Deshidratación en bebés y niños: cómo evitarla
Enterate en DiarioVeloz.com cuáles son los síntomas y cómo prevenir la deshidratación en lo más pequeños.
La deshidratación es una deficiencia de líquidos en el cuerpo y los bebés y los niños pequeños son más susceptibles a sufrirla que los adultos, ya que el 60 por ciento de su peso corporal está compuesto por agua.
Bernabela Galotti, médica especialista en Pediatría, explicó que la deshidratación se produce cuando el organismo presenta "una pérdida excesiva de líquidos, un consumo insuficiente de agua o una combinación de ambos".
"En verano suele ser una de las afecciones más comunes y sus principales causas son: vómitos, diarrea, excesiva exposición al calor u otras enfermedades. Cuanto menor es el niño, más rápido se deshidrata", explicó la pediatra.
Los síntomas suelen ser:
• Sed intensa
• Labios y mucosas secas
• Ojos hundidos
• Llanto sin lágrimas
• Orina con menor frecuencia que lo normal
• Mareos
• Descenso de la tensión arterial
• Decaimiento, somnolencia, entre otros.
"En caso de sospechar de un proceso de deshidratación, se debe buscar asistencia médica lo antes posible. El tratamiento de la deshidratación dependerá de la gravedad de la misma, variando desde la reposición con líquidos por vía oral hasta la hospitalización del niño", aseguró la especialista.
Además, Galotti manifestó que "en los casos más leves se debe administrar con frecuencia pequeñas cantidades de líquido, utilizando una cucharita o una jeringa".
La médica remarcó que "en los casos más graves y cuando sea necesaria su internación, la administración de líquidos se realizará de forma intravenosa".
"Debemos poner especial énfasis en prevenir la deshidratación, porque aunque el bebé o el niño estén bien de salud, deben consumir mucho líquido todos los días y sobre todo cuando el clima es cálido o está realizando ejercicio", añadió.
"Podemos disfrutar de un verano sin riesgos, sólo con tomar la bebida más saludable del mundo: el agua. Desde hoy eduquemos a nuestros niños con este sencillo y práctico buen hábito: estar bien hidratado, es mantenerse saludable", concluyó.
Bernabela Galotti, médica especialista en Pediatría, explicó que la deshidratación se produce cuando el organismo presenta "una pérdida excesiva de líquidos, un consumo insuficiente de agua o una combinación de ambos".
"En verano suele ser una de las afecciones más comunes y sus principales causas son: vómitos, diarrea, excesiva exposición al calor u otras enfermedades. Cuanto menor es el niño, más rápido se deshidrata", explicó la pediatra.
Los síntomas suelen ser:
• Sed intensa
• Labios y mucosas secas
• Ojos hundidos
• Llanto sin lágrimas
• Orina con menor frecuencia que lo normal
• Mareos
• Descenso de la tensión arterial
• Decaimiento, somnolencia, entre otros.
"En caso de sospechar de un proceso de deshidratación, se debe buscar asistencia médica lo antes posible. El tratamiento de la deshidratación dependerá de la gravedad de la misma, variando desde la reposición con líquidos por vía oral hasta la hospitalización del niño", aseguró la especialista.
Además, Galotti manifestó que "en los casos más leves se debe administrar con frecuencia pequeñas cantidades de líquido, utilizando una cucharita o una jeringa".
La médica remarcó que "en los casos más graves y cuando sea necesaria su internación, la administración de líquidos se realizará de forma intravenosa".
"Debemos poner especial énfasis en prevenir la deshidratación, porque aunque el bebé o el niño estén bien de salud, deben consumir mucho líquido todos los días y sobre todo cuando el clima es cálido o está realizando ejercicio", añadió.
"Podemos disfrutar de un verano sin riesgos, sólo con tomar la bebida más saludable del mundo: el agua. Desde hoy eduquemos a nuestros niños con este sencillo y práctico buen hábito: estar bien hidratado, es mantenerse saludable", concluyó.