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Después del cacerolazo, basta de respuestas desafiantes y patoterismo

Por Nieves Otero. Miles de argentinos se manifestaron en contra de las políticas del gobierno el jueves. Desde el kirchnerismo, lejos de mostrase conciliatorios, subestimaron y desafiaron a los protestantes.

El jueves, miles de personas se congregaron en Plaza de Mayo para protestar contra las políticas del gobierno y las aguas aún se dividieron aún más entre quienes apoyan al gobierno y quienes no, como si en la política no hubiera matices y todo fuera blanco o negro.

Mas allá de quien tenga razón en cuanto a lo que es el trasfondo político, hay algo que molesta aún más que las medidas tomadas en sí mismas, y es el patoterismo, la actitud desafiante, el mirar para otro lado, la falta de respuestas y la soberbia del gobierno nacional en sus respuestas.

El discurso combativo, defensivo y de menosprecio del gobierno hacia quienes no están de acuerdo con su accionar,  es una de las cosas que mas indigna a la gente que protestó, porque denota la falta de empatía y comprensión que tiene cierto sector del gobierno para con los manifestantes, el otro 46 por ciento.

"A esa gente le importa lo que pasa en Miami"
fue la respuesta del jefe de gabinete de la Nación, Juan Manuel Abal Medina, subestimando a los protestantes y generando aún más rechazo en la oposición ¿Por qué generaliza? ¿Por qué subestima  y escucha lo que quiere oir? También dijo que no le preocupaba la marcha, pero ¿no deberían gobernar para todos y tener en cuenta al 100 por ciento de los ciudadanos y no al 54 sólo?

¿No debería el gobierno marcar una actitud conciliatoria en lugar de seguir marcando las diferencias?

Por otro lado, el diputado kirchnerista Carlos Kunkel dijo: "Vamos a seguir trabajando en el marco de nuestras concepciones" eso quiere decir que no tendrán para nada en cuenta el desanimo y la protesta de los ciudadanos?

El senador Aníbal Fernández también se hizo el desentendido: "No sabemos cuales son los planteos que están haciendo".

Ni hablar de la actitud "no me importa nada" de la presidente Cristina Fernández de Kirchner, que dijo: "Por más que algunos se pongan nerviosos. Yo nerviosa no me voy a poner ni me van a poner", mientras inauguraba una fábrica en San Juan y las cacerolas sonaban en los puntos mas importantes de Capital Federal, Córdoba y Rosario.

Tal vez la respuesta de Cristina se deba a que como no estaba en la Casa Rosada, no llegaba a escuchar el golpeteo de las cacerolas, que no llegó hasta San Juan ¿Se habrá enterado que habrá gente protestando?

Y así se sucedió durante estos dos días una serie de comentarios desafortunados que sólo suman confrontación y bronca. En este sentido, una de las respuestas mas coherentes y políticamente correctas, aunque no muy convincente, fue la del gobernador bonaerense Daniel Scioli, quien dijo: "Uno tiene que exigirse más para cumplir las expectativas de la sociedad, no hay que subestimar a nadie".

Hay reclamos que son más urgentes que otros, pero una cosa no quita la otra. Si quienes protestaron el jueves eran de clase media ¿Qué tendría de malo? Todos los ciudadanos, sin importar su clase social, tienen derecho a protestar y a expresarse si sienten que sus derechos están siendo coartados.

No creo en ninguna posición absolutista. El gobierno tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, al igual que la oposición, lo que sí pienso es que todos merecen ser escuchados por sus gobernantes y tratados con respecto, lo cual no ocurre.

Decir que con seis pesos se puede comer un día o compararse con Dios, es faltarle el respeto a los ciudadanos, más allá de las banderas políticas y sin importar a quien voto cada uno, porque con seis pesos no come nadie,  ni kirchneristas ni opositores.

Basta de respuestas que solo restan y suman cizaña, basta de desafiar constantemente a la gente. Se trata de que 40 millones de personas tiremos para un mismo lado, no es Boca vs. River, Ford vs. Chevrolet Pizza vs. Pasta ni mucho menos Argentinos vs. Argentinos, sino de construir entre todos un país mejor, donde todos sean escuchados, a pesar de pensar distinto.