El artista
* Por Gustavo Yarroch. Messi ratificó su magia en un partido que quedará en la historia por los golazos del argentino.
El movimiento de los hinchas del Barcelona es acompasado y feliz, el summum de la felicidad futbolera. Allí arriba, en un rincón de la tercera y la cuarta bandeja del fondo Norte del Santiago Bernabeu, mueven los brazos y el cuerpo hacia arriba y hacia abajo, el típico gesto de la reverencia, y gritan "¡Meeeeessi, Meeeeessi!" , así, estirando la e a más no poder. Desde el campo de juego del Camp Nou, El artista los mira y mueve el dedo índice acompañando el cariño de sus hinchas y a la vez celebrándolo. Lionel Messi tuvo ya muchas actuaciones consagratorias, pero tanto él como esa gente que lo adora saben que el partido de ayer aquí quedará en la historia no sólo porque fue el autor de los dos goles con que su equipo le ganó 2 a 0 al clásico rival, sino porque el segundo fue otra obra de arte.
Un gol memorable, para los libros, no a lo Maradona sino a lo Messi, porque Messi es tan único como lo fue Maradona y parece una herejía entrar en comparaciones sobre si Leo es mejor que Diego. ¿De qué sirve tratar de hurgar en ello para -en definitiva- terminar en la conclusión de que se trata de una misión inconducente? Los periodistas catalanes, que en la mayoría de los casos son tan hinchas del equipo como los que están en la tribuna, gritan los goles, cruzan miradas felices, se deshacen en palabras gandilocuentes como Dios o genio , elogian al "chaval" sin necesidad de pronunciar ni su nombre ni su apellido. Esta es la noche de Messi , la noche de los barcelonistas. Es la noche del gol de caño a Iker Casillas para poner el 1 a 0 después de un centro brillante del holandés Afellay. Y es, por sobre todas las cosas, la noche del golazo en el que pasó a cuatro rivales y definió ante la salida del arquero de la selección española.
"¡Uy, uy, uy, uy, que lo bajen, que lo bajen!" , gritaba un plateísta del Real Madrid mientras Messi avanzaba a la velocidad de la luz sin que nadie pudiera detenerlo. Y no pudieron frenarlo, claro. Y él l e dedicó el gol a su amigo Gabriel Milito , que salió disparado del banco para acompañarlo en un festejo bien argentino cerquita del córner donde estaban los hinchas de Barcelona. Después, al regresar a su campo, antes de que Real Madrid moviera del medio, se cruzaron un saludo con Josep Guardiola, quien luego lo ponderó en la conferencia de prensa.
"Estoy muy contento de tenerlo en el equipo. Con sólo 23 años es el tercer máximo goleador de un equipo centenario como Barcelona. Con sólo 23 años... Esta clase de goles ya los hizo. Nos tiene acostumbrados en un uno contra uno, en uno contra dos, en un uno contra tres" , dijo el técnico del equipo más admirado del mundo para que lo escuchara todo el mundo.
El as de espadas de la Selección lleva 179 goles en 264 partidos en Barcelona, contra los 235 que hizo el español César Rodríguez entre 1942 y 1955, y los 194 de Ladislao Kubala entre 1950 y 1961. Rodríguez y Kubala son los máximos anotadores de la historia del Barça , y Messi ya está a quince goles de alcanzar al húngaro.
El sábado, cuando anotó el segundo gol en el 2 a 0 sobre Osasuna por la Liga, llegó a las Bodas de Oro : hizo el gol 50 y se convirtió en el primer futbolista en alcanzar esa cifra en una temporada en el fútbol español. Anoche agrandó un poco más ese récord con el valor agregado de que fue en un partido por demás trascendente y en la casa del clásico rival, del que ya se convirtió en la sombra negra de los últimos años pues le hizo diez goles en doce partidos entre Liga y copas.
Antes de convertir el primer gol, su juego había sido chispeante, con un par de intervenciones con su sello. Como aquel gran pase en cortada del primer tiempo en el que dejó solo a Xavi, cuyo remate fue tapado por Casillas. O como un par de paredes que levantó con Xavi y con Villa causaron escozor entre los 80 mil hinchas del Real. Esos mismos hinchas que empezaron a irse del Bernabéu antes de que terminara el partido, desilusionados como pocas veces antes.
Casi a la medianoche, los hinchas de Barcelona caminaban por el Paseo de la Castellana en busca de algún bar para seguir festejando. Desbordados de felicidad, cantaban con la música del tema Go West , de Pet Shop Boys : "Adiós, Real Madrid, adiós".