El dedo de Cristina y la lealtad
*Por Ricardo Kirschbaum. La Presidente reveló ayer, en su extensísima disertación ante los consejeros del PJ, la existencia de una línea de tensión entre el peronismo y sus aliados en el poder . En su esfuerzo didáctico.
La Presidente reveló ayer, en su extensísima disertación ante los consejeros del PJ, la existencia de una línea de tensión entre el peronismo y sus aliados en el poder . En su esfuerzo didáctico, Cristina buscó disolver las reticencias de los justicialistas ante el encumbramiento de sectores y funcionarios cuyo peso político depende más de la incondicionalidad que de la estructura que representa. Fue aún más profunda al decirle a la cúpula peronista que Néstor Kirchner ya no está. El simbolismo de la frase, con sus connotaciones de dolor personal que manifestó la Presidenta, es la constatación de esta nueva etapa que se ha abierto en la construcción del poder.
Si no hubiera resistencias, ¿cómo se explica el pedido a los consejeros de que sean "amplios" y de que ofrezcan la "participación de todos" ? Es sólo un eufemismo que utilizó Cristina para justificar que el perfil que está adquiriendo su administración tiene que ver con esta nueva realidad. La construcción tendrá ese sello y el peronismo deberá (o no) admitir ese nuevo perfil .
Así, Boudou es la primera consecuencia de esos cambios. Lanzado a conquistar la candidatura del oficialismo para la Ciudad, el ministro de Economía mostró ayer su pata sindical, con Moyano y De Vido. La sorprendente metamorfosis de Boudou lo convirtió en un cruzado del Gobierno, el atributo que Cristina valora. Lo sabe el ex canciller Jorge Taiana, un ex preso político, cuando la Presidenta le exigió que su lealtad debía ser como la de Boudou, es decir total e irreflexiva.
Taiana, con Tomada y Filmus, militan en un sector del PJ porteño que quiere participar en la definición del candidato. Saben, desde ayer, que para eso tienen problemas serios.
Es que en la etapa que se abre, el dedo de Cristina será el factor definitorio