El arquitecto sin corbata que europeizó al conurbano
“Fundé una micronación: Condado Border”. Esa es la carta de presentación de Rubén Angel Díaz, el arquitecto que siembra réplicas de los monumentos históricos en las amplias tierras del Gran Buenos Aires. La Torre Eiffel, la Torre de Pisa, el Arco del Triunfo y el Obelisco ahora también son patrimonio del conurbano bonaerense. Hoy conoceremos al fundador de un partido turístico de arte urbano que no tiene límites.
Su nombre es Rubén Angel Díaz y en Ituzaingó es algo así como el "descubridor" de una ciudad hasta ahora inexplorada. Está por inaugurar el Coliseo bonaerense y sueña con hacer las Pirámides egipcias y el Partenón.
Periodista: Te definís como un arquitecto renunciante, ¿qué es lo que desaprobás de la arquitectura tradicional?
Rubén Angel Díaz: Vengo de una familia humilde, me crié en la construcción, soy maestro mayor de obra y arquitecto recibido en la UBA. Eso de “renunciante” es porque nunca me matriculé y tardé 3 años en retirar el título porque me exigían que me pusiera corbata. Renuncié porque la arquitectura juzga, limita, condiciona y domestica y esa no es mi filosofía. Hago casas temáticas en Ituzaingó. Soy Arquitista.
P: ¿Con qué grandes maestros del arte y la arquitectura te identificás?
R.A.D: La verdad es que no tengo referentes. El arte es un modo de expresar una filosofía de vida basada en libertad, diversidad y fantasía. Los ladrillos sin emoción no son nada, son ruinas. Lo que trato es generar una emoción mas que belleza.
P: ¿Hay un mensaje implícito en tus obras? Si es así ¿qué buscás transmitir?
R.A.D: Creo que hay freses detrás de las obras. En primer lugar, digo que "fracasar es no intentar". También subyace una pregunta: ¿ y por qué no? Y lo mas importante es el mensaje a la juventud: Si yo a los 65 años pude hacer la torre Eiffel y el Obelisco y ver ambos desde el balcón de mi casa, ¿qué no pueden hacer los jóvenes teniendo toda la vida por delante?
P: ¿Cuál de todos tus trabajos es el que te da ganas de felicitarte a vos mismo?
R.A.D: Todos mis trabajos me hacen feliz. Lo que realmente me enorgullece es que empecé solo y estaba caído de rodillas. Me dije: "si yo no creo en mí cómo puedo pedir que los demás lo hagan". Me levanté y logré el sueño de hacer de una ciudad desconocida, un partido turístico de arte urbano provincial, nacional y confío que será internacional.
P: Estás por inaugurar el Coliseo romano ¿qué te falta realizar? ¿qué te gustaría hacer?
R.A.D: Me gustaría hacer las Pirámides y el Partenón.
P: ¿De dónde proviene tu inspiración y quién es el principal destinatario de tus obras?
R.A.D: Todas las obras que hago las saco del mundo, las sentí, las viví, las disfruté. Viajo por el mundo como mochilero desde los 18 años. Llevo 123 países visitados. Esa es la verdadera universidad. Los chicos de Africa son mi debilidad en el mundo. Tengo a Africa tatuada en la cara. Viajé 16 veces a ese continente. Lo que hago es para que los jóvenes entiendan que no está todo hecho y explicarle que los adultos tenemos que pedirles perdón por el país que les dejamos.
Dejá tu comentario