Detrás de la pared
Por Marina Abiuso* Por qué es récord en la Argentina. Ideología light, amistad con Antonio de la Rúa y visita a Cristina. Trastienda del show y luna de miel porteña con su joven esposa.
246 ladrillos gigantes forman la gran pared de The Wall detrás del escenario. Roger Waters se para ante el público vestido como un jerarca nazi del rock. Quince chicos de un colegio de Villa La Cava cantan "We don’t need no education" y bailan en torno al músico durante toda la canción. No hablan inglés y se guían por la fonética que les enseñaron en el único ensayo antes del primer show del miércoles 7, en coincidencia con el segundo día del paro docente. En total, serán nueve recitales, un récord en la Argentina, donde las entradas VIP escalaron por encima de los 2.000 pesos y siguen subiendo en la reventa online. Nadie quiere quedarse afuera de un fenómeno que excede lo musical: mezcla de evento cultural y declaración política que encierra una contradicción en sí misma: ¿tiene sentido cantar contra el capitalismo en un evento millonario? Se estima que Waters recaudará unos 25 millones de dólares combatiendo al capital.
Ajena a estos cuestionamientos, la Watersmanía llegó a Buenos Aires. Incluso antes que el músico: sus declaraciones a favor de la soberanía argentina sobre las islas Malvinas hechas durante una conferencia de prensa en Chile agitaron los días previos a su arribo y lo obligaron a difundir una desmentida que morigerara su posición. Es que el ex Pink Floyd se define como un pacifista. Una postura que ha sostenido desde su adolescencia y que le permite esquivar la tensión con su país, a menos de un mes del vigésimo aniversario de la guerra.