Dudas también polarizadas
¿La Doctora se sube? ¿El Ángel se cae?
El sector más influyente de la sociedad argentina se debate entre la decepción y el temor.
Decepción por el abrupto naufragio del Tercer Gobierno Radical, que preside Mauricio Macri, El Ángel Exterminador (que se auto-extermina).
Temor por el regreso inquietante de La Doctora.
Dos cautivos de categorías respectivamente falsas. Confrontaciones ideológicas sin legitimidad.
Creer que el TGR de Macri representa alguna forma de neo-liberalismo es una falta de respeto a Ronald Reagan, a la señora Margaret Thatcher. A don Álvaro Alsogaray.
Pero es peor creer que "el frapasito tardío" de La Doctora representa alguna vía insurreccional, salvajemente expropiadora. Es otra falta de respeto a Lenin, a Fidel. A don Victorio Codovila.
Aquí nadie es lo que se pretende ser para el adversario.
Ni Macri es un derechista explotador -mucho menos un Kerensky de Barrio Parque- ni La Doctora tiene nada que ver con el riesgoso rigor revolucionario.
Sin embargo, por asomarse La Doctora de nuevo a las veredas del poder, los portadores de la salvación personal, los que siempre quieren cubrirse, piensan correr, en modo desesperado, a comprar dólares.
"Esto está terminado -confirma con dolor la Garganta macrista- Fuimos".
El final está anunciado en la atmósfera. Se percibe en el rostro atormentado del Ángel.
Cuando toca un timbre artificial para explicarle al vecino coacheado que, para aliviarlo, lanza sin convicción la batería de medidas protectoras, en las que no cree.
El congelamiento culposo de los precios. 60 productos por 6 meses (y sin que un numerólogo competente se les arrime para explicarles las asociaciones terribles que arrastra el número 6).
Y todo para hacer "morenismo sin Moreno".
"Es el momento final del partido, cuando se manda hasta el arquero a cabecear", confirma la Garganta. Aunque aquí nadie patee un córner.
"Chau, no va más", diría Homero Expósito.
Falta la cuestión instrumental, la justificación técnica. La arritmia oportuna, el agotamiento psicofísico, el stress.
Por la sucesión de derrotas desgarradoras en las provincias, por los terribles infartos de las encuestas.
Los empresarios que no quieren saber más nada, con La Doctora ni el Ángel, se dedican a buscar la ilusoria alternativa que los libre de la maldita polarización.
Pero Lavagna, Nuestro Adenauer, una lástima, no les alcanza. Temen que se les diluya el proyecto en el mes clave. Mayo.
No está Nuestro Adenauer ni anímica ni políticamente en condiciones para una compulsa interna con los otros postulantes. Urtubey, El Bello Otero, el inabarcable Massa, el líder Scioli, el máximo cuadro Solá.
Y menos después del triunfo unitario del peronismo en Entre Ríos, o en San Juan. Bordet y Uñac signaron el camino de la unidad, que es ilusoria en el plano nacional.
Porque ni se puede delirar con la palabra unidad sin incluir -otra vez- a La Doctora. El antídoto para Urtubey, Lepenito Pichetto, y hasta para Nuestro Adenauer, Lavagna.
Aleluya. Como si el Tercer Gobierno Radical atravesara por su momento más pleno, se encuentra servida, y en funcionamiento, la vigésima quinta mesa chica de conducción. La Comisión Liquidadora.
Debe asumirse que el Ángel le pone actitud al propio derrumbe. Declina con un ímpetu extraordinario.
La mesa chica, o comisión liquidadora, la compone, como siempre, Marcos Peña, El Pibe de Oro que "recibe las bofetadas".
Despierta Peña tanta misericordia, entre los suyos, como el jefe, El Ángel que lo construye, y a cuya suerte se aferra.
Acompaña la dupla que gobierna entre la incertidumbre.
