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El choque con Moyano es una disputa de poder político

*Por Ricardo Kirschbaum. Hay analistas que aseguran que si Cristina tuviera un candidato en quien confiar, con el que se sienta confortable y segura en un futuro mediato, no se postularía a la reelección.

Pero ese candidato no existe: la Presidenta sólo confía en la imagen que le devuelve el espejo. La de una candidata guerrera, sacrificándose por el país y los trabajadores, como parte de una épica política conveniente con la cultura militante que se intenta imponer desde el poder. Imagen que viene como anillo al dedo para una campaña electoral en la que, por ahora, los sobresaltos vienen más de la propia tropa que desde la oposición . Y que le permite mantener en su favor a una importante porción de la sociedad, por convencimiento o por descarte.
Esa posición por ahora desahogada, sin embargo, no está exenta de molestias, algunas muy agudas, por los planteos cada vez más frontales del sindicalismo . Los Kirchner siempre han sido refractarios a los planteos de poder. Cuando éstos se han producido, la respuesta ha sido de choque.

La intensidad de estos enfrentamientos se ha definido, precisamente, por el poder en disputa , sin importar, como ya ha quedado claro en otras oportunidades, las consecuencias que tuvieran. La interpretación del choque con Hugo Moyano, entonces, debe darse en esa dinámica de vencedores o vencidos. No es sólo que la retórica antimoyano sea una táctica electoral para atraer a las clases medias urbanas, sino que Cristina precisa responder al desafío que desde octubre ha planteado, frente a Néstor Kirchner y a ella misma, el jefe de la CGT. La autonomía de Moyano es una cuestión que Cristina está enfrentando, sabiendo que se trata de una operación delicada que no se puede resolver a los gritos desde una tribuna.
Los reclamos sindicales por salarios tienen, también, autonomía, más allá del cacicazgo de Moyano . La inflación es un combustible que eleva los planteos cada vez más drásticos que extienden el malestar en la sociedad y son, potencialmente, los que pueden desatar un malhumor que drene votos independiente s, necesarios para que Cristina pueda ganar en primera vuelta. Moyano tiene mucha capacidad para modificar bruscamente ese escenario.

Pero su límite está en su endeble situación judicial , por un lado, y en su muy incierta capacidad de transformarse en un candidato desafiante. En tercer lugar, la volatilidad de las lealtades puede provocarle una sorpresa desagradable al camionero, aun en su propio terreno confederal de la CGT.

Moyano confía en que Cristina necesitará de su acción directa cuando decida avanzar sobre las empresas que se han marcado como blanco, en caso de ganar las elecciones. Esa condición de tropa de élite , que el camionero se asigna en la etapa por venir, puede ser una condición necesaria pero no suficiente para asegurar su supervivencia.