siempre a la Argentina y Francisco estuvo contra ellos. Muchos políticos (no importan los nombres porque sería volver a traer al ruedo a gente que no debe estar más gobernándonos) estaban en desacuerdo como el Santo Padre y dijeron: "Creo que los homosexuales tienen derecho a unirse si es que lo quieren, y tienen derecho a tener garantizados todos los derechos sucesorios, de pensión, de obra social. Pero no debemos confundirlo con lo que el orden natural indica". ¿Orden natural? Asco dan esas palabras fascistas.

Si realmente Francisco es sinónimo de pureza, austeridad y defensa de los excluidos debe ser sincero y decir la verdad: no aceptaría nunca a alguien que piensa distinto de la Iglesia. Con los libritos de marketing a otro lugar. Un poco de memoria antes de opinar.