Detuvieron a un tercer delincuente de la banda que asaltó al jubilado que mató a un ladrón en Quilmes
Se trata de David Ezequiel Córdoba, de 26 años. Buscan a un quinto ladrón que está prófugo.
La Policía Bonaerense detuvo a un tercer delincuente involucrado en el robo y la golpiza al jubilado Jorge Adolfo Ríos el viernes pasado en su casa de la localidad de Quilmes, que tras el robo asesinó con su arma a uno de los atacantes.
Tras una serie de allanamientos, la policía logró dar esta madrugada con David Ezequiel Córdoba, de 25 años, -que también había sido identificado con su apellido materno, Cuello- quien fue detenido en plena calle gracias al testimonio de otras personas que habrían estado en contacto con él y lo señalaron como participante en el robo.
El día de ayer había sido detenido Martín Salto, de 26 años, quien se entregó apenas pasadas las 00 horas del miércoles en la oficina de Guardia de una de las comisarías de la localidad del Sur del Gran Buenos Aires. De acuerdo al trabajo de la DDI de Quilmes llevado a cabo específicamente en las zonas aledañas a la villa “La Vera”, Salto no encontró más lugares donde esconderse y finalmente tomó la decisión de entregarse ante la Justicia.
Córdoba y Salto se suman así a Cristian “Dibu” Chiara, de 23 años, el primer sospechoso en ser detenido, quien sería además un segunda línea de la barrabrava del Club Atlético Quilmes y fue encontrado en el interior de la villa de emergencia “Los Álamos” luego de un trabajo de campo intenso de la policía en las zonas calientes cercanas al domicilio del jubilado.
Los tres serán indagados en las próximas horas por el fiscal Ariel Rivas, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 1 de Quilmes. La Policía Bonaerense, en tanto, aún sigue tras el rastro del quinto integrante de la banda que se encuentra prófugo, un joven de 26 años que ya habría sido identificado.
El viernes 17 de julio, Ríos fue sorprendido mientras dormía por un grupo de delincuentes que ingresaron a su vivienda y lo golpearon salvajemente para que confesara dónde tenía dinero. Tres ladrones en total ingresaron en la vivienda ubicada en la calle Ayolas al 2700, en Quilmes Oeste, luego de trepar la medianera de un vecino y arribar al fondo de la propiedad y otros dos cómplices se quedaron afuera a bordo de un auto haciendo de campana.
En ese contexto, Ríos extrajo una pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros de su propiedad y les efectuó al menos seis disparos. Cuatro de ellos lograron escapar pero Franco “Piolo” Moreyra, de 26 años, que resultó herido, murió tendido en la calle y Ríos quedó detenido primero por homicidio con exceso de legítima defensa y luego por homicidio agravado por el uso de arma de fuego. El juez Martín Miguel Nolfi le otorgó dos días después la prisión domiciliaria.
Este miércoles por la mañana, el fiscal Rivas recibió los resultados de la autopsia del cuerpo de Moreyra. El estudio, practicado en la Morgue Policial de Quilmes determinó que la causa de muerte fue un “paro cardíaco” y un “shock hipovolémico” con una hemorragia abdominal. También se encontraron dos proyectiles dentro del cuerpo y una lesión provocada por el fuego del disparo, lo que revela que hubo un tiro a quemarropa. Esto se suma al cuadro revelado por el video de las cámaras de seguridad que muestra el momento en que Ríos patea y luego remata a Moreyra y la declaración del único testigo presencial del momento en que Moreyra es asesinado.
Según informó Infobae, Moreyra formaba parte de la barrabrava de Quilmes. Creció en la hinchada bajo el ala de un hombre llamado “El Topo”, quien fue ladero del mítico jefe de la barra, Osvaldo “Dedo” Becerra. Después de pasar por grupos de varios líderes, Moreyra encontró refugio detrás de Alejandro Amaro y formó parte de varios enfrentamientos internos entre grupos de hinchas por el poder de la tribuna.
Este miércoles al mediodía, amigos y barras del club lo despidieron con un largo cortejo fúnebre que comenzó en el domicilio de Moreyra ubicado en Sarratea y Miguel Cane, en Villa La Vera y se dirigieron al estadio Centenario del club cervecero y de allí hacia el cementerio de Ezpeleta donde sólo pudieron entrar tres personas, debido a los protocolos por el COVID-19.
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