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Diseño del país paria

Arreglar con los holdouts. Con los Estados Unidos y la Unión Europea.

Introducción
Melodías soviéticas

¿Es consciente Scioli de la gravedad de la situación económica que va a recibir?, consulta la Garganta.
¿O cree que todo está como les dice Kicillof?

Por todas partes, los inversores locales, los empresarios asustados, los financistas desorientados, los pagadores perplejos de impuestos, las temerosas amas de casa, en mesas de presuntos informados o no, brotan las mismas preguntas.
Son similares las que se formulan los interesados inversores del exterior. Los que llegan a Buenos Aires, en búsqueda de posiciones. Pero dudan. Se estancan.

Son tenedores de bonos o no. Colectivamente descreen de las dulces melodías soviéticas que Axel Kicillof, El Gótico, suele tararear. Para consumo de La Doctora, fascinada con su Revolución Imaginaria.

Melodías dulces y soviéticas de Kicillof que Scioli, aunque sin gran convicción, también las silba, para la tribuna.

Osiris Alonso D'Amomio
Director Consultora Oximoron

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La súbita kirchnerización de Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, es filosóficamente natural para (y por) ser el candidato único. Exclusivo.


Pero reproduce -evalúa Oximoron- cierto estupor en la atmósfera cultural que se conoce como "el mercado".
Con la estructura armada que recibe, a los efectos de ser aceptado, Scioli no tiene otra alternativa que sobreactuar el cristinismo.

Como "el candidato es el proyecto" el pobre tiene que identificarse, fundirse en él, hasta representarlo. Con el objetivo inútil de aprobar aún más materias innecesarias.

Sin embargo, al kirchnerizarse en exceso, brotan las dudas y las reticencias de quienes, por lo diferente, lo preferían.
Porque le encontraban condiciones para encarrilar la economía. Y a partir del manejo autónomo de la lapicera presidencial, generar el ambiente propicio para las inversiones. Y encontrarle al país -que naufraga en la intrascendencia- algún rumbo.


Por lo tanto, en la abstracción influyente del "mercado", ya comienzan a mirar, con mayor interés, según nuestras fuentes, a Mauricio Macri, El Ángel Exterminador. Los seduce más. Es para tratar en otro informe.

Clavelitos

Mientras tanto el cristinismo siembra el territorio. Para Scioli y eventualmente para Macri. Lo deja minado de bombas antipersonales.
Lo que se discute, en el mercado, es si el estallido es preferible que se produzca antes o después del octubre fronterizo.

La Doctora le estampó a Scioli el clavel de Carlos Zannini, El Cenador (clic para ver). Sólo es conocido por quienes deben conocerlo. Zannini es parte causal de las repercusiones inquietantes que elevaron el dólar blue. Desde 12 a 14. Temperatura en ascenso.
Pero La Doctora les deja también un congreso temporariamente adicto. Con la suficiente cantidad de diputados incondicionales. Con senadores que, por ahora, le pertenecen.


Entonces el Congreso se prepara para recibir el desplazamiento de grandes cuotas de poder. Desde el Ejecutivo (controlado) hacia el Legislativo que dominan. Para preparar juntos, en todo caso, el asedio institucional, el definitivo asalto del Poder Judicial.

También, en el tramo final que debiera imaginarse para despedidas nostálgicas, La Doctora sorprende con el cambio del Jefe de Estado Mayor General del Ejército.

Justamente cuando Scioli comenzaba a entenderse demasiado con el general César Milani, El Seductor de Sexagenarias. Ampliaremos.

No obstante, aparte de tratar el ascenso inmediato del general Cundom, El Profesional, pronto La Doctora elevará también al senado, según nuestras fuentes, el pliego casi inocente de Oscar Parrilli, El Incomparable Godfrey. Para asegurarle al clavelito del espionaje la continuidad por los próximos cuatro años. Junto al segundo, Martín Mena, El Edecán, joven travieso que reclama mayor atención, y mantiene un destino vinculado -digamos- a la fama (que impaciente lo espera).
También, por cuatro años, La Doctora deja, para quien lo suceda, al clavel de Alejandro Vanoli, El Culata de Moreno, en el Banco Central.

