Detuvieron a “Gringuito”, un joven buscado por 7 años por un brutal crimen de odio racial que cometió cuando tenía 15
El crimen ocurrió en julio de 2013 en Ciudad Oculta. La víctima, de nacionalidad boliviana, tenía 59 años. De los 8 atacantes que participaron del homicidio, solo el joven pudo ser identificado.
Ayer por la mañana, la división Homicidios de la Policía Federal entró en Ciudad Oculta, en la zona detrás del Elefante Blanco, para llevarse a K.N, alias “Gringuito”, de 23 años. Lo trasladaron primero a la sede de la división en Montserrat, luego a las dependencias de la Federal en la calle Cavia, barrio de Palermo. La cara de “Gringuito” no se conoce, de su nombre se saben apenas sus iniciales, un pedido de reserva de la Justicia. La historia es vieja. El 21 de julio de 2013, según la imputación en su contra, el joven junto a otros siete amigos en el barrio mató a golpes a un hombre de 59 años que fue encontrado moribundo en el suelo. “Gringuito” tenía apenas 15 años en ese entonces.
Ocurrió en la manzana 6 del asentamiento. Juan Mercado Camargo llegaba a su casa por la noche junto a su mujer. Allí, el joven y su banda de amigos lo sorprendieron. Agitando armas de fuego según los testimonios en su contra, procedieron a golpearlo a él y a su pareja. El SAME, según diarios de la época, tardó en llegar, lo que generó la indignación de los vecinos. Camargo, ya moribundo, perdió la vida en el Hospital Santojanni poco después. En la zona, un patrullero de la ex Comisaría N°48 fue baleado esa misma noche, sin heridos.
El cuerpo de Camargo no tenía heridas de cuchillo, tampoco balas. Lo mataron a golpes. No se sabe por qué, no hay una explicación al crimen, si existía un encono previo. Los policías que investigaron tienen el caso tienen una hipótesis: la víctima era de nacionalidad boliviana, sus victimarios, creen, lo golpearon por odio a su nacionalidad, por diversión.
Con el tiempo, “Gringuito” fue identificado gracias a un testigo presencial que lo marcó, el único de los 7 en ser reconocido con nombre y apellido hasta hoy: los rasgos característicos en su cara, coincidentes con su apodo, permitieron reconocerlo.
El caso quedó en manos del Juzgado de Menores N°3, que en la edición del Boletín Oficial del 16 de abril de 2014 lo convocó y emplazó “por el término de cinco días” a que comparezca “a prestar declaración indagatoria” bajo apercibimiento de ser declarado rebelde y “ordenar su aprehensión a la Policía Federal Argentina”.
Así, se declaró su captura, el tiempo pasó y “Gringuito” seguía sin aparecer, se convertía en un papel más en el fuero penal. El joven no dio señales. No sacó una cuenta en ningún banco o dejó sus nombres en registros, no consiguió un empleo en blanco, como suelen hacer los prófugos descuidados. Por otra parte, nunca se fue de Ciudad Oculta. La Federal lo encontró ahí, tras reactivar la causa días atrás, encontrada en sus registros. Su madre fue la clave para vincularlo, había sido detenida años antes por un policía de la división, en una causa por violación a la ley de drogas: el policía recordó al hijo. Tras varias medidas de seguimiento, lograron ubicarlo en su casa.
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