Día mundial contra el cáncer: sistema inmune, clave en la lucha contra el cáncer
Nuevas terapias apuntan a incrementar su capacidad natural para atacar y destruir a las células cancerígenas.
La enfermedad oncológica o cáncer, es un conjunto de enfermedades muy complejas que aquejan la salud humana y que actualmente representa un problema sanitario sumamente serio a nivel mundial.
A pesar de los enormes progresos en el diagnóstico y la terapia alcanzados en las últimas décadas es aún un verdadero desafío médico, ya que constituye la segunda causa de muerte en el mundo después de las enfermedades cardiovasculares, según estadísticas de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y de la Organización Mundial para la Salud (OMS). Las mismas fuentes indican que el cáncer provoca aproximadamente el 10-13% de las muertes totales en el mundo.
En la República Argentina, el Instituto Nacional del Cáncer Argentino (INC) informó en 2012 que nuestro país se encuentra en el rango de países con incidencia media-alta de esta enfermedad (172,3-242,9 x 100.000 habitantes), siendo en mujeres el cáncer de mama el de mayor incidencia y en hombres el de próstata, seguido por el de pulmón, siendo también la segunda causa de muerte, después de las enfermedades cardiovasculares.
Si bien no todos, muchos de los cánceres tienen una buena respuesta a los diferentes tratamientos y presentan remisión, o bien pueden hacerse relativamente crónicos y con notable calidad de vida de los pacientes.
La prevención constituye la estrategia a largo plazo más eficaz para la intervención en el cáncer. Dado que si se detecta el tumor en sus primeras fases, la probabilidad de superar la enfermedad se multiplica. El buen funcionamiento del sistema inmunológico es crucial para asegurar la adecuada respuesta del individuo frente a las agresiones del medio externo y frente a las alteraciones que puedan producirse en su propio organismo.A pesar de los enormes progresos en el diagnóstico y la terapia alcanzados en las últimas décadas es aún un verdadero desafío médico, ya que constituye la segunda causa de muerte en el mundo después de las enfermedades cardiovasculares, según estadísticas de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y de la Organización Mundial para la Salud (OMS). Las mismas fuentes indican que el cáncer provoca aproximadamente el 10-13% de las muertes totales en el mundo.
En la República Argentina, el Instituto Nacional del Cáncer Argentino (INC) informó en 2012 que nuestro país se encuentra en el rango de países con incidencia media-alta de esta enfermedad (172,3-242,9 x 100.000 habitantes), siendo en mujeres el cáncer de mama el de mayor incidencia y en hombres el de próstata, seguido por el de pulmón, siendo también la segunda causa de muerte, después de las enfermedades cardiovasculares.
Si bien no todos, muchos de los cánceres tienen una buena respuesta a los diferentes tratamientos y presentan remisión, o bien pueden hacerse relativamente crónicos y con notable calidad de vida de los pacientes.
En este sistema, muy amplio y compuesto por una verdadera red de órganos y tejidos, se destacan las células natural killer o asesinas (NK), que son componentes cruciales capaces de destruir a las células que han sufrido una transformación maligna. Están fuertemente ligadas al reconocimiento y destrucción de las células cancerosas por lisis o por inducción de muerte celular.
También existen otros factores, como las interleuquinas y los factores de necrosis tumoral generados mayoritariamente por células del sistema inmune que producen la activación de linfocitos y la necrosis tumoral.
Y fundamentalmente, los anticuerpos que son moléculas que tienen la función de defender al organismo de las células que reconozcan como extrañas, ya sean bacterias, virus u otros agentes patógenos, así como células transformadas o cancerosas. En condiciones normales, las células de cada individuo expresan proteínas antigénicas en su superficie que son verdaderas marcas de identidad. Las células que las expresan son reconocidas como propias y no son atacadas por el sistema inmune, salvo situaciones patológicas (enfermedades autoinmunes). Por el contrario, cuando el sistema inmune detecta células que presentan antígenos diferentes, por ejemplo antígenos que las células sanas fueron adquiriendo durante el proceso carcinogénico, las destruyen. Los antígenos de células transformadas se denominan .
Las bases de la inmunoterapia
Particularmente en la enfermedad oncológica, es tan abrumadora la cantidad de publicaciones que demuestran la importancia del sistema inmune en la detección y control de las células cancerígenas, que la esperanza en las terapias inmunológicas menos agresivas es cada vez más fuerte. Actualmente, la está destinada a incrementar la capacidad natural o el refuerzo del sistema inmune para atacar y destruir a las células transformadas. Algunas de estas estrategias están conduciendo al tan anhelado camino de la "terapia personalizada" contra el cáncer.
En algunos casos, la respuesta del sistema inmune frente a la presencia de células tumorales puede no ser lo suficientemente efectiva. Esto puede deberse a diferentes razones, entre otras, un estado de inmunodeficiencia del paciente. Alguno de los componentes del sistema puede no estar funcionando adecuadamente , o puede haber un déficit dietario, o bien la causa puede estar en algún medicamento o tratamiento. En otras ocasiones, los tumores expresan pocos antígenos.
Por otra parte, las células tumorales disponen de un perverso mecanismo que les permite evadir el control por parte del sistema inmune y las hace capaces de encubrir la expresión antigénica diferente que han ido adquiriendo a lo largo de la carcinogénesis; de esa forma, el sistema de defensa no puede detectarlas y destruirlas.
Es así que en los últimos años, en adición a las terapias convencionales, se han desarrollado numerosos tratamientos destinados a un mejor desempeño del sistema inmune frente al cáncer.