El conmovedor relato de María Valenzuela sobre el ACV que sufrió su hija: "Tuvo que aprender a comer, a hablar y a caminar"
Malena tuvo su salud seriamente comprometida a los 19 años. "Tuvo que aprender a comer, a hablar y a caminar", contó la actriz.
El 10 de febrero de 2003 María Valenzuela vivió el momento más difícil de su vida: su hija, Malena, fruto de su relación con Juan Carlos Pichuqui Mendizabal, sufrió un ACV. Tenía 19 años y estuvo muy delicada. Afortunadamente pudo salir adelante pero el episodio dejó una marca por siempre para la actriz, que durante su visita el sábado pasado al programa PH, Podemos Hablar, recordó lo sucedido.
Valenzuela contó que ya estaba acostada en su cama, mirando una película de Woody Allen, porque grababa Costumbres Argentinas temprano al día siguiente, cuando su hija se desmayó. La actriz pensó que se trataba de un golpe de calor, pero inmediatamente se dio cuenta de que era algo mucho más grave: "La llevé a mi cuarto con aire acondicionado pero no reaccionaba. Vomitó y se acostó encima del vómito. Ella tenía el cabello por la cintura, que era lo que más adoraba. Y eso fue lo que me dio el pensamiento de que algo malo estaba pasando: jamás se acostaría sobre su pelo. Eso me detonó".
La llevaron en ambulancia al sanatorio Dupuytren y, a pesar del temor de que no recibieran a su hija porque tan solo tres días antes se había incorporado a una obra social, la atendieron. "Fue un día de lluvia torrencial. Vino el neurólogo y me dijo: 'Quédese tranquila porque neurológicamente no tiene nada'", contó.
Ante la mirada incrédula de Andy Kusnetzoff, el conductor del programa, Valenzuela agregó: "Todavía lo estoy buscando... Le hicieron una angiografía, vino una doctora... Nunca me voy a olvidar de ese pasillo. Me dijo: 'Tu hija tiene una mancha en el cerebro'. Ahí me desplomé, me caí. Lo llamé a Pablo Culell para decirle que no iba a grabar porque tenía que estar con mi hija en el sanatorio".
Según su relato, cuando su hija estaba en coma farmacológica pidió un lápiz y un cuaderno para anotar todo lo que quería que Malena supiera cuando despertara: "Le hice un santuario atrás de la cama. Yo anotaba, hacía dibujitos de cómo eran los aparatos, anotaba todo lo que le inyectaban... Le hacían musicoterapia, le ponían audífonos y veían con qué canciones reaccionaba o movía una mano, un dedo o algo".
"Tenía la fe y la esperanza por el Señor Supremo, por la ciencia, por todas las cadenas de oraciones que han llegado de todo el país y de todos lados de que se iba a despertar. Hasta que un día un médico me dijo: 'Está en uno y medio de posibilidades de vivir'. A lo que yo le contesté: '¿Usted me quiere decir que mi hija se va a morir?' Quedó ahí. Pero yo seguí accionando, siempre accionando", reveló.
Luego Malena fue trasladada al Fleni y, si bien ya venía mostrando síntomas de mejoría, la recuperación fue muy larga: tuvo que aprender a comer, a hablar y a caminar otra vez. "Era como una bebé", definió la actriz, que tenía que "escaparse" para poder ir a trabajar sin ser vista por su hija, quien no quería que se fuera.
Al ser consultada por Andy Kusnetzoff si este duro golpe le dejó algún aprendizaje, Valenzuela no dudó: "Qué carajo me voy a preocupar después de lo que viví: todo lo demás pasa a un quinto plano".