Después del comicio
*Por Carlos Castellani. Ahora que pasó la elección, y luego del resultado de las mismas, se me ocurren estas reflexiones. Me queda un sabor amargo por la energía, el tiempo y el dinero que algunos le pusimos a la campaña, lo cual nos deja en claro que son esfuerzos vanos y no debieran hacerse. Finalmente es la elección del presidente, ni siquiera del vice.
En Santa Fe, Cristina y Binner se llevaron todos los diputados. De ambos es el mérito de haber conseguido cinco y cinco. No es la primera vez, por más que nos llenemos la boca hablando de democracia, que los grandes aparatos (estos dos) consiguen el 90 o el 100 por ciento de los diputados. Es un sistema que perjudica claramente a quienes no tenemos grandes estructuras pero que participamos tratando de hacer más diverso en voces al Congreso.
¿Cambiaremos alguna vez el sistema de elección? Es muy difícil, porque son los mismos los que decidirán qué sistema se aplicará en los próximos comicios y seguramente, como hasta ahora, harán lo que les convenga.
Mejor sería, claro, la boleta única, porque uno podría elegir a sus diputados. Acierto grande de Pablo Javkin, que debería llevarse a la Nación. Algunos sostienen por conveniencia que es mejor el de la boleta sábana, porque respalda el proyecto del presidente o gobernador, según la elección sea nacional o provincial. ¿Para qué sirve el Congreso entonces si es sólo para levantar manos apoyando todo lo que dice el Ejecutivo? Si del disenso sale buen jugo y buenas ideas, eso es el Parlamento. Diputados responsables que cuando haya que votar a favor del Ejecutivo, aunque no sean de su línea, lo hagan. Esto es la verdadera política, lo que verdaderamente la Constitución sostiene al defender la independencia de los tres poderes. Ojalá llegue alguna vez para bien de nuestra República.
Con todo respeto (no deseo criticar a los diputados electos, que seguramente serán buenas y capaces personas), a los terceros, cuartos y quintos diputados electos de Binner y de Cristina Fernández de Kirchner, de diez personas a las que se le pregunte en nuestra provincia, ocho o nueve contestarán que no los conocen, porque no pusieron un cartel ni dieron una entrevista por los medios. Creo que hace falta una verdadera reforma política. Se prometió en el '99 a través de Federico Storani cuando asumió Fernando de la Rúa, pero no se cumplió. No se hizo. Y no es solamente la boleta única, es mucho más. Tengo un proyecto presentado, escribiré sobre eso aunque no haya sido electo diputado en esta ocasión.
También quería dejar una reflexión sobre un tema muy actual e importante porque se trata ni más ni menos que de la vida de las personas. De la despenalización del aborto, según algunos hasta los 90 días de gestación, de otros hasta los 120 días.
Como dije en campaña, y hubiera deseado que otros candidatos hicieran lo mismo, estoy a favor de la vida, no de la muerte. De todas las personas: de las madres, de los padres y de los niños por nacer desde su concepción, porque desde allí ya es persona. Como el lector, como yo, que si a nuestros padres se les hubiera ocurrido por cualquier causa podríamos no estar viviendo. Son personas diferentes de sus padres que no pueden decidir por una vida que será un ser único e irrepetible a partir de haber sido concebido. Sé que muchos candidatos no quisieron vertir una opinión porque temen ser afectados por ella y perder probablemente algunos votos. Creo que eso es hipocresía y que uno debe mostrarse tal cual es para ocupar un cargo tan importante como el de Diputado de la Nación.
Por este tema también hubiera deseado pertenecer al cuerpo del Congreso para votar en contra de la despenalización del aborto, como hace diez años, cuando como legislador nacional presenté un proyecto cuyo título era: "Defensa a la vida del niño por nacer".