Diciembre otra vez
Y de repente llegó Diciembre otra vez, casi como un intruso. Todos los fines de año me pasa lo mismo, llega el mes de las "conclusiones" y me agarra desprevenida. Diciembre y yo no nos llevamos bien.
Por Magdalena Gelblung
@maggiegelblung
mgelblung@diarioveloz.com
El mes de los festejos, Navidad, Año Nuevo, fiestas de fin de año del trabajo, y en mi caso, también cumplo años. Pareciera que en este momento del calendario estamos "obligados" a estar felices y con ánimo de festejar, pero les confieso, no es mi caso. Y esto me hizo reflexionar acerca de la felicidad.
La Felicidad, ese sentimiento que añoramos con desesperación cuando nos hundimos en angustia, y el mismo que ignoramos cuando las cosas simplemente andan bien. Sí estas atravesando un momento poco feliz, no te sientas solo, la mayoría de los mortales tenemos que TRABAJAR en nuestra felicidad.
A diferencia del amanecer, una manifestación diaria de la naturaleza, la felicidad es algo que debemos CULTIVAR día a día. Sería mucho más fácil que podamos "atraparla" del aire que respiramos, pero el esfuerzo de cultivarla es lo que la hace tan preciada. No es tanto una "búsqueda" sino más bien un trabajo diario. Una tarea que lleva dedicación.
Mi cuerpo se hizo escuchar estas últimas semanas, hace meses que vengo arrastrando una lesión en el isquiotibial, e ignorarlo no ayudó al proceso de sanación. Comencé a reducir mis prácticas diarias de yoga, que se fueron haciendo cada vez más esporádicas, ya que me sobrevino una intensa pereza. Y cuanto más alimentamos al monstruo de la vagancia, mas cuesta escapar de sus garras. Lo que en un principio creemos que es un "recreo necesario" de nuestra rutina, termina siendo nuestro peor enemigo.
La práctica de aquello que te hace sentir completo, te mantiene conectado con vos mismo y que te vuelve a tu eje, no tiene reemplazo. No se puede abandonar la rutina de ejercicio, meditación, los paseos en bicicleta, las tardes de lectura o cualquier cosa que hagas para mantener tu mente clara y sana y pretender que la felicidad nos llegue por osmosis. Así no funciona.
La felicidad no es un bien que se acumula, se stockea y se usa cuando nos hace falta. Diariamente hay que apostar en ella, cuidarla y recargarla.
Todo lo que realmente vale, lleva esfuerzo, y la felicidad no es excepción.
Nosotros mismos somos responsables de rellenar el tanque de nuestra felicidad, haciendo aquello que individualmente nos gratifique. Yoga, lectura, disfrutar un rico chocolate en la cama, compartir con amigos. Esas pequeñeces que embellecen el día, son las que nunca debemos dejar de lado.
Entonces Diciembre, era solo una excusa.