El arte de narrar: el cuento infantil como herramienta de formación cultural
El contar un cuento parece algo tan fácil, algo que todos podemos hacer. Sin embargo, no es una tarea tan sencilla si nos preguntamos ¿qué tanto poder tienen los cuentos, y cuánto influyen en la formación de las personas?
Los cambios sociales y culturales vividos en los últimos 15 años en el país (el movimiento feminista, la lucha de clases, el matrimonio igualitario entre otros), no solo se manifiestan en la calle, en los empleos y en los institutos; sino que también se hacen presentes en la narrativa infantil.
La literatura cumple un rol importante en la sociedad; los niños crecen en contacto con las historias y así se van impregnando de valores que los van formando, ya que ofrecen una primera visión del mundo social y afectivo. “Esa forma de conocer el mundo se da desde un punto de vista moral, con problemas éticos que facilitan la construcción del bien y el mal. Sin embargo cabe destacar que la literatura es arte y el arte no es buena ni mala y cada persona va a ver la historia de forma individual” dijo el narrador José Luis Gallego.
Los cuentos tradicionales conllevan un fuerte componente moralizador; Caperucita roja, La Cenicienta y Blancanieves, son sexistas, patriarcales; con estereotipos arraigados en nuestra cultura. Sin embargo, en las últimas décadas, sobre todo a partir de la democracia, surge una literatura infantil con nuevas propuestas estéticas y sociales.
Según Mercedes Pérez Sabbi, especialista en literatura infantil y juvenil, algunas de estas nuevas propuestas aún conservan el modelo sexista patriarcal ya que es “marketinero” mientras que otras están atravesadas por las luchas sociales por ejemplo, la igualdad de derechos. “Hoy hay textos que rompen con ese modelo, princesas que no necesitan de un príncipe, una caperucita que no se deja atrapar por un lobo acosador así como textos que plantean historias sobre los tejidos sociales y la marginalidad”.
Al momento de analizar el mensaje de la narrativa hay que tener en cuenta que, como todo hecho histórico y artístico, la literatura está atravesada por las marcas de su época. Por ejemplo los cuentos de antiprincesas nacen en un contexto histórico muy puntual, donde la lucha feminista está en auge.
Cuando leemos esas princesas de mundos de fantasías, a las que solo les importa ser salvadas por un hombre; dan cuenta de una cultura machista, hablan del rol que tenía la mujer en la sociedad en ese entonces.
“La literatura en la infancia es muy importante, ya desde antes de nacer tiene influencia en el desarrollo infantil desde el lado cognitivo. El relato, abre al niño a la inauguración del sentir y del pensar, cada niño comienza a darle a las historias sus lecturas en base a su conveniencia afectivo- cognitiva”, comentó la psicopedagoga Ornella De Grandis.
Hoy en día nos encontramos con las dos posturas: las anti princesas, infancias trans, la presencia de una disidencia en la familia y, por otro lado, las grandes compañías como Disney que todavía siguen fomentando los estereotipos de mujer y hombre, cultura machista en cierto punto, aunque de todas formas de a poco se están aggiornando a la nueva sociedad como hicieron con la película Frozen, por ejemplo.
Sin embargo, todavía tenemos un gran sector social que “problematiza” la sexualidad, haciendo referencia a la sexualidad como la forma en que la persona se siente consigo misma. “El cambio cultural y social tiene que lograrse desde la familia y desde la escuela con la Educación Sexual Integral, trabajando a través de la narrativa desde la infancia. Hay nenes que se les impone una manera de ser solamente por haber nacido con un sexo particular”, comentó la psicopedagoga.
“Yo creo que los cuentos están cambiando, no sé qué consumen los niños hoy en día porque depende de qué niños. Cada sector consume distintas cosas ya que no todos tienen el mismo acceso a la información. Los cuentos machistas siguen estando, pero las nuevas perspectivas están haciendo su trabajo en todos los sectores”, finalizó Ornella De Grandis.
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