El cortejo fúnebre de Julio Grondona llegó al cementerio de Avellaneda
El extenso velatorio del mítico presidente de la AFA se extenderá hasta el mediodía cuando partirá el cortejo fúnebre.
El cortejo fúnebre recorrerá la Autopista Ricchieri, luego la Autopista Dellepiane, seguirá por la Autopista 25 de Mayo, empalmará con la Autopista Buenos Aires-La Plata y bajará en Sarandí. Julio Grondona será sepultado en el cementerio de Avellaneda junto a su mujer, que falleció hace dos años y se convirtió en una pérdida irreparable para el ex presidente de AFA.
El ex presidente de la AFA fue velado desde el miércoles a la tarde en el predio de Ezeiza. Futbolistas, directores técnicos, dirigentes y políticos estuvieron presentes durante la ceremonia que se extendió hasta esta mañana para esperar el arribo de Lionel Messi y Joseph Blatter.
El presidente de la FIFA fue uno de los que tomó la palabra en la capilla ardiente. Calificó a Grondona como una persona única y resaltó que su palabra era vital a la hora de tomar cualquier decisión en el organismo que dirige los destinos del fútbol de todo el mundo.
La presidente Cristina Kirchner estuvo anoche en el velatorio. Llegó en un helicóptero y saludó a los familiares del presidente de la AFA. Mauricio Macri, Daniel Scioli, Gabriel Mariotto y Aníbal Fernández fueron otros dirigentes que quisieron acompañar a los Grondona este momento difícil.
Además del capitán Messi, Javier Mascherano, Maximiliano Rodríguez, Sergio Romero y Lucas Biglia fueron algunos de los futbolistas del plantel de la Copa del Mundo que llegaron hasta Ezeiza para darle el último adiós al dirigente que estuvo 35 años al frente de la máxima entidad del fútbol argentino.
Grondona falleció a los 82 años. En principio se informó que la causa del fallecimiento fue una indisposición cardíaca, pero en las últimas horas se conoció que en realidad el inconveniente en la salud se inició por una rotura en la aorta abdominal. Los médicos creían que el cuadro estaba vinculado a una gripe que el dirigente había contraído en Brasil y le habían restado importancia al malestar que sentía Grondona.