El camino del Inca
La reunión que se realizó días pasados en Uspallata, con el objetivo de poner en valor y recuperar la parte mendocina del Camino del Inca...
... , resulta fundamental para rescatar esa cultura con el mantenimiento patrimonial de valores históricos que recién en los últimos tiempos se están comprendiendo.
Algunos lo atribuyen al hecho de que nos encontramos en una zona sísmica y que los fuertes terremotos que sacudieron a Mendoza dejaron en la población un cierto apego a no valorar los lugares históricos. Un aspecto que se contradice con lo que sucede en Chile, con más movimientos sísmicos y daños que en Mendoza, pero donde sí existe una conciencia enraizada en recuperar y mantener, en la medida de sus posibilidades, ese tipo de sitios.
Dentro de ese esquema, los turistas que arriban a Mendoza no pueden comprender que no existan mayores elementos para establecer los lugares donde residió el general San Martín durante su estadía en Mendoza -a excepción de las bóvedas ubicadas en el departamento que lleva su nombre- ni tampoco una guía que indique la ubicación de los pasos que utilizó el Padre de la Patria para ingresar a Chile, en el trabajo de pinzas que realizó para vencer a los realistas.
A fuerza de ser sinceros, también debe señalarse que recién en los últimos años resurgió, especialmente en las municipalidades, la cultura de revalorizar los bienes históricos.
Lo hizo Las Heras, con el Campo Histórico de El Plumerillo y la capilla ubicada en las adyacencias del aeropuerto; Guaymallén con la casa de Molina Pico y la Capilla del Rosario; Maipú, con la iglesia de María Auxiliadora y la casa de las bóvedas, en Rodeo del Medio o la capilla de Barrancas; Luján con la iglesia de La Carrodilla o Tunuyán, con la recuperación y puesta en valor del Manzano Histórico, entre las muchas que se podrían mencionar. Sin embargo y como consecuencia del accionar de inadaptados, no se puede decir lo mismo con el mantenimiento del monumento al Ejército Libertador en Canota, donde las refacciones realizadas por el municipio tienen poco tiempo de duración.
En ese marco, también cobra importancia la reunión que se realizó días pasados en Uspallata, en la que casi un centenar de personas, que incluyeron a especialistas, docentes, estudiantes, vecinos y emprendedores turísticos, entre otros, se reunieron para analizar los avances realizados en el Programa Qhapaq Ñan, destinado a recuperar el Camino del Inca a los efectos de ponerlo en valor histórico.
El Programa Qhapaq Ñan está abocado a la búsqueda de antecedentes y de información arqueológica para caracterizar los sitios del Camino del Inca que pueden ser designados Patrimonio de la Humanidad, razón por la cual seis países -que son los que atraviesa el camino- debieron unificar criterios, metodologías y sistemas de registro.
También se indicó que si bien en la Argentina fueron elegidos 14 tramos, que comprenden a 7 provincias, a Mendoza le correspondió el comprendido entre la Ciénaga del Yalguaraz a Puente del Inca, subdividido en secciones, incluyendo sitios arqueológicos asociados, como el mismo puente, Confluencia, Pirámide del Aconcagua y Cerro Penitentes, donde se observan sitios ceremoniales y enterratorios de altura.
Es muy factible que, por su propia cercanía, los habitantes del valle de Uspallata y los de la zona de montaña comprendan el valor que significa la recuperación del Camino del Inca y también es concreto que puede ayudar a abrir amplísimas posibilidades turísticas que promuevan el desarrollo local. Pero también es real la preocupación por las consecuencias que puede generar el arribo masivo de visitantes y su influencia sobre el medio ambiente y la cultura del lugar.
De allí que se haya aconsejado también que se defina un sistema de gestión, que los pobladores sean co-gestores y que haya custodia permanente, con guías especializados en los sitios, como sucede en el Valle de la Luna, en San Juan o en Talampaya, en La Rioja. Aspectos más que esenciales para el mantenimiento de tesoros histórico-culturales como el que Mendoza tiene la fortuna de poseer.
