El cepo cambiario complica a empresas, al mercado inmobiliario y clubes de fútbol
Con la medida el Gobierno estabilizó el precio del dólar oficial en las primeras dos semanas de restricciones, pero la brecha con las divisas paralelas llegó hasta el 30 por ciento.
El mercado de divisas se redujo, la presión sobre el dólar oficial frenó y la pérdida de reservas comenzó a acotarse luego de días furiosos de retiros de depósitos. A priori, las dos primeras semanas de controles estabilizaron el tipo de cambio, prioridad que se fijó el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, al asumir el cargo.
El mercado inmobiliario, que venía achicándose, se paralizó. Grandes empresas con deudas en moneda extranjera tuvieron problemas para cumplir con sus obligaciones. Y hasta los clubes de fútbol debieron adaptarse a una realidad que los obliga a liquidar las divisas que genera la venta de jugadores al exterior. Todo esto, mientras la brecha entre la divisa oficial y los tipos de cambios paralelos crece.
Las inmobiliarias fueron las primeras en poner el grito en el cielo con la medida que impidió a las personas físicas comprar más de 10.000 dólares mensuales y prohibió a las empresas y personas jurídicas adquirir divisas para atesorar o realizar operaciones no vinculadas a importaciones o al pago de deudas previamente contraídas.
Como consignó TN.com.ar, los agentes inmobiliarios plantearon al Banco Central alternativas para que permita a quien compre un inmueble hacerse de las divisas necesarias para pagar la operación.
El secretario general de la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA), Claudio Vodanovich, consideró que un mercado de 3000 escrituras mensuales podría verse aún más reducido. Si bien muchos compradores tienen las divisas que necesitan para concretar la operación, otros tienen sus ahorros invertidos en pesos y no pueden convertirlos a dólares -la moneda que requiere el vendedor-. Y quienes compran con crédito hipotecario reciben del banco pesos que no pueden cambiar.
Las reuniones de las cámaras sectoriales con el Gobierno continuarán este lunes, en el Ministerio de Hacienda. “Avanzamos en una metodología para facilitar el acceso a una vivienda no suntuosa, no hablamos de un piso de U$S2 millones en Puerto Madero”, dijo Vodanovich. Según indicó, intentan que se permita acceder a los dólares para comprar viviendas de valores promedio, en torno a los U$S110.000 o U$S130.000 dólares.
“Las operaciones con crédito hipotecario son las que van a salir más rápido, porque es lo más fácil de probar”, dijo el dirigente de la CIA. “El crédito queda registrado y los bancos tienen una trazabilidad”, agregó.
En paralelo, las empresas que emitieron deuda en dólares comenzaron a tener problemas para perfeccionar los pagos. IRSA, el desarrollador inmobiliario que capitanea Eduardo Elsztain, informó a la Bolsa que depositó los U$S135 millones correspondientes a vencimientos de capital e intereses de sus obligaciones negociables la semana pasada. Pero sus acreedores externos no vieron acreditado el dinero en sus cuentas por la restricción que impide girar divisas al extranjero.
Fuentes oficiales indicaron que, al tratarse de obligaciones emitidas bajo ley argentina y pagaderas en el país, IRSA cumplió con el pago al depositar el dinero en cuentas locales. Y que los inversores del exterior podrían acceder a las divisas, pero no sacarlas del país. Para hacerlo, deberían recurrir al tipo de cambio de contado con liqui, que permite sacar divisas mediante la compraventa de títulos.
El problema podría agravarse. “En los próximos días, vencen también ONs de YPF, Banco Hipotecario, Cablevisión y Arcor, y bonos nacionales y provinciales, como los de Neuquén, Chubut, Mendoza, Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Salta, por lo que también podrían verse perjudicados”, advirtió Research for Traders.
