El carácter de Valeria Bertuccelli

"Tiene algo de vida de circo que a mí me encanta. La vida de motorhome, vivir en medio de la vereda y esa sensación de que por dos meses estamos todos de campamento", dice ella, síntesis entre chica buscavida y mujer asentada.

Entre los días del Parakultural, cuando formaba parte de Las Hermanas Nervio, y su personaje la Tana Ferro en Un novio para mi mujer, Bertuccelli se moldeó como una actriz muy transversal: en su currículum conviven el teatro San Martín con las obras de Gasalla y la película Silvia Prieto, de Martín Rejtman, con telenovelas como Carola Casini -¡su primer beso televisado fue con Pappo!- o Máximo corazón.

Pero hay algo inolvidable en la tana Ferro, tal vez porque es un personaje que además de decir verdades incómodas, parece tener mucho de ella. Por eso, en el desplante que Valeria le hizo a Nico Repetto en Sábado bus todos vimos lo mismo: a la Tana Ferro irrumpiendo en el prime time de Telefe para cantarle las cuarenta al conductor. Ella le quita importancia y dice que la reacción contra la actitud de la producción del programa de poner el trailer de un tanque hollywoodense antes de que el de Viudas, la película que ella estaba estrenando, le salió del alma. "Hay algo que tiene que ver con el sentido común de que eso no se hace", asegura.

En Viudas, Bertuccelli interpreta a una joven más frágil. En la trama, después de un hombre muere, su mujer (Graciela Borges) y su amante (Bertuccelli) se encuentran en el hospital y, cruzadas en el mismo dolor, arman una relación llena de ambivalencias. "Está en ataque de pánico constante", detalla.

Ahora, mientras disfruta de una temporada de tiempo libre, decidió dejar de postergar un proyecto musical que tiene junto a su marido desde hace años. Entre los recuerdos de los primeros tiempos con Vicentico, aparecen las escenas de cuando cantaban juntos canciones de Gainsbourg y Birkin y las grababan. Recién, dice, están dando los primeros en la composición. "Estamos viendo qué nos dan ganas de hacer".