Política
El Ángel, La Doctora, el Beto y la Mafia del Bien
Presos kirchneristas durante la caricatura del gobierno ídem.
Al reconocido gobernador peronista le reprochaban la imprudente ostentación de un funcionario.
“Es el aliado ideal, lo mantengo para que vaya preso”, respondió.
Que el aliado esté preso, vaya y pase.
La cuestión se agrava cuando los presos son propios.
Corresponde que haya presos sólo cuando gobierna el adversario.
Pero cuando quien gobierna es peronista no puede tener presos propios.
Aunque lo merezcan.
Carolina Mantegari
En octubre de 2017, Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, profundizó el error de “ir por todo”.
Como fue “por todo” La Doctora desde abril de 2012 (acto de Vélez).
Aquel “ir por todo” de La Doctora concluyó en 2015 con el advenimiento presidencial de Macri.
El “ir por todo” de Macri reprodujo el retorno, en 2019, de La Doctora.
Con el mascarón de Alberto Fernández, El Poeta Impopular.
Interesa aquí, en efecto, Macri. Porque siguió la agenda beligerante del periodismo. Con el arsenal nuclear de los conceptos. Con el instrumento de la justicia.
Antes de que se inventara el «lawfare», el Portal había elevado la teoría de “La Mafia del Bien”.
Conjunción del periodismo con la política y la justicia para conseguir la erradicación del Mal.
Tanto el lawfare como La Mafia del Bien sirvieron para aplicar la política moralizadora de aniquilación del adversario.
Es el turno de “la mesa judicial”. Alude al sistemático desperdicio político del poder de Macri.
Gracias, en gran parte, al despliegue de la señora gobernadora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo, El Ángel resultó victorioso en las elecciones de mediano término.
En un cálculo austero, había macrismo asegurado por otros seis años. No podían chocar. Menos volcar.
El 25 de octubre se produjo el desafuero sustancial de Julio de Vido, El Pulpo. Y la simultánea detención.
De Vido, colaborador fundamental de Néstor Kirchner, El Furia, fue el verdadero exponente del kirchnerismo fuerte. Hegemónico entre 2003 y 2008.
Desde 2016, estaba detenido Lázaro Báez, El Resucitado.
En diciembre de 2017 detuvieron también al otro empresario emblemático, Cristóbal López, El Gran Croupier. Y al socio Fabián de Souza, C5N.
Terminaba diciembre con la detención de otro símbolo. Carlos Zannini, El Cenador.
Encarceladas las cuatro figuras que permitían interpretar el estilo radial de conducción de El Furia.
Incentivaba la competencia interna entre De Vido y Zannini.
Como entre Cristóbal y El Resucitado.
Con los cuatro pesados en cana, El Ángel demostraba que de verdad iba “por todo”.
El periodismo celebraba.
La producción de arrepentimientos
En agosto de 2018 brotaba la orgía de los “Cuadernos”.
La literatura de Centeno, barrida informativa de Raymond Chandler.
Es el despliegue del vendaval de presos y de la redituable reproducción de arrepentimientos.
Empresarios que no podían tolerar una noche en la celda de la alcaldía. Orines de Comodoro Py.
Legitimaban, con sus apurados testimonios, la efectividad de la literatura de Chandler.
“Lo que usted dice no nos sirve. Tampoco le sirve a usted. Váyase a la farmacia, compre pastillas para la memoria, vuelva y nos cuenta lo que verdaderamente interesa”.
“Diga a quién se la llevaba, quién se la pasaba a buscar, y a la noche duerme en su casa con su mujer y el domingo está en el country con los nietos”.
La legión de arrepentidos induce a valorar los códigos de los que la bancaron. Al propio Lázaro no pudieron doblarlo. O a Gerardo Ferreira, del Club de los 500, cliquear.
Los “encuadernados” agigantaron la magnitud del error de Macri. Complacer la agenda del periodismo que estaba en franca situación de guerra.
Marcaban la gravedad del balazo en el pie que castigó a Macri.
«Nada tenemos que ver», decía un cerebro de la Mesa Judicial.
«Actúa la justicia independiente. Afecta hasta al primo, al que Mauricio tanto quiere».
El jolgorio justiciero fue complementado por la frivolidad mediática. Pero descuidaron el ejercicio de la política.
