Dilemas de la vieja Europa
Luego de meses de idas y vueltas, parece que la situación de Europa tiende a encaminarse, mejor o peor, hacia una dirección definida, por un conjunto de decisiones combinadas entre los frentes político y económico.
Si bien el núcleo de las mismas alcanzan a los países más afectados, los efectos se extienden a toda la Unión Europea. Tanto para definir este camino como para que tenga chances de éxito, el proceso de liderazgo de Alemania y Francia han sido y serán decisivos.
El problema en común de los países europeos es el alto endeudamiento público y la posibilidad de entrar en cesación de pagos, provocando una crisis internacional de imprevisibles consecuencias.
La deuda pública proviene de la acumulación de déficits fiscales, consecuencia del enorme gasto público que demanda el denominado "Estado de bienestar". El gasto crece más que la posibilidad de financiamiento genuino y, por lo tanto, recurren al endeudamiento. Pasados ciertos límites y ante la incapacidad de los gobiernos de tomar decisiones, siempre poco simpáticas, los países deben pagar cada vez más caro para endeudarse. Entonces, la bola de nieve crece, sin cesar.
En todos los casos la situación fiscal y financiera afectó mucho la productividad de las economías, haciéndolas menos competitivas en mercado internacionales que lo son cada vez más.
Alemania, liderada por Ángela Merkel, con el acompañamiento de Nicolás Sarkozy y de Francia, se ha puesto al frente para salvar al euro y la Unión Europea, exigiendo a los países con problemas que adopten las medidas necesarias para equilibrar sus economías y así recibir ayuda del resto.
El caso de Alemania es muy aleccionador por el criterio de Merkel de que "de los problemas de la Unión se sale con más Unión", no desarmándola. Sostiene así que Europa debe moverse paulatinamente hacia una unión política.
Ante expresiones del Presidente de la Federación de Exportadores que sostenía que lo que importaba a Alemania era el mercado libre, no el euro, Merkel y sus ministros dijeron: "En tanto que nación exportadora tenemos necesidad en particular de una moneda estable. De ella dependen aquí en Alemania el crecimiento futuro y numerosos empleos". Realismo político, simplemente, por eso además propone severas sanciones a los país es que no cumplan los compromisos asumidos en la política económica.
Las consecuencias de esta actitud ha sido la renuncia de los Gobiernos de Berlusconi en Italia y Papandreu en Grecia y en ambos casos la adopción de severas medidas de ajuste económico. Ambos países con sistemas parlamentarios, han producido cambios políticos de envergadura para encarar la crisis.
En Italia la renuncia de un Berlusconi agotado, sin capacidad para tomar decisiones de fondo, fue sustituido por un destacado economista, Mario Monti, de 68 años, sin cargos políticos a la fecha.
Agudos analistas italianos ponderan la capacidad del Presidente Giorgio Napolitano de 86 años, quien encargó a Monti formar gobierno y sugirió nombres de Ministros. Se ha formado un gobierno de técnicos, economistas, abogados, diplomáticos, con el apoyo de los dos partidos mayoritarios.
El nuevo primer ministro, que además retiene la cartera de Economía, ha dicho que "hay un enorme trabajo que hacer porque el crecimiento necesita reformas estructurales, que sirvan para abolir todos los privilegios detentados por algunas categorías sociales y corregir así el problema italiano de quien protege su propio distrito electoral a expensas de la comunidad".
El caso de Grecia es similar, se ha formado un gobierno de unión con los tres partidos mayoritarios, designándose primer ministro a un destacado economista, Lucas Papademos. de 63 años quien debe encarar un severo programa de consolidación fiscal y eliminación de beneficios insostenibles económicamente.
Europa apuesta al realismo político, a profesionales y técnicos de alto nivel (no aficionados), a la experiencia y a la unión nacional. Son ideas valiosas que ojalá sepan aplicar correctamente.