DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Doble crimen en Vicente López: los escabrosos detalles de la inspección en la casa de Martín Del Río

Los fiscales buscaron evidencias del principal acusado de matar a sus padres, en un chalé que había alquilado con la promesa a su amante de irse a vivir con ella. Hallaron excremento de ratas, cucarachas y telarañas.


La casa está cerrada. El pasto, crecido, y la pileta, sucia. Quieta, detenida. Este lunes por la mañana, los 400 metros cuadrados de Haedo 938, en Vicente López, se revolucionaron por primera vez en 11 meses.

Allí vivió -o quiso vivir- Martín Del Río (47), a 250 metros del chalé en el que sus padres, María Mercedes Alonso (72) y José Enrique Del Río (75), fueron asesinados hace dos meses.

"Encantador" y " simpático", lo describieron los propietarios. Apenas lo conocieron en diciembre, cuando firmaron un contrato de 30 meses por 5 mil dólares mensuales por el alquiler del caserón de siete habitaciones. Hacía tres meses que Enrique Carrier había fallecido cuando sus hijos decidieron cerrar el acuerdo, que incluyó algunos muebles y la posibilidad de compra una vez finalizado el plazo.

Pero ese "negocio" no duró ni dos meses. El imputado, conocido por sus problemas financieros, apenas pagó el primer mes y desde entonces pesa sobre él un juicio de desalojo. Esa propiedad fue el "proyecto" de vivir con Paola, la socia, secretaria y amante del más chico de los Del Río, que había prometido dejar a su esposa y la casa de Nordelta para instalarse en el barrio de sus padres.

De eso, nada. Paola fue la única a quien los vecinos vieron pasar por este lugar para "arreglar el jardín". Se supone que Del Río nunca vivió formalmente en este domicilio, aunque legalmente sea una propiedad de su posesión.

Caca de ratas, telarañas y cucarachas por todos lados. Con eso se encontraron al ingresar. "No había ni un indicio de que alguien hubiera querido ni siquiera limpiar, mucho menos vivir", confiaron las fuentes a Clarín.

Fue Paola quien les advirtió a los Carrier que Del Río "tenía problemas con otras propiedades": "Ojo con él", fue la expresión que eligió. Ella misma entregó las llaves de las nuevas cerraduras que usaron este lunes los fiscales Martín Gómez y Marcela Semería para realizar una inspección ocular.

El objetivo de la medida es doble: que los dueños puedan volver a tomar el poder sobre el inmueble y buscar unos borceguíes marrones que podrían ser claves para la investigación del doble crimen.

Quieren repasar todas las casas por donde pasó el principal sospechoso para descartar cualquier evidencia que "se les pueda haber pasado". Ahora, con "el diario del lunes, se ven cosas que antes quizá nos", indicaron las fuentes. La idea es no dejar nada librado al azar. 

Los zapatos

Por el asesinato de Alonso y Del Río está detenido su hijo menor, Martín. Los fiscales Gómez, Semería y Alejandro Musso, a cargo de la investigación, lo señalaron como el principal sospechoso del crimen.

Una de las evidencias que usaron para detenerlo fueron las cámaras de seguridad en las que se ve a una persona entrando y saliendo de la casa de Melo 1001 en la hora en que se presumen mataron al matrimonio.

En esas imágenes, por la renguera del detenido, pudieron identificarlo. Pero allí se lo ve entrar con un calzado de tracking tipo borceguí color marrón y salir con unas zapatillas deportivas. Ese cambio es el que ocupó a los fiscales en esta casa.

¿Dónde están esos zapatos? ¿Martín Del Río se los pudo haber cambiado porque tenían manchas de sangre? ¿Dónde los descartó? Ninguna de esas preguntas encontró respuestas en la casa de la calle Haedo: la Policía Científica no encontró evidencias que pudieran contribuir a la investigación. 

"No encontramos nada relevante", dijeron los fiscales a las dos horas de ingresar a la propiedad.

"Pasaron 14 días entre la tarde del crimen y la detención durante los cuales pudo haber ido a esa casa en algún momento a descartar algún elemento", justificaron. 

Si bien se había informado que hoy también se iba a inspeccionar nuevamente la casona de la calle Melo 1101, donde las víctimas fueron ejecutadas a balazos, esa diligencia se postergará para otro día, en el que también irán al chalé de fin de semana que las víctimas tenían en el country San Diego de Moreno. "Tenemos que ponernos de acuerdo para ver qué va a pasar con esas casas", anticiparon.

Ahora el caserón de Melo está sellado, con papeles que rezan "Faja de Seguridad. Comisaría 5° de Vicente López". La cochera donde encontraron los cuerpos, la reja de la vereda y la puerta principal: todo protegido para preservar las evidencias que puedan surgir.

El equipo de fiscales a cargo de la investigación ordenó, en paralelo, peritajes para profundizar en la evidencia científica que sea irrefutable: el análisis de ADN de eventual material genético que se halle bajo las uñas de las víctimas (por si alguno llegó a arañar al asesino), cotejos balísticos con las vainas y proyectiles secuestrados en la escena y las autopsias.

El doble crimen

Del Río y Alonso fueron hallados asesinados -él de tres balazos y ella de uno- el pasado 25 de agosto en su Mercedes Benz E350, en el garaje de su casona de la calle Melo 1101, de Vicente López.

Si bien la empleada María Ninfa "Nina" Aquino fue la primera detenida, el juez de la causa la liberó por falta de pruebas y el 7 de septiembre los fiscales detuvieron al hijo menor de los fallecidos, Martín, como supuesto autor de un doble parricidio con un móvil económico.

El acusado cumple prisión preventiva como autor de un "doble homicidio calificado por alevosía, por el vínculo, por el uso de arma de fuego y por ser criminis causa" (matar para lograr la impunidad), delito que prevé como única pena la prisión perpetua.

Fuente: Clarín

Dejá tu comentario