Divina comedia
*Por Sandra Comiso. La actriz dejó de lado los personajes dramáticos para encarar la telecomedia diaria "Cuando me sonreís" (Telefe), junto a Facundo Arana. El porqué del cambio, sus modelos y su interpretación de Eva.
"Era una cuenta pendiente". Julieta Díaz define así su nuevo rol en Cuando me sonreís (Telefe, a las 22), la tira en la que comparte protagonismo con Facundo Arana. Después de interpretar a heroínas sufrientes y maltratadas como en Valientes (2009), Julieta se da el gusto ahora de coquetear con el humor en la piel de Luna Rivas, una abogada, bohemia y enamoradiza, que cae rendida ante los encantos de Gastón Murfi (Arana).
Una comedia diaria, ¿era lo que te faltaba? Y, sí. En otros trabajos anteriores, como Campeones , Ilusiones y 099 Central , había toques de comedia y me sentía cómoda, pero por alguna razón, me identificaba más con la actriz dramática, y la gente también me veía así. Pero yo siempre quise hacer comedia. Ahora estoy empezando a sentirme cómoda, pero era más un prejuicio mío que otra cosa.
Hacer comedia ¿es más difícil de lo que parece? Claro, una pausa mal puesta, por ejemplo, se nota mucho. Con el drama, creo yo, zafás un poquito más, pero con la comedia quedás pagando. Ojo, no es que porque ahora hago comedia creo que es mejor esto, pero el género tiene sus vueltas. No sé si la gente necesariamente tiene que reírse, pero la tiene que pasar bien, pescar algo que le saque una sonrisa, algo que te atrape, que puede pasar por un registro más distendido o una mirada más irónica, según la historia que cuentes.
En este caso, "Cuando me sonreís" está pensada para todo público.
Es una comedia blanca para toda la familia, pero no por eso deja de tener su picardía. A mí me gustan muchos tipos de humor, desde Les Luthiers hasta Niní Marshall y Alejandro Urdapilleta, estilos muy distintos. No me comparo con ninguno porque son maestros, pero llevándolo a algo más tangible, me divierte hacer ahora este estilo de humor blanco. Sobre todo porque siento que no está subido el volumen de la historia, que está en su registro justo, sin irse de mambo. No hay nada pasado de tono, pensando, además, en que es un producto que ven muchos chicos, aunque la tira no sea específicamente para un público infantil. Eso me gusta.
Niní Marshall es la cita obligada si hablamos de comedia, ¿no es así? Por supuesto. No descubrí la pólvora porque no conozco a nadie del medio que no la admire y la tenga como referente. Pero yo, además, la tengo en una foto en mi mesita de luz. Niní era una genia, una adelantada para su época. Además, como persona era muy solidaria, generosa, de perfil bajo y para mí también es una maestra más allá de la actuación, en todo lo que hacía fuera del escenario.
Interpretaste a mujeres muy dramáticas a lo largo de tus trabajos y ahora te toca una antiheroína total. ¿Qué te gusta de tu personaje? En cine hice a Norma Arrostito, a Eva Duarte; en tele, a Ada Falcón, además de los personajes de ficción de Locas de amor y Mujeres asesinas . Todas con historias muy densas. Y ahora llega Luna, que es una antiheroína total y me encanta. Al ser una comedia romántica ella también sus dramas y sufrimientos, lo que pasa es que el registro de la trama no se mete con la parte más oscura de eso. Se cuenta la historia desde otro lado. Es más relajado que los culebrones que hice antes. Me encantó hacerlos, los disfruté mucho, pero es difícil sostener una heroína con tanto drama, trabajando con esos conflictos altos y manteniendo el clima. Me siento muy bien ahora, en otro tono, tenía ganas de trabajar la vorágine de la tira, pero con una comedia. Y una como ésta, que es un relojito porque no improvisamos nada. El 99 % está pactado por los libros y el director, es mínimo el margen para que le agreguemos alguna cosita nosotros: un remate o algo así. Y me divierte mucho el costado más clownesco que tiene Luna.
¿Cómo es el trabajo con Facundo Arana? Es bárbaro. Nosotros ya habíamos trabajado juntos en 099 Central , pero no había muchos cruces entre nuestros personajes y acá nos redescubrimos. Nos llevamos no bien, muy bien. Con Facu tenemos mucha complicidad, nos complementamos mucho y nos contenemos mutuamente, sobre todo él, en mis momentos de más inseguridad. La verdad es que nos divertimos trabajando. Nos tenemos cariño y confianza y eso es fundamental para los guiños de humor que necesita la comedia y también conectarte sin pudores en los momentos románticos.
¿En este caso, el romanticismo y el humor van de la mano? Tal cual. Yo estoy muy contenta con el personaje que me dieron: tiene humor, es muy transparente. Le busqué algo en la mirada que nunca miente. Me encantan las situaciones en las que se encuentra. A veces me siento un poco exigida, pero aprendo mucho porque me corrigen y está bueno; me siento contenida por el equipo. Al principio era muy fuerte verme en otro registro, recién ahora me empieza a gustar lo que veo. Creo que eso también tiene que ver con algo de la novela que se va ajustando.
Estás acostumbrada a verte sufrir y llorar en la pantalla.
El otro día mi novio me decía " qué boba, te reís de los chistes que hacés vos " (risas). Es que me pasa eso, la verdad. Me río cuando los leo y además porque estoy contenta: siento que el programa está afilado y afinado. No me pasa siempre. A veces siento que estoy desafinada con respecto al resto de mis compañeros. Pero supongo que se trata de una suma de cosas que hacen que el producto funcione. Los actores tenemos la mala costumbre de sentir que todo es nuestra responsabilidad: los laureles y los errores. Y no es así. Cuando cada uno hace lo suyo lo mejor posible es ahí cuando salen bien las cosas. Yo he sido un poco rebelde con los directores y ahora estoy aprendiendo a seguir al capitán, y está buenísimo. Me dirán que eso es lo que hay que hacer siempre. Pero bueno, yo lo estoy incorporando ahora: tirarme a la pileta y sentir que está bien porque todo el equipo es fantástico. El elenco es chico y nos llevamos bárbaro; trabajamos mucho con los directores y con la coach, nos orientan mucho, son súper detallistas. Lo mismo pasa con el equipo técnico. Es de esos productos donde te podés lucir porque cada uno se ocupa de hacer bien lo suyo.
Además de la ficción, estás viviendo tu propia historia de amor en la vida real (con Brent, su novio estadounidense).
Sí, estoy comprometida para casarme a fin de año. Planear una boda es divertido y un poco estresante también, pero aprendés de tu pareja en ese trance. Igual ya convivimos hace un tiempo.
¿Cómo lleva él, que no es del medio, tu trabajo de actriz? Es muy respetuoso, amoroso, compañero, nada celoso y se alegra de verdad con lo que me pasa. Lo escucho mucho porque es muy sincero en sus opiniones, Brent es muy transparente. El proyecto de casamiento es lo que más me conmueve ahora. Mejor, imposible.