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Efecto Japón: derrota histórica de Merkel y primer gran triunfo verde

*Por María Iglesia. El voto castigo se hizo sentir ayer en Alemania: en el estado federado de Baden-Württemberg, cuna de los conservadores liderados por Angela Merkel, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) perdió por primera vez en casi seis décadas.

La victoria se la llevó la coalición conformada por el partido socialdemócrata (SPD) y por los Verdes, abanderados del ecologismo. Según cifras preliminares, al cierre de esta edición la alianza ganadora sumó el 47,4 % de los votos, frente al 39% de la CDU, que se unió a los liberales del FDP (5%).

Las elecciones en este estado ubicado en el sur de Alemania, uno de los más prósperos del país, eran esperadas con ansias para evaluar las polémicas decisiones que Merkel adoptó en los últimos meses en relación con la energía atómica, uno de los temas más controversiales de su gestión. En Baden-Württemberg, donde viven 7,8 millones de personas, hay cuatro de las 17 plantas nucleares de Alemania.

En septiembre del año pasado, la canciller extendió la vida útil de todas las plantas, por hasta 14 años. Sin embargo, tras la crisis desatada en Japón por la radiación emanada de la central Fukushima (ver nota aparte), Merkel dio marcha atrás y decretó el cierre de siete de estas centrales atómicas, una de las cuales está en Baden-Württemberg.

Esa decisión fue leída por los analistas y por la oposición como un intento de ganar electores con vistas de las elecciones celebradas ayer, una de las siete que se llevan a cabo en 2011 en algunos de los 16 estados federados alemanes. Sin embargo, no fue suficiente para convencer a los votantes.

El revés para Merkel se extendió a Renania-Palatinado, otro de «lands» (más pequeño y menos importante que Baden-Württemberg) donde también hubo comicios. Según los resultados de ayer, gobernará allí una coalición conformada por el SPD (que ganó un 35,5%) y los verdes (que obtuvieron un 17%), mientras la CDU alcanzó el 34%.

Perder en Baden-Württemberg empezó a considerarse una opción bastante probable hace meses, debido el escaso carisma de su primer ministro, Stefan Mappus, del CDU. En sentido contrario, la figura del líder de los verdes, Winfried Kretschmann, comenzó a crecer con las movilizaciones contra una nueva estación ferroviaria en Stuttgart, capital de este estado, que es considerada un despilfarro por parte de la ciudadanía. Kretschmann, un ecopacifista de 62 años de perfil más conservador de lo habitual en esas filas, se erigió como la voz de la resistencia contra ese proyecto. Su popularidad se disparó en las últimas semanas, en plena alarma nuclear japonesa.

De esta manera, por primera vez un verde gobernará un estado federado, en este caso Baden-Württemberg, prototipo del poderío industrial germano donde están radicadas las empresas DaimlerChrysler, Mercedes-Benz, Bosch, Porsche y la tecnológica SAP.

De hecho, los grandes ganadores de ayer son los Verdes, que obtuvieron 13 puntos porcentuales más que en los últimos comicios en este estado, en 2006.

Las elecciones tuvieron como telón de fondo las manifestaciones del sábado, cuando más de 200.000 alemanes salieron a las calles a protestar en contra de la política atómica oficialista y pedir el cierre definitivo de las 17 plantas atómicas que hay en el país. «Fukushima dio la alerta: ¡cierre inmediato de todas las centrales!» y «No a la energía nuclear», eran algunas de las leyendas de los carteles de los manifestantes en Hamburgo, Colonia, Múnich y Berlín. La población revivió así el clima de la década del 70, cuando se había dado la anterior lucha en contra del uso de ése tipo de energía.

El color que predominó la jornada fue el verde, estandarte del partido ecologista, aunque las protestas también fueron convocadas por los sindicatos y por estudiantes. Llevaban globos amarillos y verdes, caras pintadas de negro con cruces y banderas con calaveras. «¡Sólo hay que esperar; es cuestión de tiempo!», repetían a coro frente a los cordones policiales que cuidaban celosamente que ninguna personas se acercara al edificio del Reichstag (Parlamento alemán), en Berlín.

Sin embargo, el pedido de los manifestantes es de difícil concreción en lo inmediato: las 17 plantas nucleares proveen el 23% de la electricidad en Alemania, la principal economía europea. Si bien sorprende la cantidad de paneles solares y molinos de viento que se ven en todo el territorio, la energía renovable que producen representa sólo el 2% del total.

Para los analistas, el resultado de los comicios de ayer también demuestra que no resultó convincente la ambigua posición respecto de Libia de Merkel, que por un lado trata de mostrar cohesión con Francia, para no confrontar con París, pero por otro, no se suma a la intervención militar de la OTAN.