El blues de los mercados
El mundo de las finanzas globales ha podido mantener su abrumadora hegemonía pese a la crisis que estalló en agosto de 2007.
Nota extraída de Página 12
Por Alfredo Zaiat
El mundo de las finanzas globales ha podido mantener su abrumadora hegemonía pese a la crisis que estalló en agosto de 2007 con la debacle de las hipotecas subprime, consecuencias que aún hoy se siguen padeciendo en la economía de Estados Unidos y Europa. Esa supremacía queda expuesta no sólo en la persistencia de las políticas de ajuste en países europeos, sino en la reiteración de gigantescos fraudes cometidos por grandes bancos internacionales, estafas que son saldadas con el pago de multas millonarias. El sistema muestra ese castigo como reparación monetaria-moral sin modificar los cimientos que los facilitan. La Comisión Europea aplicó una multa record de 1710 millones de euros, la más elevada de la historia, a cinco entidades (Deutsche Bank, Royal Bank of Scotland, Société Générale, JPMorgan, Citigroup y al broker RPMartin) por manipular la tasa de interés de referencia euribor y el libor. Hace unas semanas estalló otro fraude más abultado por la manipulación del precio del oro físico realizado por el mayor banco europeo, el Deutsche Bank, en el mercado de Londres. La consolidación de ese poderío es una referencia ineludible al momento de analizar los estrechos márgenes de acción en la economía real.
En términos de conceptos vinculados a la interpretación de fenómenos económicos, la ortodoxia mantiene su dominio en el ámbito académico, en los medios, en el sentido común y en gran parte de los hacedores de política económica. La crisis internacional sólo ha podido abrir una brecha, si bien relevante teniendo en cuenta la desigual relación de fuerza, en ese bloque monolítico. A nivel global, todavía tienen un lugar importante voces críticas como las de Joseph Stiglitz y Paul Krugman.
En ese sentido, ha sido significativo el último discurso del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sobre el Estado de la Unión, el 28 de enero pasado. Con brotes verdes de recuperación económica, Obama destacó que "las ganancias corporativas y los precios bursátiles casi nunca han estado tan altos y aquéllos en la cima nunca han tenido más éxito". O sea, el mundo de las finanzas globales. El aspecto distintivo de esa descripción es que luego mencionó que pese a ese crecimiento "los salarios promedio casi no se han movido". La crisis consolidó el poder de las finanzas y castigó a los trabajadores.
El presidente de Estados Unidos sentenció: "La desigualdad se ha acentuado. El ascenso social se ha paralizado. La dura realidad y fría es que incluso en medio de una recuperación, demasiadas personas que viven en Estados Unidos trabajan más que nunca sólo para salir adelante, pero no logran mejorar su situación. Y demasiadas personas todavía no tienen trabajo".
Obama puntualizó en el discurso algunas cuestiones socioeconómicas que expresan un camino que se aleja de una ortodoxia cerrada, y que puede ser interesante evaluarlos en clave local, en especial para aquellos que miran obsesivamente hacia el Norte.
Autoabastecimiento energético: "Más petróleo producido en el país que lo que compramos del resto del mundo, es la primera vez que sucede eso en casi veinte años. Estados Unidos está más cerca de la independencia energética que desde hace décadas".
Protección de la producción y empleo local: "Acabemos con esos incentivos para mandar empleos al extranjero y bajemos los impuestos a las empresas que crean empleos aquí en el país. Crear nuevos mercados para nuevos productos que tengan la marca 'Hecho en EE.UU.'".
Inversión pública en investigación en ciencia y técnica: "Sabemos que la nación que hoy apueste por la innovación será mañana la dueña de la economía mundial. Esa es una ventaja a la que no puede renunciar Estados Unidos. La investigación financiada con fondos federales contribuyó a que surgieran las ideas y los inventos detrás de Google y de los teléfonos inteligentes".
