Detienen a un hombre que quiso envenenar a su hija e intoxicó a cuatro chicas
Por: Mauro Aguilar Puso un poderoso agroquímico en un helado. La nena tiene apenas ocho años.
Tres días antes había amenazado con envenenar a toda la familia. “Se van a morir como ratas” , les advirtió.
Había tomado en exceso y nadie le dio importancia a lo que decía. Era habitual que se pusiera violento. Pero el martes cumplió con su promesa: roció un helado con agroquímicos con la intención de matar a su hija de 8 años .
Ella, dos amigas del barrio –de 5 y 8 años– y la novia de su hermano, una adolescente de 16, probaron el producto y debieron ser internadas con un grave cuadro de intoxicación por la ingesta de un elemento fosforado que provoca fallas hepáticas y renales .
Los médicos aseguran que pudieron ser salvadas porque se actuó con celeridad. Pero admiten que podrían quedarle secuelas irreversibles en el hígado . Dos ya recibieron el alta. Las otras continúan en el hospital, pero sólo por precaución.
La Policía debió pedir a los vecinos que no incendiaran la casa del hombre para conservar los productos que utilizó para el ataque y que lo comprometen con el intento de asesinato. El episodio ocurrió el martes pasado en la localidad de Totoras, 65 kilómetros al noroeste de Rosario.
Jorge Herrera, un hombre de 58 años que se dedica a recolectar y vender basura, pasó a visitar a Gianella, su hija de 8 años, quien está al cuidado de un hermanastro de 21. Le preguntó si quería tomar un helado. Nadie relacionó la oferta con la amenaza anterior. Cuando regresó, le entregó a la nena un pote, pero sin tapa. Estaba cubierto por una bolsa plástica. A Micaela, la joven de 16 años, le llamó la atención. Vio que el producto estaba revuelto, pero pensó que se debía al calor de la tarde. Gianella le reclamó a su papá que trajera también para las otras chicas.
Él se negó y le reclamó que no lo compartiera con nadie. Se quedó a ver cómo la chiquita tomaba la primera cucharada . Cuando observó que para la nena no tenía buen sabor y se lo ofrecía a las otras para que lo probaran , Herrera se fue. Todas coincidieron con Gianella en que había algo raro en el helado y lo tiraron a la basura. Diez minutos después el cuadro era grave: las chicas comenzaron con temblores, sudoración y vómitos.
Luego se desmayaron. La atención médica urgente resultó clave para salvarles la vida. Tras los primeros auxilios, fueron derivadas a hospitales de Rosario. Micaela, la mayor de las afectadas, fue la que sufrió menores consecuencias. Su testimonio fue fundamental para descubrir el intento de Herrera de envenenar a su hija.
El hombre fue detenido y en su precaria vivienda se secuestraron agroquímicos y herbicidas. Algunos estaban vencidos. Otros, incluso, figuran retirados del mercado hace tiempo por el daño que provocaban al medioambiente. Aún no se sabe cuál de ellos colocó en el helado.
“Fue muy macabro. Lo detuvimos y se mostraba como una persona fría, parca, oscura”, lo describió el subcomisario Roberto Ramírez, de la seccional 3ª de Totoras. A Herrera se le inició una causa por tentativa de homicidio contra las cuatro chicas. En el caso de su hija se agravaría por el vínculo.
Había tomado en exceso y nadie le dio importancia a lo que decía. Era habitual que se pusiera violento. Pero el martes cumplió con su promesa: roció un helado con agroquímicos con la intención de matar a su hija de 8 años .
Ella, dos amigas del barrio –de 5 y 8 años– y la novia de su hermano, una adolescente de 16, probaron el producto y debieron ser internadas con un grave cuadro de intoxicación por la ingesta de un elemento fosforado que provoca fallas hepáticas y renales .
Los médicos aseguran que pudieron ser salvadas porque se actuó con celeridad. Pero admiten que podrían quedarle secuelas irreversibles en el hígado . Dos ya recibieron el alta. Las otras continúan en el hospital, pero sólo por precaución.
La Policía debió pedir a los vecinos que no incendiaran la casa del hombre para conservar los productos que utilizó para el ataque y que lo comprometen con el intento de asesinato. El episodio ocurrió el martes pasado en la localidad de Totoras, 65 kilómetros al noroeste de Rosario.
Jorge Herrera, un hombre de 58 años que se dedica a recolectar y vender basura, pasó a visitar a Gianella, su hija de 8 años, quien está al cuidado de un hermanastro de 21. Le preguntó si quería tomar un helado. Nadie relacionó la oferta con la amenaza anterior. Cuando regresó, le entregó a la nena un pote, pero sin tapa. Estaba cubierto por una bolsa plástica. A Micaela, la joven de 16 años, le llamó la atención. Vio que el producto estaba revuelto, pero pensó que se debía al calor de la tarde. Gianella le reclamó a su papá que trajera también para las otras chicas.
Él se negó y le reclamó que no lo compartiera con nadie. Se quedó a ver cómo la chiquita tomaba la primera cucharada . Cuando observó que para la nena no tenía buen sabor y se lo ofrecía a las otras para que lo probaran , Herrera se fue. Todas coincidieron con Gianella en que había algo raro en el helado y lo tiraron a la basura. Diez minutos después el cuadro era grave: las chicas comenzaron con temblores, sudoración y vómitos.
Luego se desmayaron. La atención médica urgente resultó clave para salvarles la vida. Tras los primeros auxilios, fueron derivadas a hospitales de Rosario. Micaela, la mayor de las afectadas, fue la que sufrió menores consecuencias. Su testimonio fue fundamental para descubrir el intento de Herrera de envenenar a su hija.
El hombre fue detenido y en su precaria vivienda se secuestraron agroquímicos y herbicidas. Algunos estaban vencidos. Otros, incluso, figuran retirados del mercado hace tiempo por el daño que provocaban al medioambiente. Aún no se sabe cuál de ellos colocó en el helado.
“Fue muy macabro. Lo detuvimos y se mostraba como una persona fría, parca, oscura”, lo describió el subcomisario Roberto Ramírez, de la seccional 3ª de Totoras. A Herrera se le inició una causa por tentativa de homicidio contra las cuatro chicas. En el caso de su hija se agravaría por el vínculo.