"Desde años mi viejo insiste en que sea modelo"

Verlo llegar a Felipe Pettinato a la Escuela Argentina de Moda vestido de Michael Jackson nos provoca cierto cosquilleo, sobre todo por su look, que lo convierte prácticamente en el doble perfecto de quien fue su gran ídolo. "Michael es lo más y lo seguirá siendo hasta el último día de mi vida", busca justificarse el hijo de Roberto Pettinato, antes de seguir expresando su incondicional y desmedida admiración hacia el ex rey mundial del pop. "Mi amor por Michael nació conmigo porque yo vine a este mundo el 28 de abril de 1993, el mismo año en que Michael vino por primera vez a Argentina por lo que, tal vez, pueda ser su hijo" -lanza en medio de una explosiva carcajada- "A los 8 años escuché por primera vez un CD de él y al toque me dí cuenta de que era un genio. Más allá de ser un número 1 en la música, porque para mí sigue vivo. Michael era un tipo muy particular porque era una persona muy infeliz que, por el contrario, inspiraba felicidad entre sus millones de seguidores. Para mí no habrá nadie que pueda reemplazarlo", señala antes interrumpir la charla para ponerse a las órdenes del fotógrafo.

"Sacáme bien alto, rubio y de ojos celestes, como realmente son la mayorìa de los modelos", suelta quien, después de mucha insistencia por parte de su padre, está dando sus primeros pasos como modelo.

"Tengo bien en claro que no soy ni alto, ni rubio, ni tengo ojos celestes y tampoco sé si soy lindo, pero bueno, acá estoy, haciéndole caso a los miles de pedidos que mi viejo me viene haciendo desde años para que sea modelo", confiesa, con una cara que denota más protesta que aceptación. "Jamás me imaginé arriba de una pasarela o luciendo ropa, pero entre el llamado que me hizo Alejandro Bondone, el director de la Escuela Argentina de Moda, para que luciera sus prendas, y la insistencia de mi viejo, acá me tienen: tratando de aprender los secretos de la profesión de modelo, que, debo reconocer, me divierte bastante, que es lo que busco siempre en todo lo que hago", admite. Rebelde por naturaleza, "si no, no sería un Pettinato ciento por ciento original", justifica, durante su época de estudiante secundario, Felipe pasó nada menos que por una docena de escuelas.

"Estudiar me aburría pero, además, ser Pettinato siempre fue muy complicado porque es difícil ser protagonista de tu propia vida porque soy Felipe, el hijo de Roberto Pettinato. Eso hacía que, muchos, en el colegio me prejuzgaran por engreído o por ser millonario y, como ninguna de las dos eran ciertas, me calentaba, se armaba la podrida y me terminaban echando. Sin dudas, mi época de estudiante secundario, que terminó hace muy poquito fue bastante dura y complicada para mí y para mis viejos. Por suerte, ya se terminó y hoy sólo quiero pensar en mi futuro como conductor que es a lo que realmente aspiro, más allá de que ahora estoy modelando", dispara quien en 2008 debutó en televisión conduciendo "Vamos las bandas", un microprograma de rock que iba por Canal 7.

"Ahí aprendí mucho de esta profesión que, debo reconocer, mamé de mi viejo, el más grande conductor de la televisión argentina, y no lo digo porque soy su hijo sino porque es lo que realmente siento y creo. Si hay algo que tengo bien en claro es que en un par de años voy a ser un excelente conductor pero, lamentablemente para mí, en este caso el alumno jamás podrá superar al maestro. Nunca podré ser mejor que él, ni tampoco Tinelli, porque mi viejo es mucho mejor", afirma con un tono que no deja lugar a duda, el protagonista de "Osvaldito", el simpático personaje que, dos veces a la semana, aparece en "Un mundo perfecto", el ciclo que conduce su papá en las medianoches de América TV, y que saltó a la fama a partir de su enfrentamiento con Nicolás Cabré, protagonista de "Los Unicos". "Fue el primer famoso con el que tuvo contacto Osvaldito y casi se termina comiendo una trompada. Nico no tendría que haberse mostrado tan violento ante una cámara. Igual yo lo perdoné y fui a su casamiento, que fue otro quilombo", cierra.

Felipe admira tanto a Michael Jackson a punto tal que se siente orgulloso de que la gente lo vea como a su doble. "Tal vez sea mi padre", dispara.