Estos clavelitos son aprobados, en la solemnidad del senado, por mayoría simple. Significa que pasan como por un tubo. Si el pobre sucesor (Macri, Scioli o Altamira) decide remover algún clavelito, necesita, en cambio, dos tercios del senado. Más difícil.

Cláusula de aceleración


Ya que Parrilli y Mena, por decreto y con la orientación intelectual de Marcelo Sain, El Homónimo, se dispondrán en adelante a evitar los golpes financieros y las corridas varias, sería aconsejable -evalúa Oximoron- que se lancen, desde ya, a interceptar las comunicaciones del Fondo Owl Creek.

Son -los del Owl Creek- malvados potenciales que aún no llegan a ser buitreros de la magnitud de Paul Singer. Pero que movilizan, según nuestras fuentes, siete fondos por el estilo. Con los tenedores de bonos que no pueden cobrar por la sentencia del juez Thomas Griesa, El Fayt Americano, jurista que transformó a La Doctora en anti-imperialista compulsiva. Y preventiva.

Estos tenedores de referencia tienen, según nuestras fuentes, la paciencia gastada. Sobre todo al percibir que no se perfila, en el horizonte, el menor propósito de arreglo con los holdouts.

Son tenedores que se congregan para tratar la presentación posible de la "cláusula de aceleración". Es el atributo que tienen, por cansancio legal, de decidir cobrar en lo inmediato. Aunque los bonos de Mongo tengan como fecha de vencimiento el 2020.

Hasta hace un mes, sólo un diez por ciento de los tenedores estaba dispuesto a "acelerar". Y hoy, según nuestras fuentes, merced a la kirchnerización de Scioli y al silencio táctico de Macri, el 30 por ciento de los acreedores ya están por la aceleración más acelerada.
Un año más de franela -con Scioli, Macri o Massa- no esperan.

Para Oximoron, Argentina arregla el conflicto con los holdouts con, a lo sumo, 14 mil millones de dólares. En papelitos. Dos o tres mil millones más de los que se podían haber utilizado para acordar durante la tarde aquella en que El Gótico salió con los deditos para arriba, en señal de triunfo que La Doctora obturó. Comparado con lo que Europa pone en la Grecia inviable para recomponerla vanamente, es una insignificancia. En especial para un país inexplotado, como Argentina. Mal manejado por inoperancia intelectual, por la asombrosa incapacidad y el énfasis de la mala praxis.

Ahora, si los tenedores además "aceleran", habría que hacerse cargo, de inmediato, de 15 mil millones más.
Para pasar en limpio: es más importante decir que se quiere pagar que pagar.
Sobre todo si se recupera la credibilidad, que hoy está -evalúa Oximoron- brutalmente destruida.

Cinismo de campaña

Del tema, en la Argentina pre-electoral, no se habla. Ni siquiera por teléfono. Tal vez por temor a las pinchaduras de El Incomparable Godfrey y El Edecán.
Aunque se sabe lo que corresponde, invariablemente, hacer. Acordar con los holdouts. Acabar con la estética deplorable del deudor indigno que pedalea.

"Mi carta ya la he jugado
y si he perdido pago y me voy"

Lo enseña la milonga "Baldosa floja". La cantaba Argentino Ledesma.
"Y si he perdido pago y me voy". Para alcanzar, en cuanto se pueda, una relación medianamente respetuosa con los Estados Unidos y la Unión Europea.

En tándem, de ser posible, con los maltratados y desairados vecinos iniciales que componen el extinguido Mercosur.
Salvo que Argentina -por el castigo inmoral de la dirigencia- decida inmolarse. Irresponsablemente. Por preferir el diseño del país paria.


Si Argentina aún no es un país definitoriamente clavado como paria es porque se aguarda -evalúa Oximoron- el final del desastroso ciclo Kirchner-cristinista. Con su pragmatismo a la bartola (cliquear). Con el bartolerismo geopolítico. Con la tendencia irresistible hacia la mala praxis que la condujo, primero, al default, y luego al deshonor del desacato.

Para ser considerados, en el fondo, colectivamente garcas.
Sin embargo aquí se consolida el cinismo de campaña. Contrasta lo que se les dice en privado, por ejemplo a los representantes de los fondos de inversión, con lo que se emite en público. Para la gilada. Para la sociedad que se subestima y no merece habituarse a ser paria. Y menos garca.

Carolina Mantegari
Consultora Oximoron/Redacción final