Diego Maradona, los fanáticos y los mil hijos
Mientras los amantes del 10 justifican lo injustificable, el astro sigue haciendo estragos en las diferentes familias.
"No es fácil ser Maradona". La justificación es simplista y, por lo general, viene de los fanáticos exacerbados, a los cuales no les importa nada de lo que haga el 10. Para ellos, él es perfecto.
Increíblemente, en la Argentina se santifica a alguien solamente por lo que hizo en su pasado en una cancha de fútbol. Claramente, ante la ausencia de referentes honestos y fuertes en la política, se busca reemplazo en deportistas que hayan dado alegría, a pesar de no ser ejemplo para nadie.
Fue un excelente jugador, probablemente el mejor de la historia hasta la irrupción de Lionel Messi.
Eso no amerita ni justifica que pueda ir dejando hijos sin reconocer a lo largo y ancho del planeta. Si abandonar a una mujer embarazada es de poco hombre, mejor no pensar lo que representa además no querer hacerse cargo del bebé que él mismo ayudó a engendrar.
¿Y qué hace un sector de la sociedad y del periodismo? Lo defiende a capa y espada, como si nada importara. Como si lo que hace o deja de hacer no fuera importante... eso sí, si en vez de Maradona fuera Pérez, sería condenado por los mismos defensores de lo indefendible.
Por suerte, ante cada nuevo hijo son más las personas que se dan cuenta que una pelota de fútbol no debe ocultar ni tapar todo lo equivocado que puede estar un ser humano.
Nada tiene que ver su adicción a las drogas. Le costó, pero el destino lo obligó a hacerse cargo públicamente de su problema y lo llevó adelante. Además, de última, sólo se perjudicaba él. Pero, aunque no lo quiera, su ejemplo no hace más que darle la razón a aquellos que piden aborto legal.
Mientras tanto, las mujeres que va dejando en el camino (y que parecen no darse cuenta de lo que hace Maradona, al estilo Nicolás Cabré), siguen teniendo hijos e ilusionándose con que Diego las ame. Perdonen chicas, él ya eligió a su familia hace rato.