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El caso Schoklender y los derechos humanos

*Por Juan Carlos Vega, Diputado Nacional. Existe una prédica que reformula la teoría de los dos demonios asimilando a los opositores del Gobierno con los seguidores de Menéndez y Videla.

Es un error reducir el caso a una malversación de fondos públicos y a un enriquecimiento ilícito privado. Schoklender no está solo sino que es el emergente de una metodología diseñada por Néstor Kirchner para acumular poder político al abrigo de la causa de los Derechos Humanos.

Con esta metodología, los K supieron entusiasmar a distintos sectores sociales. Aún conociéndose la falta de antecedentes, de Néstor como de Cristina, en la defensa de derechos humanos y el hecho de no haber sido jamás víctimas del Terrorismo de Estado.

Si bien en una primera etapa hubo logros, como los avances en las causas judiciales por crímenes de lesa humanidad y la renovación de la Corte Suprema de Justicia, en simultáneo aparece un fuerte núcleo político de alto peso decisional que declara desde el poder del Estado ser propietario del discurso de los DDHH.

Y construye un relato histórico falso.

Aparecen así una suerte de Robespierres de los DDHH que construyen poder para el kirchnerismo mediante la descalificación y la intimidación del adversario político.

La teoría de los dos demonios es reformulada en términos de asimilar a los opositores del Gobierno con los seguidores de Menéndez y Videla. Los DDHH eran K y sólo ellos tenían ética suficiente como para hablar en su nombre. La oposición nunca logró quebrar ese discurso.

De la etapa de apropiación de la historia de los DDHH se pasa a la etapa de los negocios. Organismos de DDHH se transforman en organismos paraestatales. Financiados por el Gobierno, construyeron empresas en diversos mercados y muchos de sus miembros fueron legisladores y altos funcionarios de kirchnerismo.

Se quebró así la histórica independencia de los Organismos.

En el relato K desaparecen actores centrales en la lucha por los derechos humanos como MEDH, Liga y Asamblea Permanente. Por el contrario, aparecen con enorme fuerza política Hijos, Madres, La Cámpora. Todos, con abierto compromiso con el Gobierno y con una política basada en la dialéctica amigo/enemigo .

Por definición los Derechos Humanos son todo lo contrario. Un "freno a los abusos del Poder". No se conciben DDHH del Poder y menos aun defensores de DDHH pagados por el Poder.

El caso Schoklender es mucho más grave que el de Jaime por la simple razón de que los DDHH sirvieron para dar impunidad a negocios sucios.

La peor herencia que nos deja el kirchnerismo es la de un discurso de intolerancia sustentado en la apropiación política de la ética de los Derechos Humanos.

El daño está hecho. Evitemos la desesperanza. Los DDHH deben volver a la ley y al respeto del que piensa diferente para reconciliarse con la sociedad. Y que actúe la justicia con severidad, imparcialidad e independencia.