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EE.UU. dejó atrás la crisis y se apresta a recuperar su papel

*Por Jorge Castro. Claves. La expansión de la economía norteamericana se basa en la innovación y la producción manufacturera de alta tecnología.

Las exportaciones norteamericanas aumentaron 16% en 2011, encabezadas por los productos manufacturados, sobre todo bienes de equipo y capital de alta tecnología, que crecieron 21%. Lo esencial de EE.UU., como adelanto de su futuro inmediato, es lo que sucede con la industria manufacturera. Allí se muestra la recuperación del papel de vanguardia de la economía estadounidense.

Un cálculo que conviene hacer es el siguiente: el producto industrial norteamericano fue 30% superior en 2011 con respecto al de 2000, pero utilizó 1/3 menos de fuerza de trabajo.

El pico del empleo industrial se alcanzó en 1979 (19,6 millones de trabajadores); ahora son 11,8 millones (40% menos).

Lo que ha ocurrido es uno de los saltos de productividad más extraordinarios de la historia del capitalismo.

Sólo en la fase reciente, tras la crisis global 2008/2009, la productividad ha aumentado más de 20%; y la de la manufactura, 34%. La manufactura además se ha especializado en productos de alto valor agregado, situados en la frontera tecnológica, que ella misma se encarga de definir y ampliar.

En este cuadro, el PBI se expandió 1,7% en 2011, pero trepó a 2,8% anual en el cuarto trimestre, encabezado por un producto industrial que aumentó 3,7%, el nivel más alto desde 2008 .

Conviene precisar que de los 11,8 millones trabajadores industriales que quedan en EE.UU., sólo 4,5 millones integran las líneas de montaje y producción directa; el resto cumplen tareas de diseño, marketing, vínculo con proveedores y clientes, financiamiento y planeamiento estratégico.

A su vez, los 4,5 millones que realizan labores de producción y montaje, como utilizan máquinas computarizadas que realizan series de operaciones formuladas en logaritmos, requieren formación terciaria y niveles avanzados de matemáticas e informática.

La tasa de ganancia de las firmas manufactureras es notoriamente frágil, por la extrema competencia que les impone el mercado mundial, sobre todo el asiático, y los altos costos de producir en EE.UU. Por eso, bajar costos y aumentar la productividad no es una opción, sino un imperativo ineludible.

Prácticamente todas las compañías manufactureras, medianas y pequeñas incluidas, son trasnacionales. Realizan en el exterior partes significativas de su producción (China/Asia, México o Polonia), donde sus costos pueden ser hasta 80% menores que los norteamericanos. La industria trabajo-intensiva y de bajo valor agregado ha desaparecido de EE. UU.: textiles, cueros, indumentaria eran 7% del PBI en 1977 y ahora son 1% o menos.

Todo indica que EE.UU. se encuentra, en términos tecnológicos y de productividad, en las vísperas de un gran retorno a su papel histórico como cabeza de la innovación y de la producción manufacturera de alta tecnología.

Probablemente, tras tres años de débil recuperación ha comenzado una segunda etapa (también de 3/5 años), en que las tendencias estructurales de fondo sobrepasan el nivel de expansión y hay un salto de productividad / competitividad que arrastra incluso la tasa de crecimiento del producto.

El nivel de ganancias de las empresas norteamericanas es el más alto de los últimos 70 años (= 7% del PBI). Las firmas altamente rentables se expanden por necesidad, a través de un doble movimiento de concentración y trasnacionalización.

Esta es la lógica de la acumulación capitalista.

Apple (Steve Jobs) tiene U$S 100.000 millones para invertir. Vendió el año pasado 70 millones de iPhones, 30 millones de iPads y 59 millones de otros productos de su marca. Por cada empleado (43.000 en EE.UU. y 20.000 en el exterior) ganó U$S 400.000 (plusvalía), más que Google y Exxon Mobil sumados.

Quizás el futuro ya haya llegado a EE.UU.

¿Y qué es el futuro? Es la aceleración de las innovaciones, la abreviación del ciclo del producto y la intensificación de la competencia global, guiadas por una nueva revolución tecnológica.