Pymes y empleo: "Hagamos más para ayudar a los empresarios y los dueños de pequeñas empresas que crean la mayoría de los trabajos nuevos en Estados Unidos. En los últimos cinco años, mi administración ha hecho más préstamos a dueños de pequeñas empresas que cualquier otra".
Aumento de los ingresos de trabajadores con alza del salario mínimo: "Ofrecer salarios más altos es una manera inteligente de impulsar la productividad y reducir la rotación de personal. Nosotros deberíamos hacer lo mismo. En las próximas semanas, promulgaré una orden presidencial que requerirá que los contratistas federales paguen a sus empleados financiados por el gobierno federal un salario digno, de por lo menos 10,10 dólares por hora, ya que si cocinan la comida de nuestras tropas o limpian sus platos, no deberían tener que vivir en la pobreza".
Conectar Igualdad: "El año pasado, también me comprometí a conectar al noventa y nueve por ciento de nuestros estudiantes a redes de banda ancha de alta velocidad en el transcurso de cuatro años. Esta noche, puedo anunciar que con el patrocinio de la FCC (Federal Communications Commission) y de compañías como Apple, Microsoft, Sprint y Verizon, tenemos la financiación inicial para empezar a conectar a más de 15 mil escuelas y veinte millones de estudiantes en los próximos dos años sin añadir ni un centavo al déficit".
La nominación de Janet Yellen para reemplazar a Ben Bernanke al frente de la estratégica Reserva Federal (banca central estadounidense) ha sido una elección clave de Obama para seguir transitando en esa estrecha brecha abierta en un mundo económico dominado por la ortodoxia. Yellen, la primera mujer al frente de la banca central estadounidense en sus cien años de historia, es una economista especializada en el mercado laboral y defensora del activismo monetario, al considerar que uno de los mandatos de la FED es crear empleos y mantener una baja tasa de desocupación. Esto implica que pese a que se ha reducido un poco la intensidad de la expansión monetaria (la compra de bonos por parte de la Reserva Federal), esa política se mantendrá por lo menos en los próximos dos años, según se desprende de la primera comparecencia de Yellen ante el Comité de Servicios Financieros del Congreso, la semana pasada. O sea, las tasas de interés seguirán muy bajas, aunque pueda haber una leve variación alcista por presión de los directores halcones ortodoxos.
Es un alivio para los denominados países emergentes que a fines del año pasado padecieron una repentina fuga de capitales, con la consiguiente inestabilidad de sus paridades cambiarias, porque el mundo de las finanzas globales especuló con el alza de la tasa de interés estadounidense. El 80 por ciento de los gestores de fondos de inversión encuestados por el Bank of America Merrill Lynch consideraron que los países en desarrollo representan el mayor riesgo para la estabilidad financiera, publicó The Wall Street Journal. La encuesta, que incluye las opiniones de 222 gestores con 591 mil millones de dólares en activos combinados, también reveló que la proporción de fondos asignados a la renta variable en mercados emergentes cayó a su nivel más bajo desde que se empezó a realizar el sondeo, en abril de 2001.
Dani Rodrik, economista de la Universidad de Princeton, publicó Death by Finance en Proyect Syndicate, donde afirma que "el blues de los mercados emergentes está de vuelta", para dar cuenta de las perturbaciones financieras y cambiarias, con las particularidades de cada caso, de Brasil, India, Argentina, Venezuela, Turquía, Tailandia; y de la desaceleración del crecimiento de China especulando de si será un "aterrizaje suave o brusco". Rodrik señala que "ésta no es la primera vez que los países en desarrollo se han visto afectados por cambios de humor en los mercados financieros globales. La sorpresa es que nos sorprende. Los economistas, en particular, deberían haber aprendido algunas lecciones fundamentales hace mucho tiempo: la moda de los mercados emergentes es sólo eso. Milagros económicos rara vez se producen".
Y menos si dependen de postulados de la ortodoxia económica y del humor de los protagonistas de las finanzas globales.