En este contexto, la brecha cambiaria entre el dólar oficial y las cotizaciones para hacerse de divisas a partir de la compraventa de valores financieros (el dólar MEP o bolsa y el “contado con liqui”) se disparó la semana pasada. Sobre todo, luego de que el Banco Central y la Comisión Nacional de Valores (CNV) pusiera un freno al “rulo” con el que los ahorristas compraban divisas en el mercado oficial y las vendían en la bolsa haciendo una diferencia de hasta 7% en pocos minutos.
El viernes hacia las 17, el dólar contado con liqui alcanzaba los $73,21 y era un 27,3% más caro que el tipo de cambio minorista del Banco Nación ($57,50) y 30,5% más alto que el dólar mayorista ($56,09).
El tipo de cambio de contado con liqui surge de comprar títulos en el país y venderlos en el exterior. Los dólares obtenidos por esa operación quedan así en el extranjero. Refleja que los inversores están pagando más para fugar divisas.
¿Qué impacto tiene esa cotización paralela en la economía cotidiana? Por ahora, prácticamente ninguno. Pero podría convertirse en una referencia de cuándo debería valer el dólar si no hubiera barreras de acceso. “Cuanto más restricciones pongan, la gente va a empezar a mirar la cotización de los dólares alternativos como referencia porque en definitiva es el dólar al que podrán acceder”, explicó el economista de Management & Fit Matías Carugati.
“Hoy, el dólar oficial sigue siendo referencia porque prácticamente todos los que participan del mercado están debajo del cupo (U$S10.000 mensuales). Pero si empiezan a empujar a más gente al mercado alternativo, va a tomar más relevancia. En 2011, cuando arrancó el cepo, la brecha no era tan amplia, pero luego se profundizó”, recordó Carugati.
Para María Castiglioni Cotter, economista del estudio Castiglioni Tiscornia y Asociados, existe una diferencia adicional entre el cepo kirchnerista y las restricciones actuales. “En el cepo de 2011, se pusieron restricciones de acceso al mercado de cambios porque el tipo de cambio estaba atrasado. Los argentinos veían barato al dólar y la brecha reflejaba ese atraso cambiario”, dijo. “Hoy, el punto de partido es un tipo de cambio alto. La brecha tiene que ver con la desconfianza y la incertidumbre, más que nada sobre qué va a pasar con la moneda y la políticas que se implementarán a partir del 11 de diciembre”, sostuvo.
Jorge Day, economista de la fundación Mediterránea, coincidió: "El régimen de control de cambios actual es menos restrictivo que el de 2011 y el precio del dólar se encuentra en un nivel más realista. Por ende, es clave lo que ocurra después del 10 de diciembre. Al margen de las modificaciones que puedan hacerse al régimen cambiario, todo indica que esta vez no será factible financiar una expansión del gasto público como la observada entre 2011 y 2015", escribió en un reporte.
Si las personas jurídicas tienen restricciones para comprar dólares (solo pueden acceder a las divisas para pagar importaciones o deudas contraídas en moneda extranjera), el control de cambios también involucra a todos aquellos que exporten bienes y servicios. Y los clubes de fútbol que venden jugadores al exterior no son la excepción.
La normativa que publicó el Banco Central el domingo 1 de septiembre y que reforzó la semana pasada obliga a los clubes de fútbol a ingresar al país y liquidar en el mercado único y libre de cambios todos aquellos dólares que cobren por la transferencia de jugadores en un plazo de cinco días hábiles.
Para los clubes de fútbol que tengan ingresos y egresos calzados en moneda extranjera (por ejemplo, paguen cuotas de pases de jugadores que compraron a medida que cobren dinero por transferencias realizadas), esto significaría un problema, ya que deberán vender los dólares y luego pedir autorización al Banco Central para recomprarlos.
En los clubes consultados por TN.com.ar, mostraron cautela. “Supongo que la medida tendrá efecto cuando se vuelvan a vender jugadores en el próximo libro de pases o con algún cobro aun pendiente”, dijo el dirigente de un club grande de la Argentina.
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