La señora María Eugenia, Sor Vidal, La Chica de Flores de Girondo, a la que ya nadie piensa, ni contempla, sólo como candidata a la reelección imposible en La Provincia Inviable.
Sor Vidal arrastra, a su pesar, el Plan V. Para quienes ven que el Plan A, o sea el Plan Ángel, se desvanece.
Asumen a Sor Vidal como el recurso providencial. Al menos para hacer un papel más decoroso que el Ángel.
Se barajan, incluso, los posibles vices. Lo más parecido a la idea de fuerza se encuentra en la fórmula:
Sor Vidal-Sir Lousteau.
Por Martín Lousteau, el Personaje de Wilde, que según Luis Barrionuevo, El Bandeja, ya tiene "cerrada" la fórmula Lavagna-Lousteau.
Y los optimistas de la continuidad se entusiasman, incluso, con Macri-Lousteau.
Indudablemente, el Personaje de Wilde está de moda. Consta que en un acto inusitado de dandysmo filosófico se afilió a la Unión Cívica Radical.
Se trata de una costumbre culturalmente extinguida. Ya ni los hijos ni nietos de radicales se afilian a la UCR.
Es el partido que impulsa los cambios, después que sus dirigentes degustaran los caramelos de madera (espolvoreados con azúcar impalpable).
El tercer protagonista de la vigésimo quinta mesa chica es Horacio Rodríguez Larreta, el Geniol, que se mantiene encadenado al Maxi Quiosco del Artificio Autónomo.
Geniol está fascinado con la idea de Sir Lousteau como vice de cualquiera.
Pero por la caída irremediable del Ángel hasta Geniol comienza a preocuparse. Ya lo insultan sospechosamente por la calle, pero bastante menos que al Ángel.
Sor Vidal y Geniol aprenden a convivir con elegancia con el Pibe de Oro. Persiste una tregua en el desprecio.
También deben pensar, como los radicales, que Peña debería dejar la condición de Premier, para conformarse con ser jefe de la campaña en riesgo. Pero cuando despunten los cambios.
Cuando lo sustituya la única innovación, el aceptado por fin en la mesa chica que administra la debacle.
Rogelio Frigerio, El Tapir. Convive, desde hace ocho meses, con el deseo explícito de arrojarles la renuncia por la cabeza.
Pero El Tapir sabe que el TGR está demasiado frágil para asimilar alguna renuncia, como la suya.
La Comisión Liquidadora funciona a pesar de todo. Administra los pliegues del derrumbe que todos temen o imaginan.
Declinación estructural que solo Peña, en defensa propia, niega.
Máximo Kirchner, En el Nombre del Hijo, aún necesita un par de hervores para ser el candidato a presidente. Como Néstor, su padre, El Furia, o como su madre, La Doctora.
A La Cámpora, pandilla inofensiva de cuarentones, estricto corazón del "frepasito tardío", La Doctora les resulta más útil como presidente.
Si continúa como senadora, a los tiernos pandilleros les será más dificultoso remar.
Tanto Máximo, como el fiel doctor Wado, poco y nada pueden abrochar como legisladores.
El auto-exterminio invariable del Ángel Exterminador facilita el crecimiento de La Doctora. Aunque, si avanza el dilema del regreso, los cagatintas domésticos van a producir el desabastecimiento del dólar.
Si La Doctora vuelve para hacerse cargo del desierto económico, multiplicado por los cretinos, los patriotas y los hambrientos, Máximo y Wado van a estar demasiado cerca de las decisiones del poder.
En la práctica, en el desierto de 2020, la madre y el hijo podrían conformar otro co-gobierno.
Extraño el destino de estadista auditada de La Doctora.
En su primera presidencia, estuvo auditada por El Furia, hasta que tuvo la ocurrencia irresponsable de morirse.
Si no prende la idea del renunciamiento, otro doble comando puede asomar en el horizonte.
De darse, en el próximo gobierno La Doctora va a estar auditada otra vez. En el Nombre del Hijo.