Dilemas y replanteos del armado bonaerense
* Por Mariano Pérez de Eulate. Francisco De Narváez parece haberse cansado del juego de deshojar la margarita.
El Colorado, según esas fuentes, tiene en claro que no le puede ganar a Daniel Scioli -quien aparentemente buscará la reelección- en la soledad de una campaña provincializada. El problema para él es que aquel que aparece como su aliado natural, Mauricio Macri, envía señales contradictorias.
A DOS PUNTAS
Públicamente, Macri juega a estirar los tiempos. Recorre el país en pose de candidato presidencial pero manda a sus voceros oficiosos a decir que no está definido aún si buscará la reelección en la Jefatura de Gobierno o si dará el salto nacional.
Esto es tema de conversación en las charlas de los dirigentes antikirchneristas. Ejemplo reciente: el último domingo se cruzaron en el set televisivo de Mariano Grondona el propio De Narváez y algunos colaboradores con Eduardo Duhalde y su gente, como el diputado Eduardo Amadeo y demás adláteres del ex presidente. Fuera de cámaras, todos coincidieron en que en sus respectivas e individuales charlas privadas con Macri, el alcalde porteño asegura que ya tomó la decisión de pelear la presidencia contra Cristina Fernández. Pero también hubo coincidencia en que su negativa a dar precisiones públicas retrasa los tiempos para zurcir un eventual armado opositor.
Para colmo, a nivel provincial el bloque de diputados que reunía a los dirigentes macristas y denarvaístas terminó separándose, aportando un condimento extra a esa relación de por sí difícil.
PLAN PROVINCIAL
En este contexto, De Narváez cree que debe fortalecer su candidatura provincial. Una postulación que, en la mayoría de las encuestas que se conocen, aparece visiblemente retrasada respecto a la intención de voto que recoge Scioli. Lo mismo pasa en el ítem "imagen" que reflejan esos sondeos.
"No espero más. Crezcamos nosotros como para revalorizarnos y aquel que quiera enfrentar a la Presidenta deberá acordar con nosotros", dicen que dijo El Colorado en el coqueto búnker político del barrio porteño Las Cañitas, donde se respira mucha universidad privada y poca calle.
En verdad, De Narváez parece haber perdido esa condición privilegiada en la consideración popular que le dio la victoria sobre Néstor Kirchner en 2009. Probablemente eso sea fruto de cierta inacción suya. O de la volatilidad de la política. Como sea, intramuros ahora el denarvaísmo parece asumir que, de cara a la elección de octubre próximo, su espada principal inicia el camino electoral desde una condición más perdidosa. O, si se quiere, menos favorable que hace dos años, cuando se inició la campaña que terminó coronando al empresario. Con un agregado: a diferencia de aquella vez, ahora el kirchnerismo (¿o debemos decir el cristinismo?) aparece en una etapa de franco ascenso en todas las encuestas que se difunden.
Caminar diariamente por la Provincia, hablar con cada medio provincial -desde los grandes diarios a las pequeñas radios-, seducir dirigentes que no encuentren lugar en el embrollo de colectoras que propone el oficialismo, parecen ser sus herramientas de trabajo para esa lógica de fortalecimiento.
Existe cierta especulación en el entorno del diputado respecto a que su espacio puede ser beneficiario de la compulsión de la Casa Rosada a habilitar las listas colectoras. Razonan lo siguiente: Daniel Scioli por un lado, el moronense Martín Sabbatella por el otro, eventualmente otra colectora (o lista adherente, para usar el léxico kirchnerista) como una tercera expresión K en la Provincia, no harían más que achicar la masa de votantes del gobernador. Y acaso posibilitar que con un "treinta y pico por ciento" el Colorado se quede con la Gobernación.
OTRA ALTERNATIVA
Nada es tan lineal. ¿O acaso Scioli no podría apadrinar, desde las sombras, una lista con perfil de centroderecha cuyo único motivo de existir sea pelearle el perfil de votantes a De Narváez? El peronismo bonaerense sabe muchísimo de estas triquiñuelas electorales.
De Narváez, admiten en su entorno, está aún en la búsqueda del eje rector de la campaña. En 2009 fue la inseguridad reinante en la Provincia y la supuesta concepción de un plan denarvaísta para combatirla. Inseguridad sigue habiendo, pero no parece posible que el Colorado pueda hegemonizar ese argumento ahora que el oficialismo, más allá de aciertos o errores, incorporó a su agenda ese ítem maldito.
En eso trabaja por estos días el gurú publicitario Ramiro Agulla, contratado por De Narváez para guiar su campaña. Al menos en esta etapa inicial. Agulla, que también asumió el desafío de volver a convertir en gobernador al cordobés José Manuel De la Sota, es uno de los creativos que trabajó en la recordada campaña del 99 que coronó al radical Fernando de la Rúa como presidente de la Nación. El que inventó el célebre "Dicen que soy aburrido". Precisamente, y sin dar demasiado detalle, ahora dicen que el Colorado sorprenderá con una idea-fuerza tan inolvidable como aquella.