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El caso Angeles, y su incomparable repercusión mediática y social

El caso fue distinto, básicamente, porque cuando todo parecía apuntar al padrastro Sergio Opatowsky, como presunto asesino, apareció preso el portero Jorge Mangeri.

Pasaron seis meses desde el crimen de la adolescente y de la detención de Mangeri como presunto asesino, y aún son muchas las voces que se alzan diciendo que no creen en la investigación oficial, y que el portero es inocente.

Gran mérito de perpetuar la duda, lo tiene la defensa que se cansó de plantear una y otra posible irregularidad del proceso, aunque finalmente, una decena de funcionarios judiciales, dieron por válido todo al punto de mandar al portero a juicio.

Una encuesta publicada por este sitio hace unas semanas, marcaba una tendencia a favor de la inocencia del portero. Lo cierto es que el caso impactó además por las características del homicidio.

Una nena, como podría ser la hija de cada uno de nosotros, asesinada, violada y descartada como basura, en un basural. Horror puro.

También como crítica, vale la pena decir que el caso Angeles se mediatizó tanto que llegó a la pantalla en los programas de espectáculos.

Aparecieron opinólogos de turno, aparecieron peritos con teorías descabelladas, como aquellos que señalaron que las lesiones de la chica se las había hecho en su clase de gimnasia.

El caso, se discutió, y se discute en los bares, en las redes sociales. Aparecieron seguidores y detractores de Mangeri. Hasta sus abogados se pelearon. Hasta el pequeño hijo de Pierri se hizo famoso por desacreditar a su padre en TV.

En el medio de semejante locura mediática, una chica asesinada, atacada sexualente, que apenas logró arañar al asesino. Esos arañazos, esa pelea por vivir, se convirtieron en la prueba medular de la acusación contra el portero.

Por todo esto, el caso Angeles fue el caso del año, y tal vez, sea el caso de siempre. Parece difícil imaginar otro caso que pueda eclipsar semejante nivel de conmoción.