Algunos lo atribuyen al hecho de que nos encontramos en una zona sísmica y que los fuertes terremotos que sacudieron a Mendoza dejaron en la población un cierto apego a no valorar los lugares históricos. Un aspecto que se contradice con lo que sucede en Chile, con más movimientos sísmicos y daños que en Mendoza, pero donde sí existe una conciencia enraizada en recuperar y mantener, en la medida de sus posibilidades, ese tipo de sitios.
Dentro de ese esquema, los turistas que arriban a Mendoza no pueden comprender que no existan mayores elementos para establecer los lugares donde residió el general San Martín durante su estadía en Mendoza -a excepción de las bóvedas ubicadas en el departamento que lleva su nombre- ni tampoco una guía que indique la ubicación de los pasos que utilizó el Padre de la Patria para ingresar a Chile, en el trabajo de pinzas que realizó para vencer a los realistas.
A fuerza de ser sinceros, también debe señalarse que recién en los últimos años resurgió, especialmente en las municipalidades, la cultura de revalorizar los bienes históricos.
Lo hizo Las Heras, con el Campo Histórico de El Plumerillo y la capilla ubicada en las adyacencias del aeropuerto; Guaymallén con la casa de Molina Pico y la Capilla del Rosario; Maipú, con la iglesia de María Auxiliadora y la casa de las bóvedas, en Rodeo del Medio o la capilla de Barrancas; Luján con la iglesia de La Carrodilla o Tunuyán, con la recuperación y puesta en valor del Manzano Histórico, entre las muchas que se podrían mencionar. Sin embargo y como consecuencia del accionar de inadaptados, no se puede decir lo mismo con el mantenimiento del monumento al Ejército Libertador en Canota, donde las refacciones realizadas por el municipio tienen poco tiempo de duración.
En ese marco, también cobra importancia la reunión que se realizó días pasados en Uspallata, en la que casi un centenar de personas, que incluyeron a especialistas, docentes, estudiantes, vecinos y emprendedores turísticos, entre otros, se reunieron para analizar los avances realizados en el Programa Qhapaq Ñan, destinado a recuperar el Camino del Inca a los efectos de ponerlo en valor histórico.
El Programa Qhapaq Ñan está abocado a la búsqueda de antecedentes y de información arqueológica para caracterizar los sitios del Camino del Inca que pueden ser designados Patrimonio de la Humanidad, razón por la cual seis países -que son los que atraviesa el camino- debieron unificar criterios, metodologías y sistemas de registro.
También se indicó que si bien en la Argentina fueron elegidos 14 tramos, que comprenden a 7 provincias, a Mendoza le correspondió el comprendido entre la Ciénaga del Yalguaraz a Puente del Inca, subdividido en secciones, incluyendo sitios arqueológicos asociados, como el mismo puente, Confluencia, Pirámide del Aconcagua y Cerro Penitentes, donde se observan sitios ceremoniales y enterratorios de altura.
Es muy factible que, por su propia cercanía, los habitantes del valle de Uspallata y los de la zona de montaña comprendan el valor que significa la recuperación del Camino del Inca y también es concreto que puede ayudar a abrir amplísimas posibilidades turísticas que promuevan el desarrollo local. Pero también es real la preocupación por las consecuencias que puede generar el arribo masivo de visitantes y su influencia sobre el medio ambiente y la cultura del lugar.
De allí que se haya aconsejado también que se defina un sistema de gestión, que los pobladores sean co-gestores y que haya custodia permanente, con guías especializados en los sitios, como sucede en el Valle de la Luna, en San Juan o en Talampaya, en La Rioja. Aspectos más que esenciales para el mantenimiento de tesoros histórico-culturales como el que Mendoza tiene la fortuna de poseer.