El Congreso sólo tratará este año temas no conflictivos
Opositores y oficialistas llegaron a un acuerdo para evitar una parálisis y sesionar una vez al mes
Ante un año que se presenta con una agenda electoral sobrecargada, diputados y senadores de los distintos bloques sellaron un acuerdo para garantizar un mínimo funcionamiento del Congreso. Se propusieron sesionar, por lo menos, una vez al mes, una meta que suena modesta pero que, de alcanzarla, representaría todo un logro, dicen en los pasillos del Congreso.
Es habitual que los legisladores, sin distinción de signo partidario, releguen su tarea legislativa en los años electorales para abocarse full time a la campaña, ya sea para la reelección de su banca o bien para disputar otro cargo electivo. Pero este año promete ser particularmente difícil: a la seguidilla de elecciones, tanto primarias como generales, que se celebrarán en todas las provincias, se suma el complicado esquema de fragmentación parlamentaria que ya había complicado en extremo la producción de leyes el año pasado.
El cronograma de elecciones arrancará temprano, el mes próximo en Catamarca, y podría extenderse hasta casi fines de año en el caso de que dos candidatos presidenciales compitan en una segunda vuelta electoral.
Sólo en la Cámara baja hay más de 100 dictámenes de leyes y resoluciones que esperan sanción, fruto de la virtual parálisis del año pasado. Frente a la amenaza de una situación aún más grave durante el período que empieza pasado mañana, para curarse en salud ante las eventuales críticas, legisladores oficialistas y opositores iniciaron conversaciones para acordar un esquema que mantenga al Congreso mínimamente activo. La intención es diseñar una agenda de temas "no conflictivos" para que tanto oficialistas como opositores contribuyan al quórum.
No obstante, la oposición -mayoría en la Cámara de Diputados- prometió perseverar en algunos temas de su propia agenda, pero sabe que para aprobar cualquiera de esos proyectos conflictivos deberá buscar por sí sola el quórum. Esta agenda está plagada de proyectos irritantes para el Gobierno: la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, la baja en edad de imputabilidad de los menores y el proyecto que regula la publicidad oficial se asoman como los temas prioritarios en la Cámara baja. En el Senado, se dará impulso al 82 por ciento móvil de los haberes jubilatorios -consulta popular mediante- y la normalización del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), anticiparon a La Nacion los voceros de las bancadas opositoras.
De prosperar este esquema de trabajo -es decir, priorizar un temario de consenso con el oficialismo para evitar la parálisis legislativa-, se dará todo un giro respecto del año pasado, en el que la oposición, por lo menos en la Cámara baja, intentó imponer a todo o nada su agenda, lo que generó un clima de confrontación permanente con el kirchnerismo.
Esta estrategia probó no ser demasiado exitosa, pues si bien logró neutralizar al oficialismo, la oposición no pudo exhibir demasiados logros debido a sus fuertes desavenencias internas.
Esta baja productividad legislativa se evidencia en las estadísticas: el año pasado, el Congreso sancionó apenas 64 leyes, el registro más bajo desde 1987 y muy lejos de la cifra promedio de normas que aprobaron las sucesivas camadas de legisladores desde los albores de la democracia (ver aparte). Esta experiencia, sumada a la amenaza de parálisis parlamentaria que acecha este año por las elecciones, motivó a los distintos bloques a replantear las cosas.
El jefe de bloque de la UCR, Ricardo Gil Lavedra, se reunió la semana pasada con su par del oficialismo, Agustín Rossi, y el presidente de la Cámara baja, Eduardo Fellner, para acercar posiciones y acordaron que la primera sesión ordinaria, a fines de marzo, será con temas de consenso.
La única opción
"Es la única posibilidad de que el Congreso funcione", sentenció Rossi. Gil Lavedra asintió, pero le advirtió: "No vamos a dejar de lado nuestra propia agenda y llamaremos a sesiones especiales si es necesario". Rossi, acompañado por su secretaria de bloque, Teresa García, le retrucó: "Entonces consigan ustedes solos el quórum para sesionar".
El resto de los bloques opositores coincide en que reactivar el Congreso este año será por demás complicado. "Está bien que se intente acordar sesiones de consenso; lo peor es que el Congreso no funcione", asintió el jefe de bloque de Pro, Federico Pinedo.
Su par, Horacio Piemonte (Coalición Cívica), mano derecha de Elisa Carrió, coincidió, aunque insistió en que la oposición debe perseverar en su agenda de temas prioritarios. "Para nosotros, lo más importante será elevar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias", adelantó.
Desde el Peronismo Federal, Eduardo Amadeo -uno de los candidatos a suceder al renunciante Felipe Solá al frente de la conducción del bloque- tiene sus dudas. "El año parlamentario será complicado porque el Gobierno evitará a toda costa que el Congreso funcione", sostuvo.
Amadeo, al igual que Claudio Lozano (Proyecto Sur), es partidario de que la oposición no pierda su proyección parlamentaria ante el inevitable receso legislativo por las elecciones. "Tenemos que mantenernos activos fomentando el debate, aunque más no sea en audiencias públicas", coinciden.
"La verdad es que la mejor campaña que podemos hacer los legisladores es el debate legislativo. Sesionar una vez al mes es el reconocimiento de nuestra fragilidad como institución de la democracia", admitió Lozano (que seguramente será candidato en la ciudad de Buenos Aires).
Entre los temas no conflictivos que podrían tratarse en las sesiones mensuales, fruto del acuerdo entre los bloques, se incluyen ratificación de tratados y acuerdos internacionales, un nuevo marco normativo para los feriados nacionales y días no laborables, la promoción de la enfermería, la prescripción de delitos cometidos contra menores de edad y el régimen de trabajo para el personal doméstico, entre otros proyectos que están demorados por los conflictos políticos.