Distancia ante la tragedia de otros
*Por Julio Blanck. Con más de cuatro décadas de militancia política, encolumnada en el progresismo, Garré es ministra de Seguridad de un gobierno que acaba de hacer votar la Ley Antiterrorista más cuestionada de los últimos años.
El mismo gobierno cuyos aliados reprimen a quienes se pronuncian contra los estragos de la megaminería. La misma ministra que, el viernes, sostuvo que era un tema menor, apenas una curiosidad informática, el espionaje de la Gendarmería sobre activistas sociales y políticos. A esos menesteres sin honor se ven inducidos hoy algunos de los progresistas que adhieren al cristinismo.
En línea con la actitud del Gobierno de sacarse de encima la tragedia ferroviaria de Once, un comunicado del ministerio de Garré señaló que la Policía Federal -55 horas más tarde- había encontrado el cuerpo de Lucas Menghini "dentro de la cabina de conducción del cuarto vagón, lugar vedado a los pasajeros, que se hallaba en desuso y sin comunicación por hallarse las puertas clausuradas" .
Demasiado parecido a echarle la culpa a Lucas de su muerte por haber estado allí. Demasiado parecido al secretario Juan Pablo Schiavi, diciendo que el desastre se favoreció por la "costumbre argentina" de apiñarse en los vagones delanteros. Demasiado parecido, en la frialdad ante la tragedia de otros , al texto inicial, burocrático, en el que la Presidenta -tan generosa en la descripción de sus propios dolores- expresó su "profundo pesar", enviando condolencias a los familiares.
Cristina reapareció ayer, después de un silencio largo. Habló de la tragedia aunque evitó señalar responsabilidades.
Prometió tomar alguna medida después de que la Justicia diga lo suyo. Y mencionó cómo el Gobierno había ayudado a las víctimas. Todo un clásico.
La familia de Lucas, sobriamente, dijo del comunicado de Garré lo que había que decir: que poner la culpa en las víctimas es "un recurso bajo, vil, bastardo y canalla" . Y que la tragedia "fue un desastre previsible y no un accidente".
Habló también de "soberbia" y de "negligencia" . Demasiado parecido a lo que quizás esté pensando mucha gente.
En línea con la actitud del Gobierno de sacarse de encima la tragedia ferroviaria de Once, un comunicado del ministerio de Garré señaló que la Policía Federal -55 horas más tarde- había encontrado el cuerpo de Lucas Menghini "dentro de la cabina de conducción del cuarto vagón, lugar vedado a los pasajeros, que se hallaba en desuso y sin comunicación por hallarse las puertas clausuradas" .
Demasiado parecido a echarle la culpa a Lucas de su muerte por haber estado allí. Demasiado parecido al secretario Juan Pablo Schiavi, diciendo que el desastre se favoreció por la "costumbre argentina" de apiñarse en los vagones delanteros. Demasiado parecido, en la frialdad ante la tragedia de otros , al texto inicial, burocrático, en el que la Presidenta -tan generosa en la descripción de sus propios dolores- expresó su "profundo pesar", enviando condolencias a los familiares.
Cristina reapareció ayer, después de un silencio largo. Habló de la tragedia aunque evitó señalar responsabilidades.
Prometió tomar alguna medida después de que la Justicia diga lo suyo. Y mencionó cómo el Gobierno había ayudado a las víctimas. Todo un clásico.
La familia de Lucas, sobriamente, dijo del comunicado de Garré lo que había que decir: que poner la culpa en las víctimas es "un recurso bajo, vil, bastardo y canalla" . Y que la tragedia "fue un desastre previsible y no un accidente".
Habló también de "soberbia" y de "negligencia" . Demasiado parecido a lo que quizás esté pensando mucha gente.