El contexto político y los entretelones del primer debate televisado
* Por Santiago Jorge Pérez Gaudio. El intercambio de opiniones se realizó sin agravios. Al finalizar el programa no hubo reproches, ni reclamos, ni observaciones. Sólo saludos de protocolo y de rigor.
El primer debate entre dos candidatos a la Gobernación a través de medios electrónicos se realizó el domingo 8 de abril de 1973 en los estudios de Canal 10, en la planta de barrio Marqués de Sobremonte, de la ciudad de Córdoba. Transmitió en dúplex Radio Universidad –emisora que integra, junto al canal, los Servicios de Radio y Televisión (SRT) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC)– y las alternativas del encuentro también fueron reproducidas por Canal 8 de Córdoba y emisoras del interior provincial.
El debate se realizó en el marco del operativo periodístico conjunto que en esa campaña electoral llevaban adelante los SRT y La Voz del Interior .
El candidato del Frente Justicialista de Liberación Nacional (Frejuli), Ricardo Obregón Cano –quien llevaba como compañero de fórmula al prestigiado dirigente gremial Atilio López–, y el radical Víctor Martínez –secundado por Felipe Celli–, se sometieron al cuestionario periodístico en el marco del único balotaje realizado en la provincia.
En la primera vuelta –11 de marzo de 1973–, a nivel presidencial ganó la fórmula Héctor Cámpora-Vicente Solano Lima (Frejuli), con más del 49 por ciento de los votos, ante el binomio radical Ricardo Balbín-Eduardo Gamond, que declinó presentarse a segunda vuelta.
En cambio, los comicios en Córdoba arrojaron un resultado ajustado: Obregón Cano-López obtuvo 43 por ciento de los sufragios y Martínez-Celli, 42 por ciento. La ventaja fue apenas de 12 mil votos. Esto obligó a una segunda vuelta, el 15 de abril de 1973.
En ese apretado mapa electoral se realizó el cruce de ideas y opiniones, que ambos candidatos aceptaron, previo un intercambio de opiniones con los asesores de los equipos de campaña, en el que se establecieron pautas básicas.
El debate debía durar dos horas, no habría cortes comerciales y la transmisión se realizaría en vivo y en directo.
Se estableció un tiempo de exposición de entre tres y cinco minutos como máximo por pregunta y 10 minutos por temas o bloques: economía, política local y nacional, educación, presupuesto y política fiscal, postura ante el poder central y definiciones sobre el momento político de la época (dictadura militar, rebeliones sociales y populares, lucha armada) y sobre el clima de crispación y de grandes tensiones sociales, económicas, políticas e ideológicas dominantes en la primera parte de la década de 1970.
La doble vuelta. El gobierno de Alejandro Agustín Lanusse impuso por ley la doble vuelta para intentar –en un último esfuerzo– el desgaste del peronismo y dificultar en lo posible su acceso al poder. La polarización que buscó el gobierno fracasó de manera rotunda.
El regreso de Juan Perón, el 17 de noviembre de 1972, su proscripción como candidato en los comicios de 1973 y la presencia activa y fortalecida de la Juventud Peronista –hegemonizada por la denominada "Tendencia"– dirigieron en los hechos la campaña de Cámpora bajo los eslóganes de "Liberación o dependencia" y "Cámpora al gobierno, Perón al poder".
La realidad cordobesa. Obregón Cano y Atilio López representaban una línea unida al pensamiento del peronismo de izquierda, que realizó la campaña bajo el eslogan: "De la resistencia al poder". Martínez y Celli, en cambio, eran fieles y consecuentes al radicalismo intransigente de Córdoba, poderoso bastión de la UCR.
No hubo agravios en el debate; se intercambiaron opiniones entre los candidatos durante los 120 minutos que duró el programa, con una pausa.
Los recursos técnicos de que disponía Canal 10 eran muy básicos: dos cámaras fijas que pasaban desde planos generales a primeros planos cuando exponían los candidatos.
Para Crónica 10 , Cirilo Pinto filmó desde el piso (en 16 milímetros) los tramos principales del debate.
Fue director del programa Guillermo López, asistido por "Pepe" Belotti, y la dirección general estuvo a cargo de una figura señera de los SRT, el maestro Orlando Ariaudo, gerente de planta, secundado por el primer director obrero de los SRT, Pedro Blesio, jefe técnico de Canal 10 y Radio Universidad.
El gerente general de los SRT era Omar Robino y en la investigación de los temas periodísticos colaboró de manera activa gran parte del equipo de los informativos del canal y de la radio, entre los que debo destacar a Alejo Díaz Tillard, Pedro Troillo, Carlos Sacchetto, Justo Roque Anaya, Graciela Bordoy, Félix Carignano y Jorge Alvarado.
El debate respondía al ciclo de programas políticos y culturales que había creado en la década de 1960 el inolvidable periodista Sergio Villarruel, bajo el título El país pregunta.
El encuentro fue cubierto por medios locales – La Voz del Interior reprodujo de manera textual el debate en sus ediciones del 9 al 12 de abril– y por corresponsales de diarios de Buenos Aires, quienes en sus ediciones reflejaron una síntesis del cruce de los candidatos, con sus principales definiciones.
Al finalizar el programa no hubo reproches, ni reclamos, ni observaciones. Sólo saludos de protocolo y de rigor.
Los candidatos sabían que cada uno había echado su última bola para seducir y convencer al electorado que votaba una semana después. El 15 de abril, Obregón Cano-López se impusieron por más de 86 mil votos, con 53,5 por ciento de los sufragios. Martínez-Celli obtuvo 45,5 por ciento.
Aquel debate fue una experiencia inolvidable para el periodismo del interior, en especial para Córdoba y para los SRT de manera particular, ya que les cupo el privilegio y el honor de emprender y realizar el primer debate público en vivo y en directo entre dos candidatos a cargos ejecutivos.
Si ello incidió en favor o en contra del resultado electoral, sólo queda encerrado en la conciencia de los ciudadanos que votaron y eligieron.
En lo personal, como organizador y moderador del debate, sólo me queda el agradecimiento de haber sido un protagonista, uno más en la mediación invalorable y necesaria que legitima al periodismo como nexo –insustituible– entre la realidad y la sociedad.