Doble escolaridad, menor repitencia
En Río Negro, sigue siendo exitoso el programa de jornada extendida en sus escuelas, sobre todo rurales.
En el sistema educativo argentino las escuelas públicas de jornada extendida sólo alcanzaban, en 2008, el 5,4 por ciento, a pesar de que la ley de financiamiento educativo, sancionada en 2005, había fijado para 2010 elevar al 30% el número de escuelas de esa condición. Por ello, es de gran interés dar a conocer las experiencias educativas exitosas en esta categoría, a fin de estimular otros proyectos que se sirvan de los logros alcanzados, sin temer a las dificultades que inevitablemente habrán de presentarse.
En este plano se ubican los beneficios alcanzados por un programa de jornada extendida, puesto en marcha en escuelas primarias de la provincia de Río Negro desde 2006, durante la gestión del ministro de Educación César Barbeito. La información ha sido difundida por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).
Los propósitos del programa se concentraron en dos metas principales: en primer lugar, conseguir mejores rendimientos en los aprendizajes del alumnado y hacer posible una mayor diversificación de la experiencia escolar. Ambos objetivos se insertan muy bien en un propósito mayor: reducir las brechas de desigualdad que padece nuestra escuela por distintas causas, como las diferencias de medios y recursos, los niveles socioeconómicos, la distinta calidad de la enseñanza. En esa "mayor diversificación de experiencia escolar" se incluyen las posibilidades de practicar deportes y participar en actividades culturales y comunitarias.
Los resultados del período 2006-2011 son alentadores. Se incorporaron al programa lanzado 64 escuelas primarias, preferentemente rurales, que constituyen el 23 por ciento de los establecimientos del estado provincial. Los rendimientos escolares se superaron y el nivel de repitencia se redujo del 7,8% al 2,3% en un quinquenio.
El programa se ha ido expandiendo en escuelas radicadas en ubicaciones desfavorables, pero cuyos establecimientos aseguraban una infraestructura suficiente para trabajar con eficacia. Por otra parte, se han diseñado contenidos curriculares específicos y se ha venido apoyando la labor docente con asistencia técnica y permanente colaboración. Asimismo, se está gestionando un crédito del Banco Mundial para la realización de obras que permitan ir contando con más edificios escolares en condiciones para el programa, lo que redundará en una ampliación de la oferta de la doble escolaridad.
La evolución de esta experiencia es llamativa e incentivadora, por lo cual habrá que tomarla como caso testigo, sobre todo en estas épocas en que tanto la calidad como la cantidad de horas de educación que reciben los chicos argentinos están jaqueadas por los distintos conflictos salariales de los gremios docentes.
En este plano se ubican los beneficios alcanzados por un programa de jornada extendida, puesto en marcha en escuelas primarias de la provincia de Río Negro desde 2006, durante la gestión del ministro de Educación César Barbeito. La información ha sido difundida por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).
Los propósitos del programa se concentraron en dos metas principales: en primer lugar, conseguir mejores rendimientos en los aprendizajes del alumnado y hacer posible una mayor diversificación de la experiencia escolar. Ambos objetivos se insertan muy bien en un propósito mayor: reducir las brechas de desigualdad que padece nuestra escuela por distintas causas, como las diferencias de medios y recursos, los niveles socioeconómicos, la distinta calidad de la enseñanza. En esa "mayor diversificación de experiencia escolar" se incluyen las posibilidades de practicar deportes y participar en actividades culturales y comunitarias.
Los resultados del período 2006-2011 son alentadores. Se incorporaron al programa lanzado 64 escuelas primarias, preferentemente rurales, que constituyen el 23 por ciento de los establecimientos del estado provincial. Los rendimientos escolares se superaron y el nivel de repitencia se redujo del 7,8% al 2,3% en un quinquenio.
El programa se ha ido expandiendo en escuelas radicadas en ubicaciones desfavorables, pero cuyos establecimientos aseguraban una infraestructura suficiente para trabajar con eficacia. Por otra parte, se han diseñado contenidos curriculares específicos y se ha venido apoyando la labor docente con asistencia técnica y permanente colaboración. Asimismo, se está gestionando un crédito del Banco Mundial para la realización de obras que permitan ir contando con más edificios escolares en condiciones para el programa, lo que redundará en una ampliación de la oferta de la doble escolaridad.
La evolución de esta experiencia es llamativa e incentivadora, por lo cual habrá que tomarla como caso testigo, sobre todo en estas épocas en que tanto la calidad como la cantidad de horas de educación que reciben los chicos argentinos están jaqueadas por los distintos conflictos salariales de los gremios docentes.