El default y el presente griego
*Por Ricardo Kirschbaum. La desesperante crisis de Grecia despierta comparaciones con la agonía argentina de 200 1. Varias publicaciones y analistas están haciendo comparaciones entre las penurias del presente griego y aquel terremoto económico que devastaba a la Argentina. Y se extraen lecciones de aquel tiempo aciago que, automáticamente, se quieren trasladar como recomendación para el gobierno socialdemócrata de Grecia.
El default argentino y el posterior repudio a una parte muy importante de la deuda externa trajo consecuencias muy serias.
Algunas de las cuales todavía condicionan y mucho el crédito internacional de la Argentina. Sin embargo, ¿acaso había otra salida? Como irónicamente dice Paul Krugman, Premio Nobel en economía y columnista de The New York Times, a partir del default y la quita, Argentina no es considerada más un país serio . Pero, agrega, cuando se consideraba serio fue un desastre .
El período “serio”, según Krugman, se extendió desde 1998 hasta 2001, cuando aplicó las recetas ortodoxas y trató de “hacer las cosas bien”, según las recetas habituales del ajuste. Aun cuando se discrepe con el período mencionado por el economista, lo cierto es que el camino elegido luego por Argentina (Duhalde-Lavagna y luego Kirchner-Lavagna) e stimuló la recuperación , impulsada también por la nueva situación internacional y los excepcionales precios de las materias primas.
Grecia no es Argentina. Pertenece a la Unión Europea y está sometida a una serie de reglas de las que no se puede apartar sin provocar un descalabro mayor. Tiene una moneda común –el euro– que le priva de una herramienta vital para yugular la crisis. De hecho, hay una cesión de soberanía. El fantasma del default griego, sólo postergado por la inyección de un fabuloso salvataje , no se parece al argentino.
La contaminación en Europa sería más grave que la que pudo diseminar la Argentina en 2001. La pregunta es si el tremendo ajuste servirá o simplemente es una etapa más antes de otro estallido, aún más grave.
Algunas de las cuales todavía condicionan y mucho el crédito internacional de la Argentina. Sin embargo, ¿acaso había otra salida? Como irónicamente dice Paul Krugman, Premio Nobel en economía y columnista de The New York Times, a partir del default y la quita, Argentina no es considerada más un país serio . Pero, agrega, cuando se consideraba serio fue un desastre .
El período “serio”, según Krugman, se extendió desde 1998 hasta 2001, cuando aplicó las recetas ortodoxas y trató de “hacer las cosas bien”, según las recetas habituales del ajuste. Aun cuando se discrepe con el período mencionado por el economista, lo cierto es que el camino elegido luego por Argentina (Duhalde-Lavagna y luego Kirchner-Lavagna) e stimuló la recuperación , impulsada también por la nueva situación internacional y los excepcionales precios de las materias primas.
Grecia no es Argentina. Pertenece a la Unión Europea y está sometida a una serie de reglas de las que no se puede apartar sin provocar un descalabro mayor. Tiene una moneda común –el euro– que le priva de una herramienta vital para yugular la crisis. De hecho, hay una cesión de soberanía. El fantasma del default griego, sólo postergado por la inyección de un fabuloso salvataje , no se parece al argentino.
La contaminación en Europa sería más grave que la que pudo diseminar la Argentina en 2001. La pregunta es si el tremendo ajuste servirá o simplemente es una etapa más antes de otro estallido, aún más grave.