Facilitaron el desperdicio del tramo más favorable de Macri. Y no lograron atenuar la pulverización de la economía.
Mientras tanto el macrismo organizaba los paródicos autohomenajes en el Centro Cultural Kirchner.
Se jactaban con las ceremonias del G-20. Se financiaban con un préstamo de 45 mil millones de dólares.
Pero La Doctora se mantenía gracias a sus fueros y hacía un par de movimientos políticos.
La fotografía pedorra en el Museo Justicialista de Matheu. Un tuit emitido la mañana del sábado para consagrar la fórmula con Alberto.
El moño del cautivante acercamiento con Sergio Massa, El Conductor.
Con simples movidas estratégicas La Doctora se las rebuscó para hacerle el hoyito a La Mafia del Bien.
Ante el estupor de Héctor Magnetto, El Beto, que descubría la pólvora mojada del arsenal.
Ante el enojoso desconcierto del Ángel Exterminador, que trataba de contener Miguel Pichetto, El Lepenito, con el profesionalismo del acompañante terapéutico.
Constaba, aparte, la perplejidad de los equilibristas de la justicia. Artesanos de las prisiones preventivas, debieron plantearse el atletismo de recurrir a la garrocha.
Las malditas PASO de agosto generaron la inmediata Comisión Liquidadora del Macrismo.
Sin embargo, los padrinos de La Mafia del Bien actuaron, en adelante, como si la derrota nunca hubiera ocurrido.
Como si la pólvora no estuviera humedecida. Los cruzados no tenían otra alternativa que seguir por el camino de la oposición frontal e irrebatible.
Pero nadie cree que la llamada «oposición dura» sea encabezada por el Ángel, o por la señora Patricia Bullrich, La Rambita.
La única oposición real, que registra -y respeta- La Doctora, es Clarín.
Fue Clarín el destinatario real de la candidatura de Alberto. El mensaje olímpico que La Doctora le envió a El Beto:
“Le gané con un candidato imaginariamente suyo”.
Mecanismo epistolar
La Doctora también tiene la pólvora humedecida.
La caricatura del gobierno kirchnerista debe convivir con los kirchneristas presos. Con la angustia de saber que el triunfo electoral no legitima un pepino. No termina con sus causas.
Con La Mafia del Bien en contra es imposible gobernar. Con Clarín y el festival de las repetidoras.
Manejan la agenda política y fortalecen, otra vez, a la justicia. Brindan la categoría de instrumento.
Y Alberto ya no le sirve a La Doctora ni a Clarín. El albertismo pasa a ser una conjetura.
Es cuando La Doctora, desde la vicepresidencia, decide gobernar a través del mecanismo epistolar.
De la primera de las tres epístolas queda la idea de “los funcionarios que no funcionan”. Justo cuando se aguardaba el delirio bolivariano.
Pero La Doctora llamó a ejercitar la inutilidad del diálogo.
Entre la intrascendencia de los posibles interlocutores La Doctora planteó la invitación a dialogar con el espectro “mediático”.
Por supuesto que no se refería al ascendente “portero”.
El convite era para dialogar exclusivamente con Clarín.
Resultan insuficientes los encuentros del ministro Wado con el encantador Martín Etchevers, o con Pablo Casey, El Sobrinito.
La Doctora clama por el diálogo con Magnetto. Sin aspirar a reanudar los lazos profundos que Magnetto supo mantener con El Furia.
Almorzaban churrasquitos hervidos y El Beto ya tenía en el bolso la fusión Cablevisión-Multicanal. Aunque apretaba prematuramente por las acciones de Telecom.
Kirchner, sin gran modestia, se proponía hacer de Clarín un medio adicto.
“¿Le interesa, señor Magnetto, un área petrolera? ¿Acaso prefiere incursionar en la cuenca del Orinoco?”.
Hasta 2008 Magnetto fue el pilar de la grandeza del kirchnerismo. A través del silencio.
En 2021 podría sentarse y tomar un té con La Doctora. Calmar a las fieras de la prensa gráfica y televisiva que le dedican la mojada artillería.
En el país devastado y sin alternativas quedan de pie La Doctora y el Beto.
El resto es paisaje. Monotonía, desolación.
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