Dos ventanillas "únicas"
Mantener relaciones comerciales con la Argentina se ha transformado en un verdadero problema para las naciones que aspiran a generar un intercambio fluido y previsible.
El Gobierno nacional no cesa de superarse a sí mismo en su ambición por dominarlo todo, controlarlo todo, perturbarlo todo. El primer día de este mes entró en vigencia el nuevo régimen de control de las importaciones mediante el sistema de "ventanilla única".
Es difícil entender el idioma kirchnerista, porque el significado que da a las palabras tiene escasa relación con el castellano. Por ejemplo, en lugar de una ventanilla funcionan dos, cada una con sus propios patrones y exigencias. Ricardo Echegaray, jefe de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), había prometido una ventanilla única para superar las trabas que impone el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, al intercambio comercial.
Tampoco es inteligible el concepto kirchnerista de "interior". Hasta su irrupción en la administración pública, de la mano de Néstor Kirchner, "exterior" aludía a lo que estaba más allá de nuestras fronteras. Pero Moreno decide también en comercio exterior y ha creado serios problemas en los intercambios con Brasil y Uruguay. El presidente de este último país, José Mujica, parece tener menos paciencia que Luiz Inácio Lula Da Silva y su sucesora Dilma Rousseff, porque se está decidiendo por orientar hacia Brasil el grueso del intercambio intra Mercosur.
La desorientación y la incertidumbre de nuestros aspirantes a importadores y exportadores se encontraron, pues, con dos ventanillas únicas: la de Echegaray y la de Moreno. Y dentro de una y otra, con exigencias de datos que no figuraban en los formularios que debían llenar.
Así, la Afip reclama datos concretos de las fechas estimadas de embarques y arribos de las mercaderías por importar, algo que quienquiera tenga una idea aproximada de los múltiples factores que intervienen en el tráfico aéreo y marítimo se abstendría de plantear, por imposible.
Además, su "ventanilla única" informática quedó saturada. Lo mismo sucedió con la "ventanilla única" de Moreno, que simplemente colapsó a poco de entrar en operaciones.
Tampoco existe uniformidad en los plazos de ambas ventanillas. La Afip establece que, si pasados 10 días de la presentación de la declaración jurada anticipada de información de importación (DJAI) los peticionantes no obtuvieran respuesta, la declaración se dará por aprobada. Moreno extiende el plazo a tres semanas.
Decir que esto es poco serio y que deteriora aún más la imagen internacional de nuestro país, es decir lo obvio. Cada vez se cree menos en la previsibilidad de los actos públicos nacionales, que han comenzado a poner en entredicho la supervivencia misma del Mercosur.
Mujica y el presidente del Paraguay, Fernando Lugo, expresaron su inconformismo por las acciones del Gobierno argentino, que decide de manera unilateral acerca del intercambio y hace letra muerta de los tratados que ha firmado.
Es difícil entender el idioma kirchnerista, porque el significado que da a las palabras tiene escasa relación con el castellano. Por ejemplo, en lugar de una ventanilla funcionan dos, cada una con sus propios patrones y exigencias. Ricardo Echegaray, jefe de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), había prometido una ventanilla única para superar las trabas que impone el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, al intercambio comercial.
Tampoco es inteligible el concepto kirchnerista de "interior". Hasta su irrupción en la administración pública, de la mano de Néstor Kirchner, "exterior" aludía a lo que estaba más allá de nuestras fronteras. Pero Moreno decide también en comercio exterior y ha creado serios problemas en los intercambios con Brasil y Uruguay. El presidente de este último país, José Mujica, parece tener menos paciencia que Luiz Inácio Lula Da Silva y su sucesora Dilma Rousseff, porque se está decidiendo por orientar hacia Brasil el grueso del intercambio intra Mercosur.
La desorientación y la incertidumbre de nuestros aspirantes a importadores y exportadores se encontraron, pues, con dos ventanillas únicas: la de Echegaray y la de Moreno. Y dentro de una y otra, con exigencias de datos que no figuraban en los formularios que debían llenar.
Así, la Afip reclama datos concretos de las fechas estimadas de embarques y arribos de las mercaderías por importar, algo que quienquiera tenga una idea aproximada de los múltiples factores que intervienen en el tráfico aéreo y marítimo se abstendría de plantear, por imposible.
Además, su "ventanilla única" informática quedó saturada. Lo mismo sucedió con la "ventanilla única" de Moreno, que simplemente colapsó a poco de entrar en operaciones.
Tampoco existe uniformidad en los plazos de ambas ventanillas. La Afip establece que, si pasados 10 días de la presentación de la declaración jurada anticipada de información de importación (DJAI) los peticionantes no obtuvieran respuesta, la declaración se dará por aprobada. Moreno extiende el plazo a tres semanas.
Decir que esto es poco serio y que deteriora aún más la imagen internacional de nuestro país, es decir lo obvio. Cada vez se cree menos en la previsibilidad de los actos públicos nacionales, que han comenzado a poner en entredicho la supervivencia misma del Mercosur.
Mujica y el presidente del Paraguay, Fernando Lugo, expresaron su inconformismo por las acciones del Gobierno argentino, que decide de manera unilateral acerca del intercambio y hace letra muerta de los tratados que ha firmado.