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"Disfruto cuando la gente sufre conmigo"

Luciano Caceres. De pronto sus gestos se transforman, y el hombre de mirada intensa y ojos claros se convierte en un personaje oscuro, con multiplicidad de significados.

Es capaz, con una sola mano, de realizar un movimiento en su cabello, despeinarlo o mimarlo con placer. Entonces su expresión vuelve a mutar y la calma, casi mágicamente, acompaña cada palabra de Luciano Cáceres (34), el actor de "El Elegido", la ficción que se emite por Telefe, donde interpreta al abogado David Nevares Sosa.

Su excelente momento profesional lo celebra a diario en el seno de su hogar junto a Gloria Carrá (40), su hija, Amelia (1 año y nueve meses), y la hija mayor de su mujer, Angela (13), fruto de una relación anterior con Marcelo Torres. Gloria y el actor de la agencia Life Chekka se casaron en la catedral de San Isidro, en septiembre de 2008, y el 7 de octubre de 2009 agrandaron la familia con el nacimiento de esta beba tan esperada.

Como si hubiera ocurrido horas antes de la entrevista, recuerda con detalle el lindo proceso que atravesó hasta comenzar a grabar el primer ca pítulo de la tira que produce El Arbol, a cargo de Pablo Echarri (41) y Martín Seefeld (50). "A Martín lo conocí cuando grabamos una versión para Italia de ‘Sin tetas no hay paraíso’; después, cuando hice ‘Botineras’ me llamó para decirme si quería formar parte del equipo de ‘El Elegido’. Y dije que sí, no me importó el tema económico. Tuve en cuenta el perfil del personaje y, además, quise apoyar el primer emprendimiento de dos compañeros".

—¿La intensidad de su papel crece a medida que avanzan los capítulos? —En los primeros capítulos no estaba previsto que se destape su parte villana, apareció un abogado tranqui, dulce, con humor. Hasta que un día asomó la malicia de David, y quise sorprender conectándome con ese papel desde un lugar diferente, para no caer en el sitio común del villano. Disfruto cuando la gente sufre conmigo.

—¿Cómo se prepara para grabar las escenas de violencia sexual, combinadas con la pasión que le provocan sus relaciones homosexuales? —Me concentro y voy hacia adelante, ya que el personaje no tiene prejuicios con su costado homosexual. Si un hombre lo calienta va para adelante porque no le importa nada.

—Cada abogado del estudio jurídico de su padre representa un pecado capital. Usted, la pereza. ¿Tiene algo en común con la vida real? —No, todo lo contrario, soy hiperactivo, duermo poco por el mucho laburo y porque, además, soy padre de una nena que me tiene muy activo. Siempre estoy en movimiento. Con Sergio Surraco en teatro hacemos "Esa no fue la intención" (en el Abasto). También tengo a mi cargo la dirección de "Cordero de ojos azules", que estrenaremos en agosto. Y hace poquito filmé "Mujer Conejo", de Verónica Chen.
Por si fuera poco, estoy arrancando en el Cervantes con la nueva obra de Ja- vier Dolte, "4D Optico".

—En "El abogado del diablo" se desarrolla la vida tormentosa y profesional de Kevin Lomax, un letrado especial. ¿Se siente identificado en algún punto con su personaje? —No, porque en "El Elegido", David se mueve profesionalmente porque es el hijo del dueño del estudio jurídico; no tiene una gran capacidad. Pero hay un punto en común entre David y Kevin Lomax: Ambos coquetean con el mal. A David le dan la posibilidad de ir por las buenas o por las malas, y va por las malas, tiene una gran facilidad para meterse en problemas y salir bien parado. Los dos son tipos que van por el abuso y la seducción. Es muy loco y terrible, pero es así; las mujeres no pueden terminar de odiarlos.

—¿De qué manera enfrenta la popularidad? —Tranquilo, muy bien. Estoy en un programa de ficción que además es exitoso, entonces me aceptan porque valoran la calidad del programa, y en general me hablan del elenco, siempre con palabras lindas.
Y por otra parte, al estar del lado de los malos el público me respeta.
La popularidad más masiva me llega ahora, y es diferente. Me reconocen desde hace cinco años, pero ahora lo hacen con nombre y apellido.

—¿Va al gimnasio para marcar abdominales? —Poco, en estos momentos una vez por semana, pero antes de comenzar a grabar la tira iba casi todos los días.

—¿Con Gloria miran la tele juntos? —A veces, sí, otras noches cuando llego tarde por los ensayos de teatro, preferimos hablar de otros temas, y Gloria me cuenta lo que vio del capítulo.
El año pasado hacíamos lo mismo con "Para vestir santos", ese unitario en el que tuvo la suerte de participar mi mujer.